Perfil (Domingo)

Las fortalezas y debilidade­s de los nombres en danza en Casa Rosada

- EZEQUIEL SPILLMAN

Momento de definicion­es para el Gobierno. En particular, para Mauricio Macri: debe decidir quién será su compañero –o compañera– de fórmula. Por ello, en los últimos días fluyeron por los despachos oficiales nombres, perfiles y fortalezas y debilidade­s de cada uno de los que podrían acompañar al jefe de Estado en su camino por la reelección. Una de las máximas que repiten en Balcarce 50 es que tiene que ser una persona con la que “Macri se sienta cómodo”, como ocurrió con Gabriela Michetti, en 2007 y 2015, o con María Eugenia Vidal en 2011. Pero el análisis tiene una profundida­d mayor: qué podría aportarle cada uno a la fórmula. El asesor Jaime Duran Barba suele insistir en que la vice debería ser una mujer. Piensa que es un buen complement­o para la figura del Presidente. En ese lote femenino surgen tres nombres, con caracterís­ticas bien distintas. La propia Michetti nunca fue descartada totalmente – aunque sus acciones

Duran Barba suele insistir en que la vice de Macri debería ser una mujer

bajaron el año pasado–, y el ecuatorian­o la tiene en cuenta. Esta semana, para su cumpleaños, el martes pasado, Macri, Marcos Peña y Rogelio Frigerio le llevaron una torta a su despacho. Todo un símbolo. La lealtad hacia Macri y el hecho de que no tenga aspiración de sucederlo la mantuviero­n como posible, sin ser la favorita. Otro caso es el de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad. El también asesor Carlos Grosso la tiene como una de sus preferidas. El problema es que, según los análisis que realiza el oficialism­o, sería más difícil pescar en el electorado “desencanta­do” aunque, a favor, consolida el voto macrista como pocos. La tercera mujer es Carolina Stanley, de Desarrollo Social. Cuenta con el aval total de Macri, es amiga y discípula de Vidal y tiene el respaldo de Horacio Rodríguez Larreta. El año pasado era número puesto para la fórmula pero la crisis obligó a repensar el esquema de acuerdos del oficialism­o. Peña le acercó la idea en diciembre pasado cuando el escenario era otro. Otro ministro que surgió en estos días es Frigerio. El primero que lo puso en la mesa fue el propio Grosso. Frigerio cierra con la idea de “ampliar”, en el sentido de que es el principal impulsor de una apertura de Cambiemos y de sumar otros dirigentes del PJ. Del lado de los aliados, no está descartado que sea un radical quien acompañe a Macri. Peña lanzó esta semana al cordobés Mario Negri como una posibilida­d. El diputado viene de perder por paliza en su provincia contra Juan Schiaretti y su postulació­n rompería la promesa de que los candidatos locales no puede ser candidatos nacionales. En ese lote radical aparecen Martín Lousteau –quien prefiere ir a unas PASO- , resistido por Peña como pocos, y uno de los pocos que le cierran al presidente, Ernesto Sanz. Dentro de ese esquema de “aperturist­as” también surgió el nombre de Emilio Monzó, pero su relación con el Presidente no está en su mejor etapa. Un sector del empresaria­do lo hubiera visto con buenos ojos. Finalmente, hoy con escasas chances, dos peronistas eran parte de los bocetos de posibles vices. Uno es el salteño Juan Manuel Urtubey, quien no quiso saber nada con acompañar a Macri en la fórmula, y el senador Miguel Pichetto.

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POSIBLES. Las tres mujeres leales: Michetti, Bullrich y Stanley. También desde el Gobierno aparece el nombre de Frigerio. Entre los radicales, el que más gusta es Sanz. Urtubey rechaza la posibilida­d.
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CEDOC PERFIL
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