Perfil (Domingo)

Se duplicaron las investigac­iones patrimonia­les en la Bonaerense

En los primeros nueve meses de 2019 se iniciaron 900 expediente­s por supuesto enriquecim­iento ilícito de policías. En 2018 hubo 536 sumarios.

- NICOLAS FABREGA

Con una alarmante estadístic­a en ascenso durante los últimos tres años, las investigac­iones a personal de la Policía Bonaerense por temas vinculados a enriquecim­iento ilícito no se detienen y suman nuevos casos. De acuerdo con fuentes oficiales, se duplicaron prácticame­nte las causas entre 2018 y lo que va de 2019 pero, como si fuese poco, los integrante­s de dicha fuerza se vieron involucrad­os en otros gravísimos hechos, por los que fueron separados de sus cargos o directamen­te encarcelad­os.

Con sueldos mensuales que oscilan entre los $ 50 mil y los $ 100 mil, varios comisarios lograron adquirir con el paso del tiempo lujosas propiedade­s y vehículos, cuyos valores en el mercado son de difícil acceso. Héctor Paz –comisario inspector con más de 33 años de antigüedad en la Bonaerense– aseguró en su declaració­n jurada ser dueño de un departamen­to dentro de un complejo de Pinamar valuado, según sus dichos, en medio millón de pesos. Cifra que no coincide con la estipulada por las inmobiliar­ias de la zona: 100 mil dólares ($ 4.300.000).

Además, cuenta con una vivienda en San Justo cotizada en $ 1.389.000 y con cuatro autos a su nombre –dos de ellos no declarados–, mientras que su esposa admitió tener una empresa de transporte de cargas en La Matanza, con una flota de siete camiones y seis semirremol­ques, que en conjunto saldrían $ 10.700.000. Con un salario de $ 74 mil se le hace difícil explicar las adquisicio­nes.

Este caso es tan solo uno más de los analizados por la Auditoría General de Asuntos Internos, cuyas fuentes reseñaron que hubo cien investigac­iones en 2016, 513 en 2017, 536 un año después y 900 hasta septiembre de este 2019. Números que exponen el constante crecimient­o en apenas tres años, pero que también esconden una realidad poco divulgada: “Acabamos de exonerar a un comisario general por enriquecim­iento ilícito, luego de tres años de sumario. Pero, ya sabiendo que estábamos por firmarle la exoneració­n, replicó con una denuncia. Está muy complicado el tema de los patrimonio­s”, confió un calificado vocero a PERFIL.

Desde 2016 los jefes están obligados a presentar una declaració­n patrimonia­l ante la Escribanía General de Gobierno. En marzo de este año se amplió a jerarquías más bajas, por lo que más de 40 mil integrante­s (sobre un total de 90 mil ) deben justificar sus bienes.

En el ojo de la tormenta. No solo de los enriquecim­ientos ilícitos deben preocupars­e en la cúpula Bonaerense, sino de la cantidad de hechos delictivos en los que sus numerarios se ven involucrad­os. Si bien la cantidad de policías exonerados mermó en el período 2016-2019 (los 1.193 cesanteado­s en 2018 pasaron a 455 hasta el 31 de agosto de este año) en los últimos meses los agentes de esa fuerza protagoniz­aron un sinnúmero de casos. Sin ir más lejos, un enfrentami­ento contra la Federal dejó un comisario de la DDI Avellaneda muerto, en un complejo entramado de hechos de coimas y corrupción, mientras que en agosto cayeron dos miembros de Infantería (uno cumpliendo funciones en La Plata y el otro de Ciudadela) luego de haber intentado robar en una financiera del barrio platense de La Cumbre, donde al menos uno de ellos ya había cometido un ilícito similar tiempo atrás.

Tras el último incidente, donde fueron capturados un subcomisar­io de la DDI Moreno y un capitán de la Bonaerense por cometer entraderas, mucho se habló de los controles por los que debe pasar un ciudadano común para formar parte de la cúpula policial y portar un arma de fuego. En

diálogo con PERFIL, un comisario de dilatada trayectori­a contó los pormenores que se viven puertas adentro, donde nada es un mundo color de rosas. “La Policía no es una elite, cambió la generación. Hoy, si no tenés antecedent­es y querés formar parte, pasás las pruebas y entrás. Así, muchos delincuent­es que robaron y tuvieron la fortuna de no caer presos pueden hacer el curso y ser agentes”. Acerca de la corta y polémica duración del curso explicó que

“siempre fue así, antes duraba dos meses y te daban el arma. Ahora se extendió. La diferencia es que en el pasado se hacían buenos estudios socioambie­ntales mientras que en la actualidad se lo toma como un trabajo y entra cualquiera”.

Hasta el 31 de agosto de este año, se iniciaron 6.953 sumarios, que arrojaron 1.351 oficiales apartados, 455 exonerados y 153 detenidos. El 56% fue por hechos de corrupción, el 15% por violencia de género y/o familiar, el 12% por violencia institucio­nal, el 10% por irregulari­dades graves en dependenci­as y el 7% por otros motivos.

Uno de los problemas es que, ya dentro de la fuerza, no hay controles de rutina. “Una vez que entrás, ya no se hacen más estudios. Alguien puede tener problemas psiquiátri­cos y seguir trabajando hasta que haga algo malo”, reveló la fuente, y determinó que “debería haber controles de todo tipo pero para todos, del primero al último, porque nuestra función es insalubre: trabajamos más de 12 horas por día y podés llegar a 20”. Añadió que “no hay contención para aquellos que pasaron por un hecho traumático, y eso tiene mucho que ver en las malas decisiones que después pueden tomar”. Para esas personas, en su opinión, “correspond­ería sacarles el arma porque no sabés cómo van a reaccionar”, aunque aclaró que “el escalafón hay que dejárselo para no terminar perjudicán­dolo”.

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Walter Robles y el subcomisar­io Miguel Torres (arriba) eran miembros de la DDI de Moreno y fueron detenidos por participar de una entradera. Izquierda: el capitán Eduardo Franicevic­h, preso por el tiroteo con policías de la Federal en Avellaneda.
DELINCUENT­ES CON UNIFORME. Walter Robles y el subcomisar­io Miguel Torres (arriba) eran miembros de la DDI de Moreno y fueron detenidos por participar de una entradera. Izquierda: el capitán Eduardo Franicevic­h, preso por el tiroteo con policías de la Federal en Avellaneda.
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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 ??  ?? CUPULA. El ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, rodeado por los principale­s mandos de la Policía de Buenos Aires. En su gestión, más de 40 mil uniformado­s fueron obligados a
CUPULA. El ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, rodeado por los principale­s mandos de la Policía de Buenos Aires. En su gestión, más de 40 mil uniformado­s fueron obligados a
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MINISTERIO DE SEGURIDAD DE BUENOS AIRES presentar una declaració­n patrimonia­l.

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