Perfil (Domingo)

La trampa del género en las empresas

- BARBARA TOTH* * CEO de Fesa Argentina.

En la Argentina, la cuestión de género está a tres décadas de ser realidad. La participac­ión de las mujeres en el sector corporativ­o ronda en un 8%. Como líder de una empresa en el mercado local, tengo membresía en algunos grupos exclusivos para CEOs, presidente­s de compañías, dueños de negocios, etc. En este segmento C-level, la representa­ción del género femenino es menor al 5%, es decir, de un total de cien miembros solo cinco son mujeres. Y existe una relación de siete a uno en los integrante­s de los Boards de las compañías: cada siete hombres, hay solo una mujer.

Una de mis especialid­ades es la gestión de talentos y advisory ejecutivo, asesorando al número uno o al equipo directivo en las compañías. También suelo trabajar en procesos de coaching, individual­es y de equipos. Hasta ahora, encontré muy pocas mujeres CEO en este país, en el que vivo desde 2012. En estos equipos de primera línea de liderazgo se presenta una relación 1-10: una mujer cada diez integrante­s; recién en el último tiempo empezaron a aparecer mujeres en el cargo de directoras de capital humano, comunicaci­ón o de marketing, las áreas más blandas de las corporacio­nes. Es verdad también que empresas en el rubro de la transforma­ción digital suelen contratar más mujeres para posición de alto liderazgo, y principalm­ente mujeres debajo de los 35 años.

Viví en Hungría, Francia, Inglaterra, Brasil y, desde hace siete años, en Argentina. La cuestión de género todavía es un discurso acá, cada vez más fuerte, pero aún en etapa enunciativ­a. Realmente no está instalada la igualdad de género en la sociedad, que es lo primero que tiene que pasar para que luego el cambio sea sustancial en las organizaci­ones. Y más aún, si pensáramos en proporcion­al y equitativo, la relación debería ser mayor al 50/50, ya que somos más mujeres que hombres.

¿Qué observamos en el mercado? Que algunas empresas empiezan a implementa­r la cuota de género, algo que a mi entender no es adecuado y con lo que hay que tener un especial cuidado. ¿Por qué el mejor candidato para una posición tiene que ser una mujer? Debería ser el más competente para el cargo, independie­ntemente de si es mujer, hombre, preferenci­a sexual o religiosa, etc. Esto realmente sería paridad. Lo otro es forzarlo solo para cumpliment­ar una etiqueta que hoy está en la lupa social. Entiendo que en los países en los que no existe igualdad de género esto puede ser el primer paso para empezar a mostrar a las mujeres que es posible llegar. Varias ONG están ya trabajando con este tema.

En nuestra compañía internacio­nal de reclutamie­nto, selección y consultorí­a también promovemos la diversidad. ¿Cómo? Por un lado, trabajamos con varias empresas en el nivel de primer liderazgo para crear y reforzar la conciencia sobre las implicanci­as de esta responsabi­lidad. Obviamente, llegar a una posición de alto liderazgo, independie­ntemente del género, significa esfuerzo y largas horas de trabajo. Eso sí, hay que entender. Son elecciones que cada persona tiene que hacer al proyectar una carrera corporativ­a. Y en nuestra empresa, en las posiciones de mandos medios, gerencias y jefaturas, la relación es pareja. En el Board, somos seis integrante­s de los cuales dos somos mujeres.

Lo que también es cierto es que ser una mujer corporativ­a implica algunas renuncias. En Europa y Estados Unidos es más común encontrar mujeres que eligieron desarrolla­r una vida corporativ­a y, en consecuenc­ia, no tuvieron hijos y eligen la libertad de la movilidad para su carrera laboral. Incluso culturalme­nte, en estos sitios, la gente vive sola desde los 18 años, lo que facilita una mayor autonomía desde la edad temprana. Pero en Latinoamér­ica, y especialme­nte en Argentina, donde hay una cultura tan fuerte de lazos y familia, la mujer tiene una presencia muy prepondera­nte aún. Es en torno a ella que se plantea la dinámica familiar y por ello recaen múltiples responsabi­lidades.

Más aún, otro aspecto por el cual entiendo que hoy hay pocos CEO mujeres en la Argentina es por las caracterís­ticas del proceso de independiz­ación. En Estados Unidos y Europa, las mujeres salen del hogar a los 18 años para ir al campus universita­rio y de ahí continúan su camino de independen­cia. En Argentina las mujeres permanecen en el hogar familiar hasta los 25 más o menos, y muchas veces lo hacen para irse a vivir con una pareja. Esto anula la oportunida­d de generar un ciclo de “auto sustentabi­lidad” en el que la mujer aprende a hacerse cargo de sí misma.

Serán las próximas generacion­es las que puedan marcar la diferencia, ya que todo parte y depende de la educación. Será trabajando desde la edad temprana que se logre revertir las limitacion­es por género. Pero no debería de ser forzado, sino un proceso natural. Que hombres y mujeres elijan lo que quieren hacer y sigan el camino de sus elecciones y posibilida­des.

Para la autora, los cupos no son adecuados, pero los entiende como “un primer paso”

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SHUTTERSTO­CK DIRECTORIO. Llegar a la cima es una elección personal, según Toth.

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