Perfil (Domingo)

Carta abierta a la tercera vía

La opción más fuerte era Lousteau, pero incluso en su entorno no lo ven posible. Otros no convencen o no muestran interés. Con la suba en las encuestas, renació la idea de una fórmula pura. No descartan sorpresas.

- JORGE FONTEVECCH­IA

Lavagna y Massa se acusan mutuamente de ser los sicarios de la tercera vía. Lavagna argumenta que siempre desconfió de que Massa se terminaría yendo con el kirchneris­mo, y Massa, que Lavagna, con su protocandi­datura, impediría que creciera la suya y la de los demás candidatos de Alternativ­a Federal para luego no estar en Alternativ­a Federal. Paradójica­mente, los dos mayores candidatos de Alternativ­a Federal, Lavagna y Massa, no competiría­n en Alternativ­a Federal, uno en Consenso 19 y otro en Nueva Mayoría (?), extraña elección de nombres donde no hay consenso ni mayoría. El peor escenario para Macri: Lavagna le sacaría votos por su lado y Massa por el suyo se los sumaría al kirchneris­mo. Peor aún para el país, otra vez esclavo del duopolio electoral.

“No sabemos qué quiere”, aseguran sobre Lousteau y sus últimas declaracio­nes

Después de la Convención radical del último lunes, que ratificó la pertenenci­a del partido a Cambiemos, comenzó a perder fuerza la idea de que un dirigente del radicalism­o pudiera acompañar a Mauricio Macri en la fórmula presidenci­al. Cuando faltan veinte días para la inscripció­n de las listas, nadie quiere dar por cerrada ninguna posibilida­d, sin embargo son cada vez menos en la alianza oficialist­a los que creen que la vicepresid­encia tenga color radical. En los despachos de la Casa Rosada repiten que tres factores van a primar a la hora de tomar la decisión: la lealtad y confianza que sienta el Presidente con la persona elegida, la mejor estrategia electoral y los acuerdos políticos. La idea de un radical en la fórmula empezó a crecer a medida que el malestar de los dirigentes de la UCR se hacía notar en la previa a la Convención. Desde la cúpula macrista salieron las señales que muchos esperaban: Cambiemos se podría ampliar y la vicepresid­encia está abierta. ¿Fue una estrategia para calmar las aguas radicales o se baraja en serio esa opción? El problema que surgió es que ninguno de los nombres en danza termina de cuajar en la estrategia macrista. El que siempre se mencionó como la primera opción fue Martín Lousteau. El ex embajador en Estados Unidos cumple con dos de los tres factores que se están consideran­do, ya que llegaría como fruto de un acuerdo político que dé señales de mayor amplitud y a la vez es la única figura de la UCR que puede aportar un caudal de votos propios a la fórmula. Sin embargo, la confianza con Macri (y su entorno, sobre todo) es la más traumática, por más que hayan concatenad­o una serie de reuniones privadas en los últimos tiempos “para ir conociéndo­se”. Las últimas declaracio­nes de Lousteau, de asegurar que él no es parte de Cambiemos, fueron una gota más para que en la coalición se escuchara cada vez más seguido: “No sabemos a qué juega ni qué quiere”. “La vice ya no lo veo, en todo caso seguirá insistiend­o para competir en las PASO”, asegura un dirigente del radicalism­o. Claro que reconoce que es muy difícil que el PRO hoy lo acepte. “Y muchos radicales no quieren salir de su zona de confort”, critica. La presiones y las especulaci­ones, no obstante, seguirán a la orden del día. Son épocas de cierre de alianzas y listas, y los temores a perder el poder exacerban todos los ánimos. Marcos Peña se lo anticipó hace más de un mes a un grupo de dirigentes con los que mantuvo una reunión informal: “Estas semanas que se vienen van a ser insoportab­les, pero tenemos que estar tranquilos”. El propio Peña, sin embargo, no es un protagonis­ta inocente en la trama. Desde las propias filas de Cambiemos le apuntan como responsabl­e de muchos de los rumores (algunos sin sustento) que surgieron en las últimas semanas. Peña y equipo, además, están siguiendo de cerca los números de las encuestas. Y la suba que registra Macri en el último mes le vuelve a dar oxígeno para pensar en volver a una fórmula leal, macrista pura. Ahí, las diferencia­s afloran según el dirigente con el que se hable. Unos vuelven a subir al candelero a Gabriela Michetti, que en silencio se sigue mostrando leal al Presidente y sigue siendo barajada como una opción a pesar de que el año pasado parecía casi descartada. En diferentes despachos, volvió a crecer también el nombre de Carolina Stanley. La ministra de Salud y Desarrollo Social tiene el visto bueno de todos los sectores internos del PRO, tiene llegada a los sectores más vulnerable­s por su tarea en la gestión (primero en Ciudad y después en Nación) y le permitiría a Cambiemos mostrar una evolución en la fórmula. Son las dos figuras que más suenan, aunque también hay otros nombres “leales”, como el de Patricia Bullrich y el de Rogelio Frigerio, que algunos tiran en la mesa. ¿No hay radicales leales? Por supuesto que sí, reconocen en Gobierno. Pero ninguno termina de cerrar desde el punto de vista de aportar votos o de tener confianza con Macri. Ernesto Sanz es uno de los preferidos de muchos. Permiti

ría dar señales de acuerdismo político y tiene confianza con Macri. Pero ya en 2015 rechazó la posibilida­d de ser vice y ahora, a todo aquel que le consulta, le repite que no quiere cambiar su nuevo estilo de vida en San Rafael. Difícil que el Presidente se lo ofrezca si no recibe señales en otro sentido. También apareció esta semana el nombre de Mario Negri. El cordobés tiene una excelente relación con la cúpula del Gobierno, pero el análisis que muchos hacen es que no le aporta a Macri ningún voto que no tenga ya y encima le puede espantar algunos de cordobeses que no lo quieren. Si no es la vice, no obstante, ya se están evaluando otras alternativ­as para dejar conformes a los radicales. Negociacio­nes. Cuando todavía faltan veinte días para la presentaci­ón en la Justicia de los candidatos, las presiones de uno y otro sector irán en aumento. Antes, el 12 de junio, deberán presentars­e las alianzas. Previo a esa fecha, Cambiemos deberá tener definido si se amplía a otros sectores o se mantiene tal cual está. Hasta ahora, no hay avances para sumar a ningún partido nuevo a la alianza y nadie espera sorpresas. En cambio, sí hay mucha ansiedad dirigencia­l especuland­o con una sorpresa bajo la manga sobre la fórmula. ¿Será un peronista? Tanto Juan Manuel Urtubey como Miguel Pichetto rechazaron públicamen­te esa opción. ¿Los radicales que pedían ampliar aceptarían esa movida? “Si Cambiemos se abre al peronismo, se diluye la influencia del radicalism­o. Si ahora les parece que influyen poco, con el peronismo adentro van a sentir nostalgia de estos años”, analiza, sin ironías, un funcionari­o de la Rosada. ¿Habrá un nombre sorpresa? Tampoco se puede descartar. Faltan veinte días, y en política es una eternidad.

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GABRIEL ZIBLAT
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Seguiría insistiend­o con ir a las PASO, pero la opción de ser el vice perdió impulso.

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