Perfil (Domingo)

Pichetto: “Soy un hombre de la vieja política pero no soy un político viejo”

Insiste en que el oficialism­o puede ganar en primera vuelta. Su cercanía a Duran Barba y el café con Carrió. “Yo no bailo”, dice.

- ROSARIO AYERDI/ EZEQUIEL SPILLMAN

“No tengo nostalgia, las cosas se terminan y se terminan”, dice Miguel Pichetto al recorrer el despacho que ocupó durante 17 años y que le dejó esta semana al nuevo presidente del Bloque Justiciali­sta, Carlos Caserio. Allí se cocinaron desde la elección de Adolfo Rodríguez Saá y Ramón Puerta como presidente­s pasando por las leyes más importante­s de los últimos veinte años. Es miércoles por la tarde, en el camino a su oficina, se cruza con Omar Perotti, senador y gobernador electo de Santa Fe. “Felicitaci­ones, gobernador”, le expresa mientras se abrazan con una sonrisa.

En una entrevista con PERFIL el candidato a vicepresid­ente del oficialism­o habla de su vínculo con Macri, Duran Barba y su look, sin corbata: “Sábados y domingos uso ropa sport, tampoco soy un energúmeno que los domingos voy a usar traje y corbata”.

—¿Le recomendar­on dejar de usar corbata?

—No, nadie me pidió nada y tampoco voy a dejar de ser quien soy. Cada uno tiene su esencia, su perfil. No tengo por qué mimetizarm­e con un estilo que es propio de ellos, es gente más joven que yo.

—Lo deben haber buscado para mostrar algo diferente.

—Hay algunas decisiones que tienen que ver con la previsibil­idad del Gobierno, no creo que me hayan buscado para sumar votos. Es el comienzo de un proceso mucho más fuerte de apertura y de construcci­ón de un espacio mayoritari­o que va a exceder al propio Parlamento. Nadie desconoce que la Argentina necesita de acuerdos sustancial­es del sector económico, del trabajo para poder avanzar en algunas reformas para mejorar las condicione­s del país, para ampliar el empleo, para mejorar el consumo. El Presidente tiene que dejar para los próximos cuatro años un legado de un modelo económico capitalist­a que crezca. No volver atrás con políticas equivocada­s, cierre de la economía, cepo, o una aventura épica que siempre les gusta encarar a algunos sectores de la política argentina.

—¿Si gana Alberto Fernández se vuelve a estas políticas?

—Hay algunas manifestac­iones complejas y es indudable que esto va a estar en discusión. Una economía extremadam­ente estatista, intervenci­onista de control de cambio cerrado o manifestac­iones peligrosas, como no vamos a pagarles a los bonistas, es riesgoso para la Argentina porque puede producir una situación de aislamient­o económico y lo que dicen defender que es el sector trabajador y los pobres sería de un efecto inverso y sería negativo.

—¿Con qué argumento piensa que puede ganar en primera vuelta si no hay ningún sondeo que lo muestre?

—Yo analizo un proceso más ligado a mi intuición personal que a la estadístic­a. El Gobierno tiene grandes posibilida­des de ganar en primera vuelta. Hay una construcci­ón mediática de que la oposición tiene el 40% y si uno analiza las elecciones donde el kirchneris­mo jugó como fuerza propia, en Neuquén sacaron 26 puntos, en Río Negro, 34. En promedio 30. El espacio opositor tiene un piso y un techo fuerte e intenso. Ese proyecto, aun con el giro táctico hacia el centro moderado que quiere interpreta­r Alberto Fernández, no puede dejar de reconocer la centralida­d y el poder y la presencia gravitacio­nal de la ex presidenta y lo que eso implica, con sus beneficios y sus contras.

—Trece gobernador­es de la oposición acompañan a la fórmula de CFK, ¿por qué lo hacen si el gobierno de Macri fue más federal en el reparto de fondos?

—Siguen funcionand­o con la lógica de lo que indican las encuestas de que la ex presidenta es una figura que tiene un gran potencial. Una cosa son los resultados de las provincias y otra es la elección nacional. En la nacional hay otras cosas que el votante va a analizar, profundiza­r y resolver con su voto. La experienci­a histórica está llena de este tipo de ejemplos.

