ALBERTO Y EL PERDON
Cuanto menos resulta presuntuoso el artículo escrito por el Sr. Fontevecchia en primera página del diario del domingo 14 pasado, continuado en contratapa. Alberto Fernández es dueño de pedir perdón en el momento que él quiera y también lo puede pedir en nombre de otra persona, aunque ella sea Cristina Fernández. No resulta auspicioso que el Sr. Fontevecchia le tire por elevación a la fórmula Fernández y Fernández, porque ya todo el mundo sabe de qué lado de la grieta esta PERFIL, más allá de que proclame la objetividad de la información. En esta parte del mundo periférico, los políticos son como son y no como nosotros queremos que sean; aquí y ahora, los que se precian de republicanos estuvieron de conformidad con el proceso militar, aún contra todos los criterios institucionales y democráticos declamados. Nadie es más republicano porque se arrepienta, y en nuestro país la única manera de ser republicano es trabajando por el bienestar del pueblo, único sujeto colectivo que brinda legitimidad de origen a quienes lo representan. Viale y Ninci no son dos niños desvalidos; son periodistas que responden a los intereses de su empleador, y éste no sabemos a quién representa, pero presumimos que ninguno tiene que ver con los intereses colectivos. Por lo tanto cualquiera puede negarse a ser interpelado, contestar o no contestar el cuestionario que conforman los periodistas.