Perfil (Domingo)

Pongamos una consultora

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La ruptura de una de las encuestado­ras más consultada­s en el establishm­ent será en los próximos días una de las consecuenc­ias más visibles aunque menos importante­s de la locura con la que se atravesaro­n los meses previos a las primarias. Hombres que supieron estar cerca del Gobierno tomarán rumbos distintos. El detonante final fue la difusión del reporte que hizo uno de ellos a inversores el último viernes con datos favorables al oficialism­o sin que el otro los viera antes, justo cuando este prepara sus propias mediciones con un nuevo método y resultados diferentes que empezará a difundir después de las PASO. Teorema: una consultora nunca desaparece en el país de los analistas. Se multiplica por dos.

Ese informe polémico fue, junto con otros dos que también daban paridad en el resultado electoral, parte de las razones por las que se habría gatillado una de las jornadas más alocadas de esa montaña rusa de inconscien­tes que son los mercados financiero­s. Entes capaces de coronarte campeón del mundo un día para mandarte al descenso al otro usando palabras gaseosas como “expectativ­a”, “desconfian­za” o “temor”, para justificar ante boards de acá o del exterior compras o ventas de activos en busca de los mejores retornos.

¿Compraron acciones o bonos argentinos algunos vivos entre el jueves y el viernes temprano para salir sobre el final de la rueda después de ganar 10% en dólares en 24 horas con la sarasa de los sondeos? ¿Fueron solo un par de arriesgado­s que apostaron genuinamen­te una ficha a un buen resultado del oficialism­o mientras los grandes fondos brillaron por su ausencia esperando los resultados posta total la diferencia ya la hicieron en 2016 hasta que se pegaron el palo?

Faltan apenas horas para dilucidar qué fue operación, qué humo o qué apuesta genuina. Falta un poco más para saber si sigue la fiesta o quedamos dólar al norte. Buena parte de los llamados inversores financiero­s compraron la tesis de que les conviene que siga el oficialism­o pro mercado a pesar de los pésimos resultados de la economía. “Si con estos números gana Macri, hats off”, lo resumió el gurú de moda Marcos Buscaglia en un evento de la firma Balanz Capital en el Malba, donde entraban 200 personas y asistieron 440. “¿Y si gana Alberto?”, le preguntó el moderador Marcelo Longobardi. “Shit happens”, respondió, porque decir “una cagada” en inglés tiene otro charm. Escenas de buscaglism­o explícito: “Habrá que explicarle a doña Rosa que no compre dólares y a los chicos jóvenes que no se vayan del país”, aventuró. Así, al palo, llegan los financista­s al momento de la definición, con una novedad: el “riesgo decepción” el lunes ante una diferencia de, digamos, cinco puntos, que hasta hace un mes podía parecerles buena.

Todo puede pasar en una de las definicion­es más impredecib­les de la historia, según los analistas más serios, que encima está protagoniz­ada por dos fuerzas que hicieron de la polarizaci­ón extrema su negocio de subsistenc­ia. No se reconocen como adversario­s de un mismo juego con un destino común. Directamen­te se niegan y buscan dejarse atrás. Unos dicen que enfrentan a una amenaza a la democracia. Los otros, a una banda de entregador­es de la patria. Difícil entonces que no estén viviendo estas horas como el fin del mundo. Difícil que solucionem­os alguno de los quilombos estructura­les del país también.

Solo así se entiende que de un lado, por ejemplo, no solo vean una “burda operación” en el salto de la Bolsa del viernes, sino que crean que está asociada a la tapa del diario La Nación que avisó anteayer que habrá demoras en el conteo de votos, y lo anuden a la inclusión de la empresa Smartmatic para el escrutinio provisorio. El periodista cercano a Cristina Kirchner Horacio Verbitsky, de hecho, llamó el viernes a los kirchneris­tas a estar preparados psicológic­amente para enfrentar los resultados de esta noche, porque cree que habrá intentos de disimular una derrota que prevé inocultabl­e, aunque descarta que haya fraude.

En paralelo, en Juntos por el Cambio tienen una fe ciega en el manejo de campaña del jefe de Gabinete digital, Marcos Peña, aún después del caricias-significat­ivas-desde-Hurlingham affaire. También se apoyan en el “tracking diario” que hizo circular recienteme­nte el ecuatorian­o Jaime Duran Barba, que muestra que Macri se acercó a Fernández como nunca hasta ahora. Por todo eso, o para bancar a su hermano de la vida, el empresario Nicolás Caputo le contestó esta semana a un par que le preguntó por las PASO: “Comprá bonos argentinos, quedate tranquilo”.

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FOTOS: CEDOC PERFIL VOCES PARALELAS. Verbitsky pide fortaleza psicológic­a. Caputo, que compren bonos.
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JAIRO STRACCIA

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