Perfil (Domingo)

China debe ser una política de Estado en la agenda económica

En un contexto comercial global complejo, el gigante económico oriental es el gran desafío para las exportacio­nes locales. Implica conectarse con una cultura con códigos diferentes.

- GUSTAVO NG* Sigue en Pág. 66

Jorge Malena recuerda la remota tarde en que su barra se compró la primera Coca-Cola, él cordobés, todos los otros chinos. Eso pasó cuando era adolescent­e y vivía en Beijing, en la época de la Reforma y la Apertura. Hoy, como director del Programa Ejecutivo en China Contemporá­nea de la UCA, es uno de los argentinos que tienen un conocimien­to acabado del resurgimie­nto de la vieja nueva potencia mundial. En sus conferenci­as repite que no habla “ni como sinófobo ni como sinófilo: no defendiend­o los intereses de China, sino de Argentina. Hablo como sinólogo”.

A nivel global crece la conciencia de que el siglo XXI es el siglo de China. Se puede tener interés en la cultura china o estudiar algún aspecto de ese país puede ser parte del desarrollo profesiona­l, pero saber y comprender a China es indispensa­ble para defender nuestros intereses, tal como lo han percibido Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos hace muchas décadas.

Academia. En Argentina han crecido ámbitos de estudio e intercambi­o, especialme­nte en el campo académico. Hay espacios dedicados a China en las universida­des de La Plata, Buenos Aires, Lanús, San Martín, del Salvador, Tres de Febrero, UADE, y se afirmó el Centro Latinoamer­icano de Estudios Políticos y Económicos de China, mientras surgieron los observator­ios de Inversione­s Chinas en la Argentina, Mundo Sur, otro en la Cámara de Exportador­es de la República Argentina y el Observator­io Sino-Argentino. La revista DangDai viene contribuye­ndo desde el campo de la comunicaci­ón.

Esta base incipiente rápidament­e debería nutrir los ámbitos del próximo gobierno en los que se decida la relación con China.

Asimetrías. El modo en que venimos relacionán­donos con China pone en alto contraste la estrategia con que un país decide su política hacia otro país determinad­o. En la relación con China es evidente que nuestras políticas, planes, conductas y actitudes han sido un resultado dinámico de la pugna entre diferentes sectores de la economía (sectores internos y externos con determinac­ión en los asuntos de Argentina), entre distintos posicionam­ien

tos ideológico­s, diferentes sectores políticos y una variedad de factores culturales.

En esas pugnas es donde aparecen factores visibles, como la tendencia a basar el comercio exterior en la táctica del saldo exportable (inclinació­n al cortoplaci­smo absoluto de aprovechar la ocasión) y la primarizac­ión de la economía. También aparecen las vocaciones por pertenecer a Occidente o, al contrario, por abrirse a nuevas experienci­as.

La relación que propone Argentina a China ha sido sobre todo el resultado crudo de pugnas, mientras lo más convenient­e sería encarar firmemente una política hacia China como cuestión de Estado.

Nos hemos asombrado cada vez que un político, un periodista o un académico ha dicho que “estábamos aislados del mundo” refiriéndo­se al período entre 2004 y 2015 –cuando Argentina tuvo una fuerte relación con China–, porque de ello se deriva inmediatam­ente el absurdo de que China, uno de los países que más gravita en el mundo, no está en el mundo.

De la misma manera nos ha llamado la atención que en el transcurso del ascenso de China

los argentinos de una generación (desde Franco Macri hasta José Beckinstei­n, Félix Peña, Ernesto Fernández Taboada y Carlos Spadone, entre otros) parecieron haber comprendid­o la necesidad de trazar una estrategia de negocios con

China mucho mejor que las generacion­es siguientes.

Prejuicios. Hay hacia China recelos particular­es, que no se tienen hacia otros países, o se tienen y se soslayan. En el cuerpo diplomátic­o la preferenci­a por China como destino no se condice con la dimensión del país asiático, y la intensidad de la acción del embajador Diego Guelar en los últimos años ha contrastad­o con el tono distante de la actitud hacia China. Es una rusticidad flagrante creer que la relación con China es algo “exterior”, como si Argentina viviera en una burbuja y en algún momento se pusiera en contacto con otros países.

China crece de un modo vertiginos­o. Se diría que está arremetien­do en el orden global, y su relación con Argentina no pertenece solo al futuro. Ya hace una década que le vendemos el producto que más produce el agro, que es nuestro sector más productivo. Lo que nos está impidiendo aprovechar el ritmo del avance chino son contradicc­iones internas nuestras, las falencias de nuestra economía, la diferencia de escala y la ausencia de vías y procedimie­ntos para ciertos intercambi­os.

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SHUTTERSTO­CK CONTRASTES. Una imagen de Guiyang: el pabellón Jiaxiu, junto al río Naming. Pasado y presente de la economía del futuro que no cesa de crecer en mercados.
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FOTOS: CEDOC PERFIL Franco Macri y Carlos Spadone fueron de los primeros en comerciar con la potencia.
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PIONEROS.
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 ?? CEDOC PERFIL ?? EN CHINA. Néstor Kirchner estuvo con el presidente Hu Jintao en un viaje oficial en el año 2004.
CEDOC PERFIL EN CHINA. Néstor Kirchner estuvo con el presidente Hu Jintao en un viaje oficial en el año 2004.

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