Educar, el otro nombre en el reciclaje
Frente a la Resolución N°816/2019 emitida por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que prohíbe el uso de los sorbetes plásticos, proponemos en cambio su consumo responsable, acompañado por políticas de educación para fomentar la economía circular. Para ello, es necesaria una gestión eficiente de los residuos a través de las 4R: Reducción, Reciclado, Reutilización y Recuperación mediante la revalorización del recurso. Argentina tiene una oportunidad única para implementar políticas de economía circular y a la vez fomentar su desarrollo. Por ende, no se trata de prohibir el uso del plástico, sino de educar. La prohibición nunca es una solución sustentable, es una medida inconsulta impulsada por el Gobierno de la Ciudad, que genera un impacto económico por pérdidas de 3.500 fuentes de trabajo directo e indirecto y afecta a 120 empresas, y con la que además se pierde la oportunidad para informar y educar sobre el cuidado del medioambiente.
Ante este escenario, en el que erróneamente se cree que prohibir es mejor que enseñar, los sorbetes son un caso emblemático. Durante su uso, estos elementos son sumamente higiénicos y están aprobados por el Código Alimentario Argentino. Además de ser claves para prevenir enfermedades, son vitales para niños y personas con discapacidad motrices que requieren de ellos para ingerir bebidas.
Los sorbetes plásticos están realizados en el mismo material que las tapas plásticas que desde hace años – gracias a diversas campañas– se separan para producir nuevos objetos, como artículos de librería, elementos de limpieza, macetas, caños y decks, entre otros. No obstante, a la hora de pensar en la ecología y el ecosistema, sufren una total y arbitraria mala fama, producto de la desinformación y el desconocimiento.
Todos los materiales tienen impacto negativo si son mal dispuestos: los consumidores, el Gobierno y la sociedad entera deben ser conscientes de ello. Por eso, la educación ambiental es central para la correcta economía circular y la disposición final de todos los reciclables, entre ellos los sorbetes. Por estos días, comienza a ganar terreno la preocupación por el cuidado del planeta. Prueba de ello son las masivas manifestaciones públicas para presionar a que los gobiernos desarrollen políticas para combatir el cambio climático. Pero necesitamos información científica y certera para tomar las mejores decisiones.
El circuito necesita ser transformado continuamente: de recurso a producto, para volver a reciclarse en otro recurso. Para ello, son necesarias estrategias completas, que incluyan planes de educación y políticas públicas que fortalezcan estos procesos. No una acción gubernamental que solamente busque la aceptación social y una mayor cantidad de votos. Debemos recordar que el consumo responsable del plástico disminuye la generación de residuos y es un factor determinante tanto en la generación de empleo y reactivación económica.