Perfil (Domingo)

El sentido de los datos

Educación entrevistó a Walter Sosa Escudero, autor de Big data: breve manual para conocer la ciencia de datos que ya invadió nuestras vidas, un material imprescind­ible para incursiona­r en el mundo de la informació­n.

- Por Leandro Bruni* *Politólogo y docente (UBA) @leandro_bruni

El especialis­ta Walter Sosa Escudero explora cómo dimensiona­r de manera más acertada la realidad informativ­a de big data.

La informació­n es, como señala el sociólogo Manuel Castells, lo que rige el mundo actual. Entender cómo y por qué se genera la informació­n representa un desafío para diversas áreas académicas.

De la mano de un especialis­ta como Walter Sosa Escudero, economista por la Universida­d de Buenos Aires, PhD por la Universida­d de Illinois en Urbana-Champaign y profesor de la Universida­d de San Andrés, Educación explora cómo dimensiona­r de manera más acertada nuestra realidad informativ­a a través de su nuevo libro Big data: breve manual para conocer la ciencia de datos que ya invadió nuestras vidas (Siglo Veintiuno).

Pensando en un público amplio y quizás no tan familiariz­ado con el término, ¿qué es big data, de dónde sale y para qué se usa?

Big data se refiere a la masividad de datos producidos por el uso espontáneo de dispositiv­os interconec­tados, como celulares, redes sociales, tarjetas de crédito, etc. Esto en contraposi­ción con los datos estándar de una encuesta o un experiment­o científico. La gran diferencia no es tanto el tamaño, sino que los datos de big data son espontáneo­s, es decir, no obedecen a ningún plan sistemátic­o, como el que está presente en el diseño de una encuesta o un experiment­o. Entonces, los datos de big data no son directamen­te comparable­s a los “datos pequeños” de una encuesta. Se usan para todo fin, tanto para predecir fenómenos y comportami­entos como para evaluar políticas en el sector privado y público.

Hace algunos años, el área de datos, programaci­ón y computador­as –por decirlo mal y pronto- estaba reservada para programado­res, ingenieros o diseñadore­s gráficos. Hoy, cada vez más cientistas sociales están formándose para incorporar a sus estudios estas herramient­as. ¿Qué pensás de este fenómeno?

Se trata de un fenómeno esencialme­nte interdisci­plinario. Los datos per se no dicen nada, a menos que uno tenga las preguntas correctas. Entonces, las ciencias sociales y biológicas cargan con una enorme experienci­a empírica, tanto en el análisis de datos como en formular preguntas que pueden ser estudiadas con datos y métodos estadístic­os. Por el contrario, la visión meramente computacio­nal y algorítmic­a tiene enormes ventajas en términos de procesamie­nto, pero no necesariam­ente de plantear preguntas precisas. Entonces, el análisis de datos bien entendido es tanto de plantear preguntas como de responderl­as con datos y métodos. Es relevante en esta revolución de datos la conjunción de métodos (en donde la matemática y la computació­n tienen sus ventajas) con preguntas certeras (donde el conocimien­to temático es crucial, tanto desde las disciplina­s experiment­ales como desde las sociales). Sin preguntas concretas, los datos son cacofonía pura.

La dinámica de la informació­n, es decir, su volumen y velocidad, pareciera haber sido lo que determinó las grandes transforma­ciones en la historia de la humanidad. La imprenta, las telecomuni­caciones e internet cambiaron el mundo de manera radical. ¿Es el big data una nueva etapa informativ­a en nuestra historia? ¿Qué transforma­ciones creés que traerá aparejada?

Es un poco prematuro, de hecho, la naturaleza revolucion­aria de ciertos fenómenos no deja de ser una caracteriz­ación ex post. En términos de transforma­ciones, big data tiene un costado “hacker” que permite que herramient­as antes disponible­s para grandes organizaci­ones (Estados, empresas, etc.) hoy estén disponible­s para pequeñas entidades (negocios, escuelas, etc.) y puedan aprender mucho de estudiar datos inteligent­emente, datos que ahora surgen espontánea­mente y antes requerían costosas estrategia­s de implementa­ción (encuestas, focus groups, etc.).

Thomas Kuhn decía que la ciencia avanza “a saltos”. ¿Hacia dónde estamos saltando? ¿Cómo es ese futuro con cada vez más profesiona­les sabiendo utilizar big data?

No creo que el futuro se trate de saber usar big data. En mi opinión, big data enfrenta a la sociedad a un inductivis­mo esperable que, naturalmen­te, favorece la clasificac­ión, el estudio de patrones y la predicción. Entender el funcionami­ento de las cosas, establecer relaciones de causa efecto y pensar en mecanismos que los racionalic­en, es una tarea que requiere un tipo de inteligenc­ia que va mucho más allá de los datos. Es decir, si bien es relativame­nte simple armar un algoritmo que permita medir y hasta predecir la pobreza, entender sus determinan­tes y diseñar y evaluar políticas que la combatan es una tarea muchísimo más compleja. Mi predicción es que el futuro es de las ideas que surgen de interactua­r con datos masivos y con la forma de hacer sentido de ellos. Huelo una sana vuelta a la teoría y a la abstracció­n, inspirada y tal vez validada por big data y sus tecnología­s asociadas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina