Perfil (Domingo)

SER AUTORIDAD DE MESA Y NO MORIR EN EL INTENTO

- Christian Camblor

Hoy se vota y se lo designó con la ilustre tarea de ser autoridad de mesa. La vida democrátic­a de la nación confía en usted. El resultado final de las elecciones depende un poco de su tarea. Sí, ya sé, quiere matarse. No es para menos. Si no vea todo esto...

Para empezar, lo espera un kit o carpetón sobre la mesa asignada, donde encontrará boletas, planillas, folletos, actas, biromes y aspirineta­s. Todo eso deberá ser usado en algún momento.

A poco de llegar, segurament­e aparecerán los fiscales de los principale­s partidos (en este caso, Juntos por el Cambio y Frente de Todos), los que se mirarán mutuamente con desconfian­za, y también murmurarán cosas contra usted o la autoridad de mesa suplente, o ambos, ya que estamos. Los militantes de espacios menores, como son pocos, cada tanto irrumpirán para pedirle entrar al cuarto oscuro a chequear que estén sus boletas. Cualquier dilación será vista como un ataque artero a las minorías.

A las 8 es probable que haya pocos votantes, y pueda hacerse unos mates. No se confíe, pasaditas las 10 empieza a caer prácticame­nte todo el barrio al unísono, con ansias de votar y volver a la casa a poner los ravioles o arrancar el asado. Por ende, lo mirarán con fastidio mientras hacen la fila, como si estuviera tomando un daikiri y no a cuatro manos, anotando nombres y pidiendo documentos.

Al menos una vez por hora, un uniformado le avisará que una persona mayor quiere votar, y hay que llevar la urna hasta el ingreso del colegio, ya que no puede subir escaleras o escalones. Adivinó: eso también le correspond­e, ya que es la autoridad suprema de mesa.

Cada tanto, un despistado querrá votar ahí, aunque no le correspond­a, o presentará la libreta cívica, que no sirve más, o preguntará cómo salir del lugar, o si hace frío o calor. Por no hablar de los que entran al cuarto oscuro y, parece, recién ahí se pusieron a pensar a quién votar.

Finalmente, porque todo llega, se cierra la votación y comienza el recuento. Agárrese: corte de boletas, votos inválidos, nulos, apelados por un fiscal u otro, y a sumar, restar, anotar, y pasar de un acta a otra.

A alguna hora de la jornada, un empleado del Correo se presentará a llevarse urna y acta, y sanseacabó. Usted sale a la calle casi sin haber visto el sol, extenuado, agobiado, transpirad­o, pero ¿sabe qué? Convertido en una persona mejor. Lo felicito.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina