Perfil (Domingo)

La tenencia precaria de vivienda, el paso previo a la situación de calle

Un problema social no siempre puesto de manifiesto en el análisis es el de las personas que no son propietari­as ni alquilan con contrato en la Ciudad. Las inequidade­s tienden a aumentar.

- MARTÍN GRANDES*

La reciente ola polar acaecida en el país, y en la Ciudad de Buenos en particular, desnudó un problema tan antiguo como la aparición de las grandes urbes en el mundo: el riesgo de calle o de estar en situación de calle para un hogar y sus habitantes.

Más allá del debate sobre el número de personas que enfrentan estos riesgos, las controvers­ias mediáticas, y el posible uso político de la condición de pobreza humana y el riesgo de calle –tanto de estar en ella como de llegar a estarlo– durante una campaña electoral, impera la necesidad de analizar el riesgo de calle y la pobreza estructura­l urbana desde una perspectiv­a que no ha sido suficiente­mente abordada, tanto por los medios como por los académicos: la tenencia precaria de vivienda. Ella trasciende la típica dicotomía “propietari­o-inquilino”, determina –sin ser condición suficiente– la pobreza estructura­l y hoy asciende al 12,2% de los hogares, cuando hace 15 años era de 9,6%. En otras palabras, casi 158 mil hogares porteños no poseen tenencia regular de su vivienda.

Más allá del debate sobre el número de personas que enfrentan estos riesgos, las controvers­ias mediáticas y el posible uso político, impera analizar el riesgo de calle y la pobreza estructura­l urbana con rigor

Mediciones. Cabe preguntars­e entonces: ¿qué es la tenencia precaria? ¿Cómo se mide? ¿Cómo evolucionó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los últimos 15 años y qué diferencia­s se observan entre el norte y sur de la misma? ¿Qué políticas podrían contribuir a disminuirl­a?

Categorías. Existen cuatro categorías de tenencia precaria de la vivienda medida en las encuestas. Desarrolla­r cada una de ellas permite poder llegar a un diagnóstic­o correcto de la situación y poder establecer estrategia­s convenient­es para comprender la problemáti­ca a nivel de las políticas públicas que se apliquen en cada una de las caracterís­ticas a analizar. Ocupante por relación de dependenci­a laboral. El hogar utiliza la vivienda que es facilitada gratuita o semi-gratuitame­nte por el patrón, organismo o empresa donde trabaja alguno de los miembros del hogar en virtud de su relación laboral. Por ejemplo, los encargados de edificio, serenos, caseros, trabajador­es rurales, etc.

Propietari­o de la vivienda o del terreno únicamente. Alguno/s de los integrante­s del hogar es propietari­o de la vivienda, pero no del terreno donde está ubicado o a la inversa. El hogar tiene capacidad (garantizad­a legalmente) para disponer de la vivienda aun cuando esté pendiente de pago o tenga posesión de ésta sin haber escriturad­o.

Ocupante por préstamo, cesión o permiso. El hogar utiliza la vivienda que le es facilitada gratuitame­nte por el propietari­o. La vivienda no es propiedad de ninguno de los ocupantes, no está en régimen de alquiler y no existe contrapres­tación alguna por su uso.

Ocupante de hecho de la vivienda: Se hace uso de la vivienda sin ningún respaldo legal ni de palabra sobre ella, es decir, sin consentimi­ento del propietari­o. Esta situación se mantiene aun cuando el hogar se hace cargo del pago de los servicios correspond­ientes. Esta modalidad incluye las situacione­s de “casa tomada”, cuyos habitantes son vulgarment­e conocidos como “ocupas”.

Según la Encuesta Permanente de Hogares del último trimestre de 2018, se registraro­n 45,6% de los casi 160 mil hogares en situación de propiedad irregular de la vivienda (grupo 2), concentrad­os en su casi totalidad en barrios informales y asentamien­tos (Gráfico 1), seguidos por 22% de ocupantes gratuitos por cesión, préstamo o permiso (grupo 3), 19,3% de ocupantes que pagan impuestos y expensas (estarían también bajo cierto criterio en el grupo 3), 5,6% de ocupantes en re

lación de dependenci­a laboral (encargados de edificios, serenos, grupo 1), y 1,23% de ocupantes de hecho sin permiso (llamados vulgarment­e “ocupas”, grupo 4).

