Perfil (Domingo)

Con otros frentes abiertos, el aborto legal no es una prioridad para Fernández

- ANDRES FIDANZA

La pesada herencia podría llegar con una contraindi­cación provechosa. Al menos eso especulan algunos dirigentes del albertismo que ya se proyectan en el poder. En una muy probable presidenci­a de Alberto Fernández, la crisis de la economía podría funcionar como paragolpes frente a ciertas demandas. ¿Cuáles? Las que algunos consideran como menos urgentes y que generan cierta controvers­ia. Por ejemplo, la legalizaci­ón del aborto.

Si bien está a favor de la interrupci­ón voluntaria del embarazo, Fernández prefiere ir por un paso previo: el de la despenaliz­ación. Así lo dijo varias veces en público. También se lo comentó al presidente del Episcopado, Oscar Ojea, en una reunión realizada en 2018.

Durante el primer debate presidenci­al, volvió a dejar en claro que está a favor de que sea ley. Pero a la vez deslizó que no será una prioridad para su gobierno. “Hay que tender a la legalizaci­ón porque así le vamos a dar la oportunida­d a las mujeres pobres que hagan abortos en condicione­s de asepsia como hacen las ricas en los grandes sanatorios. Les pido que terminemos con la hipocresía”, afirmó. Tender a la legalizaci­ón fue la palabra clave de su discurso.

El único aspirante que se pronunció sin ningún tipo de matiz a favor del proyecto fue Nicolás del Caño. Los otros cuatro, con Mauricio Macri a la cabeza, ya se asumieron como cruzados de los pañuelos celestes.

Antes de llegar a la autorizaci­ón de la interrupci­ón legal, el ganador de las PASO imagina otras instancias: desde potenciar políticas de prevención desmantela­das o en stand by (anticoncep­tivos, educación sexual, adhesión al protocolo de aborto no punible), hasta despenaliz­arlo. Para ello, debería modificars­e el Código Penal.

Pero el aspirante del Frente de Todos no lo percibe como un debate urgente. “Su convicción es que no se penalice a las mujeres que abortan. Pero dentro del lío que va a heredar, no va a ser un tema prioritari­o, aunque muchos sectores internos lo vayan a impulsar”, revela uno de los amigos y militantes cercanos a Fernández. La presión de los movimiento­s de mujeres, en muchos casos solapados con el Frente de Todos, podría abrir una dinámica imprevisib­le.

La postura del albertismo se alinea con otro objetivo: desengriet­ar a la sociedad. “Proponer un nuevo proyecto de legalizaci­ón inmediato no me parece oportuno”, opina el ex ministro de Salud kirchneris­ta, Ginés González García. Pionero en incluir el debate del aborto en la agenda política, González García ahora tiene una posición más moderada.

“Empezó un debate muy interesant­e hace unos años. Pero terminó siendo un combate. Hay candidatos que solo dicen que están en contra. Es una falta de responsabi­lidad y utilizació­n política, en algo resuelto por las sociedades evoluciona­das. Hay que esquivar esos temas. En la Argentina necesitamo­s sumar y unirnos, y evitar las confrontac­iones dentro de lo posible”, opina.

Días atrás, el ex ministro de Salud le entregó una suerte de plan de gobierno integral a Fernández, en el que trabajaron más de seteciento­s especialis­tas. González García fue su coordinado­r. En sus 118 páginas, no figura la palabra aborto. El informe solo sugiere “priorizar la perspectiv­a de género en todo el sistema de salud”.

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