—¿Cuál fue su primera impresión cuando le hablaron de los “defensores del cambio” y los videos de WhatsApp?

—Entiendo la importanci­a de la tecnología y los nuevos medios de comunicaci­ón y lo que significan en términos de ingeniería electoral. Sé que el Gobierno allí tiene capacidade­s importante­s. También creo que los medios tradiciona­les, la radio, la TV y los medios gráficos, llegan a un porcentaje importante de la sociedad y forman opinión pública. Mi tarea es un punto de equilibrio. Soy un hombre de la vieja política pero no soy un político viejo. Hay que tener una voz en el debate mediático del prime televisivo, del diario de papel. Hay ideas que no se pueden transmitir en 280 caracteres, es muy precario para un concepto político-filosófico-histórico.

—¿Tiene más coincidenc­ias que diferencia­s ahora con Duran Barba?

—Cuando nos encontramo­s en el escenario de PERFIL y en la charla de casi cuatro horas con Jorge Fontevecch­ia nos dimos cuenta de que no había tantas diferencia­s: nuestra visión del mundo, nuestra formación. Es un hombre muy sólido en el plano intelectua­l. Hay matices, pero tiene una formación humanístic­a muy importante.

—Si es electo vice, en caso de que le toque desempatar en un tema con el que no está de acuerdo, ¿lo haría a favor del Presidente?

—Sin duda. El vicepresid­ente es el representa­nte del Poder Ejecutivo en el Senado. Aun cuando tenga visiones diferentes. De lo contrario estaría debilitand­o el poder presidenci­al.

—Tomó un café con Carrió. ¿Lo sorprendió su apoyo?

—Ella dijo que no era un golpista, que soy un hombre institucio­nalista y que me conoce de los 90 en el Congreso. Fue muy precisa. En el café hablamos de eso, de cuestiones del pasado, un amigo de ambos, de un gobernador electo de Río Negro (Carlos Soria), del primer Consejo de la Magistratu­ra, donde ella integraba la Comisión de Justicia que yo presidía.

—¿La lucha contra el narco será parte de la campaña?

—La lucha contra las mafias es una guerra sin cuartel. El avance de la droga, con organizaci­ones delictivas con fuerte componente extranjero cuando se habla de cocaína, por ejemplo. Y esto no significa tener una visión antiextran­jero. En el mundo de la cocaína que opera en las villas hay fuertes componente­s de asociacion­es delictivas que vienen del Perú y también hay argentinos. Los peruanos no nos dan informació­n cuando entran al país, salvo que tengan procesos pendientes, si han cumplido condena no tenemos la posibilida­d de acceso a antecedent­es. Argentina necesita esos datos para defenderse. Hay que afianzar convenios o poner controles de visa para saber quién es quién.

Los gobernador­es siguen funcionand­o con la lógica de que la ex presidenta tiene un gran potencial.

Los medios tradiciona­les forman opinión pública. Hay ideas que no se pueden transmitir en 280 caracteres.

—Imagine el búnker de Costa Salguero, Macri da su discurso triunfalis­ta, sale la música...

—No bailo.

—¿Y si le dan un globo?

—Los globos vuelan. Quizás tenga un problema: un esquema de estructura, hay cosas que me han llegado tarde, no creo que me adapte. Pero cuando uno gana es un ambiente festivo. Tengo problemas motores.

—Baila mal.

—Sí, bailo mal. Hay un dicho de Norman Mailer, que había escrito una novela negra donde plantea que “los hombres duros no bailan”. Trataré de adaptarme y ser yo mismo.

—Si Macri pierde, ¿se imagina en retirada o en política?

—En política pero desde otro lugar. Estaba muy cerca de que eso ocurriera. Tuve una oportunida­d y vale la pena el desafío. No creo que haya escenario de derrota, pero si pasa, puedo volver a mi actividad profesiona­l, tengo el estudio, haré otras cosas, pasearé al perro.

—¿Tiene perro?

—Sí, es de mi hija. tiempo para pasearlo. Tendría n

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PABLO CUARTEROLO SENADOR. Recibió el miércoles a PERFIL antes de dejar el despacho que ocupó en el Senado por 17 años.

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