Con otros frentes abiertos, el aborto legal no es una prioridad para Fernández
La pesada herencia podría llegar con una contraindicación provechosa. Al menos eso especulan algunos dirigentes del albertismo que ya se proyectan en el poder. En una muy probable presidencia de Alberto Fernández, la crisis de la economía podría funcionar como paragolpes frente a ciertas demandas. ¿Cuáles? Las que algunos consideran como menos urgentes y que generan cierta controversia. Por ejemplo, la legalización del aborto.
Si bien está a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, Fernández prefiere ir por un paso previo: el de la despenalización. Así lo dijo varias veces en público. También se lo comentó al presidente del Episcopado, Oscar Ojea, en una reunión realizada en 2018.
Durante el primer debate presidencial, volvió a dejar en claro que está a favor de que sea ley. Pero a la vez deslizó que no será una prioridad para su gobierno. “Hay que tender a la legalización porque así le vamos a dar la oportunidad a las mujeres pobres que hagan abortos en condiciones de asepsia como hacen las ricas en los grandes sanatorios. Les pido que terminemos con la hipocresía”, afirmó. Tender a la legalización fue la palabra clave de su discurso.
El único aspirante que se pronunció sin ningún tipo de matiz a favor del proyecto fue Nicolás del Caño. Los otros cuatro, con Mauricio Macri a la cabeza, ya se asumieron como cruzados de los pañuelos celestes.
Antes de llegar a la autorización de la interrupción legal, el ganador de las PASO imagina otras instancias: desde potenciar políticas de prevención desmanteladas o en stand by (anticonceptivos, educación sexual, adhesión al protocolo de aborto no punible), hasta despenalizarlo. Para ello, debería modificarse el Código Penal.
Pero el aspirante del Frente de Todos no lo percibe como un debate urgente. “Su convicción es que no se penalice a las mujeres que abortan. Pero dentro del lío que va a heredar, no va a ser un tema prioritario, aunque muchos sectores internos lo vayan a impulsar”, revela uno de los amigos y militantes cercanos a Fernández. La presión de los movimientos de mujeres, en muchos casos solapados con el Frente de Todos, podría abrir una dinámica imprevisible.
La postura del albertismo se alinea con otro objetivo: desengrietar a la sociedad. “Proponer un nuevo proyecto de legalización inmediato no me parece oportuno”, opina el ex ministro de Salud kirchnerista, Ginés González García. Pionero en incluir el debate del aborto en la agenda política, González García ahora tiene una posición más moderada.
“Empezó un debate muy interesante hace unos años. Pero terminó siendo un combate. Hay candidatos que solo dicen que están en contra. Es una falta de responsabilidad y utilización política, en algo resuelto por las sociedades evolucionadas. Hay que esquivar esos temas. En la Argentina necesitamos sumar y unirnos, y evitar las confrontaciones dentro de lo posible”, opina.
Días atrás, el ex ministro de Salud le entregó una suerte de plan de gobierno integral a Fernández, en el que trabajaron más de setecientos especialistas. González García fue su coordinador. En sus 118 páginas, no figura la palabra aborto. El informe solo sugiere “priorizar la perspectiva de género en todo el sistema de salud”.
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