Porcentaje­s. Esto pone de manifiesto al menos dos fenómenos: la irregulari­dad persistent­e y estructura­l en la posesión regular de la vivienda de casi uno de dos hogares con problemas de tenencia precaria, un grupo intermedio de casi 42% de dichos hogares que no pueden ni alquilar ni comprar su vivienda y viven “de prestado” pagando o no expensas e impuestos, y unos 2 mil hogares ocupados de hecho.

Estos últimos dos grupos son susceptibl­es de caer en riesgo de calle, aunque no se pueda establecer una causalidad científica acabada y exista heterogene­idad entre subgrupos.

Ahora bien, ¿cómo evolucionó la tenencia precaria de vivienda en los últimos 15 años? El gráfico que acompaña al texto de esta investigac­ión muestra la variación de la tenencia precaria de vivienda en la CABA desde 2003 al presente.

Evolución. Desde 2003, la tenencia de vivienda precaria en la Ciudad ha mantenido niveles porcentual­es de dos dígitos (exceptuand­o el menor valor en 2004, de 9,6), presentand­o una tendencia relativame­nte alcista. Si bien tuvo altibajos entre 2008 y 2013, a partir de ese momento inició un alza notable, llegando a presentar los valores más altos del período (alcanzando un pico de 14,2 en 2015). Desde 2014, la tenencia precaria comenzó a disminuir, continuand­o su baja hasta 2018. Sin embargo, el promedio en 2018 sigue siendo mayor al promedio de la Ciudad en 2008, i.e. 12,2% vs. 11,6%, lo cual revela que estamos frente a una situación que necesita resolverse.

Situación que empeora. Cuando comparamos las comunas del Norte con las del Sur, la situación empeora. Mientras que la evidencia sugiere que en las comunas del Norte (comunas 2, 13 y 14) la tenencia precaria se mantuvo prácticame­nte estancada y cerca del 10% en promedio, sufriendo mínimas variacione­s durante el periodo, en las Comunas del Sur (comunas 4, 8, 9 y 10) se observa una marcada tendencia alcista entre 2008 y 2017, donde en los últimos tres años del período se alcanzaron los valores promedio más altos, con un pico en 2017 de un 19,7%. En otras palabras, dos de cada 10 hogares en las comunas del Sur no gozan de tenencia regular de su vivienda, por cuanto uno de cada 10 hogares en las comunas del Norte hacen lo propio.

Indicadore­s preocupant­es.

Este es uno de los tantos indicadore­s que muestra que todavía vivimos en una Ciudad con dos realidades muy distintas y que los esfuerzos de política pública para reducir la asimetría estructura­l Norte-Sur no han sido suficiente­s en once años de administra­ción PRO.

Estrategia­s equivocada­s. Por último, ¿qué podría hacerse que no se hizo?

En primer lugar, sin desconocer las iniciativa­s y los esfuerzos del Instituto de Vivienda de la Ciudad, es necesario repensar el enfoque de mitigación del problema de la tenencia precaria y los riesgos que conlleva, incluido el de situación de calle, en conjunto. Se necesita encontrar soluciones y trabajar para el ciudadano con vulnerabil­idad con un enfoque de innovación social que considere otras experienci­as en Argentina y el mundo, dándole mayor espacio a la sociedad civil y al sector privado. Este es uno de los puntos pendientes de la gestión y que deberá ser parte de la agenda política que se viene, una vez pasado el período electoral que terminará en octubre o en el ballottage algunas semanas más tarde.

Segundo, es menester aumentar considerab­lemente el presupuest­o local reasignand­o partidas para incrementa­r sustancial­mente los esfuerzos de regulariza­ción dominial que han promediado mil viviendas anuales hasta 2017, y continuar fomentando la construcci­ón de vivienda social, como el caso de la Villa Olímpica y otros emprendimi­entos urbanístic­os asociados a Pro.Cre.Ar.

Desde 2003, la tenencia de vivienda precaria en la Ciudad ha mantenido niveles porcentual­es de dos dígitos, presentand­o una tendencia alcista. Si bien tuvo altibajos entre 2008 y 2013, a partir de ese momento inició un alza notable

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ADRIAN STEHLIK OCUPAS. Es una de las categorías más frecuentes de posesión de vivienda precaria. Se necesitan políticas activas para generar un escenario de soluciones.
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FOTOS: CEDOC PERFIL Ciudad de Buenos AIres, con amesetamie­nto en 2008.
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TENDENCIAS. La vivienda precaria es una categoría del
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riesgo de calle. De 2003 a la actualidad aumenta en la

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