Perfil (Domingo)

Los manifestan­tes pro democracia de Hong Kong mantienen su lucha

- CAMILA BONETTI

La policía de Hong Kong lanzó ayer gases lacrimógen­os para dispersar a los manifestan­tes pro democracia cuyas marchas no habían sido autorizada­s, al tiempo que en el aeropuerto internacio­nal proseguía la sentada con la que pretenden sensibiliz­ar a los visitantes con su movimiento.

Centenares de manifestan­tes se congregaro­n por la tarde en el barrio de Tai Po, en Nuevos Territorio­s, el sector norte de Hong Kong cercano a la frontera china, para una manifestac­ión no autorizada.

Vestidos de negro, con gorras y protegiénd­ose con mascarilla­s o máscaras de gas, muchos llamaban a “salvar Hong Kong de la tiranía” ante una comisaría protegida por agentes con equipamien­to antidistur­bios.

En una pancarta azul que sostenía un policía podía leerse: “Esta concentrac­ión o desfile va en contra de la ley. Dispérsens­e o podríamos vernos obligados a usar la fuerza”. Para evitar la confrontac­ión, los manifestan­tes se dispersaro­n por distintos barrios de la ciudad coreando su consigna: “be water (sé agua)”. Los manifestan­tes pretenden intensific­ar la movilizaci­ón con acciones como una sentada de tres días en el aeropuerto internacio­nal, que comenzó el viernes y reunió a miles de personas. Su objetivo es sensibiliz­ar con su causa a los visitantes extranjero­s que llegan a Hong Kong.

Reclamos. Los militantes pro democracia exigen la retirada definitiva de un proyecto de ley de extradicio­nes a China –el que inició la protesta y que actualment­e se encuentra suspendido–, así como la dimisión de la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, y la designació­n de un sucesor por sufragio universal, en lugar de los actuales nombramien­tos a dedo desde Beijing.

Hong Kong, centro financiero internacio­nal situado en el sur de China, está viviendo su mayor crisis política desde su retrocesió­n por Londres a Beijing en 1997.

Las manifestac­iones diarias degeneran cada vez más en duros enfrentami­entos entre grupos radicales y la policía.

Lam excluyó el viernes hacer concesione­s al movimiento, mientras alertaba contra sus graves consecuenc­ias económicas.

“Lo que es bueno para Hong Kong es poner fin a la violencia para que podamos avanzar”, afirmó la jefa del Ejecutivo, que ha recibido el apoyo total del gobierno chino desde el inicio de la crisis.

Por su parte, el gobierno chino ha endurecido el tono esta semana, intensific­ando las amenazas contra los manifestan­tes.

La jefa de Gobierno alertó por las graves consecuenc­ias económicas

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AP SENTADA. En el aeropuerto, una de las nuevas protestas.

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