El pornógrafo mormón
El mapa y el territorio, de Michel Houellebecq, comienza con el protagonista, Jed Martin, dando las pinceladas finales a un cuadro difícil: Damien Hirst y Jeff Koons repartiéndose el mercado del arte. La ironía es evidente desde el título. Para el autor de Las partículas elementales, la muerte y el sufrimiento, por un lado, y el placer y el sexo, por el otro, tienen un valor de mercado. A su vez, a cada par le toca su artista, y si el primero era para Hirst, el segundo era propiedad de Koons. Lo que la novela parece determinar es que un valor se ha vuelto superior al otro: “Y es sin duda por esta razón que Damien Hirst le había arrebatado a Jeff Koons unos años antes su primer puesto en el mercado internacional del arte.” Ramo de tulipanes, la escultura de Koons, pareciera querer revertir esta división de los temas entre ellos.
Una mano ofrece ese ramillete de 11 flores con el que el artista pensó homenajear a las personas muertas en los ataques terroristas en París. El que falta para la docena sería la idea misma de la pérdida.
La escultura está emplazada en los Campos Elíseos. La polémica empezó mucho antes de su inauguración. Cuando se levantaron las quejas –“es oportunista”, “esos tulipanes parecen anos”, “es horrible”, otros la vieron con buenos ojos: les gusta el estilo Koons, ligero y colorido, para romper con la monotonía de París.
Como sea, Koons se apropió de la muerte a su modo. Quizá la definición de Houellebecq en el mencionado libro sea explicativa de cuál es: “Parecía poseer cierta doblez, como una contradicción entre la marrullería corriente del agente comercial y la exaltación del asceta. Era tan difícil como pintar a un pornógrafo mormón”.