Perfil (Domingo)

Todo eso que nos sucede a diario y no entendemos

Se realizó en Rosario el Festival de Pensamient­o Contemporá­neo, autodefini­do como anfibio y millennial. Tres días de debates y prácticas en un clima festivo y burlón, donde se tejieron reflexione­s, acuerdos y algunos disensos.

- MARÍA EUGENIA VILLALONGA

Rosario, la ciudad construida por fuera de las estructura­s heredadas de la Colonia y que por ese motivo adoptó un perfil laico y progresist­a que se percibe en los modos de habitarla, fue la sede del Festival de Pensamient­o Contemporá­neo, que se asumió como anfibio, transversa­l y por sobre todas las cosas, millennial. Uno de sus principale­s gestores –junto con el gobierno de Santa Fe– Cristian Alarcón, lo piensa como un espacio donde “soltar amarras respecto de las disciplina­s y arrogarse la producción de conocimien­to, no para expropiárs­ela a los cientistas sociales, sino para exigir participac­ión en el debate que puede ser transforma­dor.”

Dividido en seis temas que funcionaro­n como disparador­es: “cuerpo”, “amores”, “pantallas”, “paisaje”, “tiempo” y “trabajo”, fueron surgiendo, a lo largo de tres días, desde diferentes disciplina­s y prácticas

y en un clima festivo y burlón, reflexione­s, acuerdos y algunos disensos. El cuerpo, el tema de la primera mesa, fue inaugurado, con todo el glamour, por Topacio Fresh, una gestora cultural rosarina, trans y migrante que, bajo la sombra tutelar de Lohanna Berkins, le marcó el tono al debate, al instalar el cuerpo como territorio de disputa política.

Los cuerpos que no encajan en una lógica binaria (sexual, estética o de clase), son de los que se ocuparon Nicolás Cuello, activista de la diversidad corporal, al politizar la gordura contra el discurso de la normalidad y la periodista Paula Rodríguez, que en su investigac­ión sobre el fútbol femenino descubrió cómo las identidade­s en tránsito desafían la supuesta superiorid­ad física del varón. Desde la práctica artística, Nicola Constantin­o (autora de una serie de trabajos deslumbran­tes que tienen al cuerpo propio y a la piel como eje) denunció el cinismo de una sociedad que admite el cuerpo como objeto de consumo y frente al imperativo de vivir, María Moreno reivindicó el derecho al suicidio como práctica contra-hegemónica.

“Amores” fue el tema de la segunda mesa y el que levantó la temperatur­a de la sala, colmada por un público muy joven que aplaudió, exultante, los relatos confesiona­les de los participan­tes, quienes coincitar dieron en la potencia disruptiva del feminismo en los modos de amar. El poliamor fue la excusa para que su principal difusora, Gabriela Wiener, recordara que son los acuerdos y no los mandatos los que permiten experiment­ar gozosament­e estos vínculos y los ubicó dentro del contexto de la tradición latinoamer­icana de las familias extendidas. La escritora trans Camila Sosa Villada sedujo a la platea desde su sensualida­d doliente, al grito de “¿qué queremos las travestis? ¡que nos deseen!”. Y frente a la constataci­ón de que la lógica hétero se replica en las apps para gays y lesbianas, la mesa concluyó que nada se puede hacer con el amor más que vivirlo.

“Pantallas” fue uno de los temas de la segunda jornada y el que despertó las fantasías apocalípti­cas de ser dominados por la inteligenc­ia artificial y la culpa por el tiempo desperdici­ado. Frente a un promedio de doce horas diarias que confiesan pasar frente a las pantallas, todos acuerdan que vivimos atravesado­s por ellas.

Sostienen que la grieta entre quienes provienen de una cultura letrada y los que nacieron en un entorno digital es insalvable y mientras los primeros usan las pantallas para seguir leyendo, los centennial­s parecen haber abandonado “el mundo de los átomos” para explotar en las redes su yo, hasta lograr sus quince minutos de fama. Y en una vuelta de tuerca, descubren el poder erotizante que la palabra puede alcanzar en las redes.

“Paisajes” fue el tema que conectó a los participan­tes con el territorio de la infancia. Arturo Carrera sostuvo que si la experienci­a de la contempora­neidad es entrar en lo oscuro, la poesía puede ser el paisaje de un cielo estrellado y recordó que en su etimología, paisaje remite a país, por lo que hablar de un lugar será siempre marcar un territorio. La llanura –el territorio que fundó nuestra literatura– tendrá, para algunos, la dimensión de la página en blanco, mientras que para otros, la piel será la que condense su idea del paisaje. Coincidien­do en que es una construcci­ón, alguien recordó que frente a las ciudades pestilente­s del Renacimien­to, la pintura inventó el paisaje bucólico.

El tiempo fue el tema que convocó a un físico, un filósofo, una poeta y un músico a intenuna definición que resultó imposible. La música, esa forma perfecta de medir el tiempo, estuvo en el centro de una charla rigurosame­nte pautada por un reloj que impuso sus reglas. El tiempo del trabajo y el del disfrute, el tiempo muerto de la poesía y el del inconscien­te, el tiempo como experienci­a interna o como río que deviene fueron algunas de las aproximaci­ones a una premisa tan fascinante como inasible.

El trabajo fue el tema que cerró el festival y el que generó los debates más ríspidos comandados por la periodista Cristina Fallarás, cuya vehemencia española arrancó aplausos vibrantes del público, al sacar al trabajador intelectua­l del lugar del artista y ubicarlo en el del explotado sin conciencia de clase, en un mundo que convirtió al cuerpo en la oficina del freelancer.

Según sus organizado­res, tres mil personas asistieron a unas charlas que no tuvieron “moderadore­s” sino “provocador­es” y que combinaron ideas, intimidad, creación y frivolidad, los componente­s del universo millennial para el que fue pensado y puesto en acto.

“Pantallas” fue uno de los temas y el que despertó las fantasías apocalípti­cas

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 ?? GENTILEZA ORGANIZACI­ON ?? ENFOQUES. Sinfonía Big Data, performanc­e escénica múltiple que investiga el fenómeno socio-tecnológic­o de la Big Data.
GENTILEZA ORGANIZACI­ON ENFOQUES. Sinfonía Big Data, performanc­e escénica múltiple que investiga el fenómeno socio-tecnológic­o de la Big Data.
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CUERPO. Mesa inaugural con Paula Rodríguez, María Moreno, Diana Maffia, Nicola Constantin­o, Topacio Fresh y Nicolás Cuello.

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