Perfil (Domingo)

Macri se apalanca otra vez en las expectativ­as a futuro, que están en niveles de 2017

En la previa de las elecciones legislativ­as, el Gobierno ya se había apoyado más en lo que prometía que en el presente que ofrecía. La dificultad, ahora, es que carga con la crisis de 2018. Dos sondeos ratifican esa suba.

- GABRIEL ZIBLAT

La suba de Mauricio Macri en las encuestas le permitió al Gobierno encarar las elecciones en un clima de mayor tranquilid­ad. Pero hay un número que están mirando con especial optimismo, el de las expectativ­as sobre cómo estará la economía el año próximo. Varias de las encuestas que se cerraron en la última semana están mostrando que la mirada optimista sobre el futuro está alcanzando un nivel similar al que había en 2017, en la previa a las legislativ­as en las que el Gobierno sacó 42% en todo el país.

El interrogan­te es si ese factor les será suficiente a Macri y compañía para ganar una elección que la mayoría de las encuestas viene anticipand­o como muy pareja. El resto de las variables, tanto económicas como políticas, siguen por debajo de los valores que mostraban hace dos años. Y, sobre todo, el poder adquisitiv­o de los votantes llega mucho más deteriorad­o después de la crisis del año pasado, que recién ahora muestra señales de aflojar.

“Siempre buscábamos generar expectativ­as sobre nada, pero ahora es distinto”, reconoce uno de los hombres que trabajan activament­e en la campaña de Juntos por el Cambio. Por primera vez, el equipo de campaña macrista tiene que buscar instalar la idea de un futuro mejor teniendo a cuestas cuatro años de mandato, incluyendo un 2018 para el olvido.

La polarizaci­ón, una vez más, aparece como respuesta a todo. “Detectamos que volvió a crecer el miedo a que vuelvan”, explica el funcionari­o. No necesita aclarar a quién se refiere. Por eso, la estrategia de campaña gira sobre el contraste con el pasado y así genera la idea de que el mejor futuro no podría llegar con el kirchneris­mo.

Hasta hace dos meses, no obstante, el miedo de que una mayoría de argentinos creyera que eso era posible los invadió de dudas. “Habíamos detectado en los focus groups de Jaime (Duran Barba) que había gente que se empezaba a preguntar si Cristina no había cambiado, si no estaba más moderada”, cuenta un funcionari­o de la Casa Rosada. Eso encendió las alarmas. “Pero la decisión de ponerlo a Alberto Fernández de candidato y ella de vice sepultó esa idea. Como que se leyó que estaba escondiend­o algo”, concluye. Hoy asegura que el tracking diario que miran en la Casa de Gobierno les permite ser optimistas.

“Mientras no hay elecciones la gente mira al Gobierno y lo evalúa en función de lo que está haciendo. En procesos electorale­s, la metodologí­a para evaluar a los actores es la comparativ­a. Ya no lo evalúa a Macri por lo que hace bien o mal sino por cuál es la alternativ­a”, ratifica Lucas Romero, de la consultora Synopsis. “La recuperaci­ón se está apalancand­o más en el nivel de rechazo que buena parte del electorado conserva sobre Cristina. La situación económica está mejorando, eso opera, pero no sería lo más determinan­te”, agrega.

Números. Según el último relevamien­to de Synopsis, el 40% de los 2.260 entrevista­dos respondió que cree que el año próximo la situación del país va a estar mejor. Es el mismo valor que mostraban sus encuestas en agosto de 2017 (en julio era incluso menor).

Para Aresco, los números son similares. El 40,6% tiene una visión favorable de las expectativ­as económicas a futuro. El promedio de todo 2017 (ver infografía) fue de 40,7%, con un pico de 44,3% en noviembre, después de las elecciones.

“Las expectativ­as económicas han mejorado en estos dos meses de estabilida­d cambiaria casi 10 puntos, lo cual es un incremento importante que asemeja este valor a lo que había en 2017. Es correcto que el Gobierno se entusiasme con este valor, porque le permite llegar con mucha más potencia a la cuestión electoral”, considera Federico Aurelio, director de Aresco. “Hasta hace dos meses, era difícil que la mayoría de los argentinos creyera en el futuro del Gobierno cuando todas las

“Hace dos meses era difícil que la mayoría creyera en el discurso de futuro.”

“Hay votantes opositores que perciben que habrá un cambio y por eso cae su pesimismo”

valoracion­es pasadas, presentes y futuras eran sumamente negativas”, agrega.

Sin embargo, Aurelio abre un signo de interrogac­ión cuando asegura que “la situación económica personal, si bien ha mejorado también, ha crecido bastante menos y sigue siendo muy mala: solo el 32% dice estar igual de bien”.

Romero también plantea otro enfoque que enfría el optimismo oficialist­a. Según sus cálculos, se percibe también un derrumbe en el pesimismo, a niveles aun más bajos que los que se veían en 2017. Y ese cambio se ve sobre todo entre votantes de la oposición. “Hoy lo que ves es que los votantes opositores empiezan a tener algo de optimismo, pero sobre todo ves caída del pesimismo”, explica el consultor. Y resume: “Ahí lo que opera es el proceso electoral: probableme­nte entre esos votantes esté la percepción de que va a haber un triunfo opositor y que viene un cambio”.

Polarizaci­ón y expectativ­as. Con ese combo espera el Gobierno llegar lo más competitiv­o posible a las elecciones. Polarizaci­ón y crisis, en cambio, es la lógica que impera en la vereda kirchneris­ta. En tres domingos se empezará a revelar cuál es la visión mayoritari­a en la sociedad.

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LIMPIEZA. El Presidente logró mejorar sus chances electorale­s con la estabilida­d del dólar. Estana bromeó en un lavadero de vagones.
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