Educar, una opción de reinserción
Laboral La población de las cárceles presenta altos niveles de vulnerabilidad. A partir de la formación profesional en gastronomía se ofrece una posibilidad de saber y trabajo.
Al momento de quedar en libertad, las personas que estuvieron en contextos de encierro cuentan con escasas opciones para el desarrollo de proyectos de vida que resulten beneficiosos para ellos y para su entorno. La estigmatización, la falta de empleo y las dificultades para emprender son solo algunos de los obstáculos que se presentan. Lo cierto es que, la verdadera inclusión de este colectivo es un proceso complejo, que requiere la articulación de múltiples actores: la propia población penitenciaria, sus familiares y afectos, las organizaciones que desarrollan acciones e iniciativas en los complejos penitenciarios y aquellas que trabajan (o en potencia pueden hacerlo) para generar una inserción efectiva en la sociedad, entre otros.
Actualmente, hay más de 85 mil personas privadas de la libertad en la Argentina. Muchas de ellas provienen de contextos altamente vulnerables y expulsivos, que han funcionado en sí mismos como obstáculos para la construcción de oportunidades. Tenemos una gran dificultad como sociedad y es que son insuficientes las capacidades que hemos desarrollado para solucionar este tipo de problemáticas y poco efectivos los modelos que diseñamos para transformar oportunidades en mejoras concretas. Aunque existen numerosas organizaciones comprometidas, programas sociales innovadores, propuestas que atienden la población penitenciaria desde distintas perspectivas y se invierten recursos, los resultados son, si bien valiosos, poco significativos y en algunos casos únicamente perceptibles en el mundo de las ideas. Nos cuesta trabajar juntos, nos cuesta superar las barreras, integrar el adentro y el afuera, superar las visiones sectoriales, generar un nosotros que incluya verdaderamente a todos a la hora de diseñar e implementar soluciones y a la hora de generar y compartir resultados. Y cuando hablamos de todos hablamos también de la población penitenciaria y de sus familias en un rol de igualdad. Comprendiendo la complejidad y la multidimensionalidad de esta problemática, es que surge la Red Creer en el año 2018, como espacio colaborativo y multiactoral para el diseño, la implementación y la evaluación de distintas iniciativas de impacto colectivo orientadas a la inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad, liberados y sus entornos directos. Actualmente, la Red nuclea a más de treinta organizaciones de los sectores público, privado y social, que trabajan tanto fuera como dentro de contextos de encierro. Nosotros, desde Potenciar Comunidades, acompañamos la creación de la red, facilitamos el diálogo entre distintos actores que hace mucho tiempo vienen trabajando y ocupándose de la temática, y propiciamos el diseño de una agenda común y de distintas soluciones compartidas que van a ser implementadas colaborativamente. El propósito de inclusión, impacto colectivo y visibilización de la problemática, plantea grandes desafíos. Desde la Red nos planteamos el desafío de superar las barreras que bloquean los procesos de inclusión, generando oportunidades, principalmente porque creemos y sabemos que es posible. Pero para viabilizarlo, necesitamos aunar esfuerzos y sumar cada vez más actores comprometidos: organizaciones que incluyan trabajadores, que contribuyan a impulsar o generar emprendimientos, que visibilicen y acompañen, en síntesis: que funcionen como facilitadores de la inclusión. Por sobre todas las cosas, necesitamos construir, entre todos, una sociedad que no dé la espalda, sabiendo que todos los pasos que hagamos para generar inclusión socioeconómica de personas que estuvieron privadas de la libertad, también es un paso para generar una sociedad de mayores oportunidades.