Menos del 10% de los fondos de riesgo apuesta por las startups de mujeres
El financiamiento de proyectos basados en la tecnología está sesgado. Así lo muestran los números. El 8% de los fondos de las firmas de venture capital –capital de riesgo– está dirigido a startups fundadas por mujeres.
“La falta de acceso al capital semilla se debe a la falta de redes, que en el caso de las mujeres están más vinculadas al ámbito familiar mientras que los hombres vienen desde los 90 desarrollando y vendiendo empresas de tecnología”, explica Susana García Robles, la argentina que está a cargo de BID Lab, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo.
García Robles supervisa más de cincuenta fondos de venture capital en un contexto donde hay avidez por los nuevos proyectos. Para mejorar la participación de mujeres el BID lanzó la iniciativa WeXchange, en colaboración con Microsoft, un evento de networking, capacitación y también de competencia de proyectos. La inscripción está abierta hasta el 31 de julio –con chances de prorrogarse hasta mediados de agosto–, de la que saldrá una ganadora que se capacitaría en el Microsoft Reactor de San Francisco durante una semana, según explicó el director de startups para América Latina de la firma, Mariano Amartino.
La cofundadora y CMO de Alquilando.com, Victoria Simón, fue la ganadora en 2016. “Es un fuerte entrenamiento para reuniones entre inversores, poner a prueba tu modelo de negocios, el plan para usuarios, realizar la presentación (pitch) y hablar en público”, explicó. Con ella coincidió Sally Buberman, CEO y cofundadora de Wormhole. “Lo peor que puede pasar es no ganar, pero en el medio aprendés un montón”, dijo sobre la experiencia de participar de jornacomo la de WeXchange. Los sesgos vuelven al ruedo en todas las experiencias. “A los hombres les preguntan cómo van a crecer y a las mujeres, si tienen claro el riesgo”, indicó García Robles, que además señaló que de las startups, un tercio no subsiste. Otro tercio tiene crecimiento lento y solo en la porción restante hay alto desempeño, de donde pueden surgir los llamados “unicornios”.
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