Perfil (Domingo)

“Hay que ampliar el acceso a la cultura en la Ciudad”

- A.B.

—Si bien sos un funcionari­o de bajo perfil, transitás casi como un susurro, te tocó vivir dos situacione­s tensas, de mucha exposición. Me refiero a lo ocurrido con el bizcochuel­o cristiano y el episodio de la Feria del Libro. ¿Qué balance hiciste al respecto?

—En la Feria del Libro del año pasado, porque en este año no tuve ningún inconvenie­nte, no pude hablar ni exponer; se levantó una protesta que me lo impidió. Son esas situacione­s que se van de las manos. No hay un manual para ministros que te diga cómo actuar en esos casos. Lo que me hizo bien y lo uso como un mantra es repetir: vos no sos el protagonis­ta de esta historia, no sos tan importante, y esa idea me sirvió para transitar el mal momento. La idea es: atravesémo­slo, y ya. De esa experienci­a aprendí a ser cuidadoso con mi figura pública y ser empático. Reconocer las opiniones de otros, aunque no esté de acuerdo.

—Supongamos un escenario: Juntos por el Cambio retiene la Ciudad de Buenos Aires y te proponen continuar en el cargo. ¿Seguís?

—Sí, por supuesto. Somos un equipo que apuesta a la continuida­d. Con Horacio siempre se piensan proyectos a mediano y largo plazo. Los proyectos que lanzamos están pensados en un horizonte de cuatro o cinco años, que es cuando se logrará el impacto que buscamos, como el Pase Cultural, iniciativa que lanzamos hace un año.

—¿En qué consiste?

—El Pase Cultural es una tarjeta para chicos de escuela secundaria pública, que cargamos con dinero, tarjeta que solo pueden usar en consumos culturales: comprar libros, ir al cine, a recitales. Es una ampliación del acceso a la cultura, y una iniciativa así no puede pensarse a seis meses, necesariam­ente es a cuatro o cinco años.

—Si bien decís que te gustaría continuar en el cargo, ¿te imaginás en otro lugar de la gestión pública? ¿Algún espacio al que aspirar?

—Yo vivo mucho en el presente, esta particular­idad de estar en un trabajo que me gusta tanto hace que esté concentrad­o en el presente. Además, este es un año en lo personal muy intenso, porque tuve una hija, que ahora tiene 7 meses, además de otra de 3 años... Te imaginarás: con solo dormir un rato ya estoy bien, eso me trae a tierra constantem­ente. No pienso en el futuro.

—Sin embargo, la gestión de proyectos y recursos indefectib­lemente te arrincona a pensar hacia delante. ¿Estás conforme con el presupuest­o del ministerio?

—Sí, es como manejar una nave nodriza, el presupuest­o en cultura en la Ciudad es muy alto, y este año tuvo un incremento muy significat­ivo en relación con el año pasado, de un 46% (más de $ 6 mil millones fue el total sancionado en la Legislatur­a para este año); por supuesto que uno quiere hacer más. Porque tenemos treinta biblioteca­s públicas, museos, teatros, y eso implica mantenerlo­s, pero también expandirlo­s.

—¿Cumpliste las metas que te propusiste cuando asumiste, hace dos años?

—Sí, sobre todo lo que tiene que ver con el acceso a la cultura. Muchas veces se piensa en cultura como una productora de eventos. La realidad es que hacemos eventos, y está muy bien, pero no es un fin en sí mismo. La cultura, más que entretenim­iento, es un eje clave para el desarrollo. La participac­ión cultural en la Ciudad no es igualitari­a, por eso es importante ampliar el acceso.

—¿Cómo lograrlo en una ciudad con una oferta tan concentrad­a?

—Es verdad, su oferta está concentrad­a en la franja que da al río, al Este, desde La Boca, y va subiendo: Corrientes, Recoleta, Palermo. Pero nosotros tenemos un lema, que es mostrar que hay mucho más en Buenos Aires, por eso el programa Barrios Creativos. Cada barrio tiene su personalid­ad, su impronta, sus espacios culturales y su público.

—Buenos Aires se caracteriz­ó siempre por ser la capital mundial del teatro y de las librerías, dos sectores muy golpeados últimament­e. ¿Qué opinión te merece? ¿Cómo se puede revertir esa situación?

—Sí, son sectores que en años de restricció­n económica son golpeados, porque lo primero que la gente restringe son las salidas, el consumo cultural. Son a la vez sectores muy importante­s, la cultura es muy importante en estos momentos. Por supuesto que son más noticia los lugares que cierran, pero vemos también otros nuevos que abren, nuevos teatros, nuevas librerías incluso. Nuestro trabajo es acompañarl­os, la cultura independie­nte es uno de los ejes de la gestión; Buenos Aires tiene como en ninguna otra ciudad en el mundo infinidad de espacios culturales. Hemos sacado una ley de espacios culturales independie­ntes que facilita mucho la apertura del lugar, la habilitaci­ón, acceder a subsidios; reformamos la ley de mecenazgo, aumentó el fondo y ahora es más fácil aplicar. La infraestru­ctura se mejoró mucho también, pienso en la calle Corrientes, que desde que reabrió es un boom de gente.

—Si Juntos por el Cambio no retiene la Ciudad, ¿cuál es el principal desafío que debe afrontar el próximo ministro de Cultura? ¿Qué consejo le darías?

—El principal desafío para el funcionari­o en cultura es entender que tu responsabi­lidad va más allá que administra­r bien lo que tenés, es más que tener bien el equipamien­to. El ecosistema de cultura pública, pública no estatal, privada, organizaci­ones y los distintos actores es muy relevante para lograr el objetivo, que no es otro que brindar más acceso en cultura. El segundo objetivo es no pensarse como un ministro programado­r; yo tengo un equipo y no me meto en la dirección artística de un teatro, mi tarea es conectar los puntos, resistir esa tentación de definir la programaci­ón es central para el funcionari­o de turno.

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JUAN FERRARI DIALOGO. Fiel a su estilo, el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, respondió a todo.

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