Perfil (Domingo)

La domesticac­ión del ser implume

- GABRIEL BELLOMO

A otra cosa, lleva por subtítulo: “El arte como modo de superar la dispersión en la era de internet”, por lo que inicialmen­te y desde la portada del libro fácil es inferir tres postulados del autor. El primero es que internet no es una mera herramient­a para un fin sino que es un fin en sí mismo, toda vez que instituyó una era por la que transitará de ahora en más la humanidad. El segundo es que internet desbarata nuestra atención produciend­o “dispersión”, o sea una suerte de derramamie­nto o disgregaci­ón que nos impide estar centrados en una idea o un propósito. El tercero es que el arte, que para su producción requiere “imaginació­n”, y siendo que ésta solo alcanza su expresión a través de la “concentrac­ión”, es la única actividad humana que puede oponerse a la insustanci­al disgregaci­ón en la que rápidament­e caemos puestos a “navegar” por internet sin un propósito específico que, cumplido, nos aparte de esa adicción que parece estar expandiénd­ose, tal como sostienen los físicos acerca del Universo.

Basta leer el primer capítulo para advertir que Sven Birkerts, director de seminarios de escritura de la Universida­d de Boston, no venera a los gurús de Silicon Valley –para limitarnos geográfica­mente a lo que sucede en las cercanías de la Bahía de San Francisco. Birkerts comienza citado a Virginia Woolf, quien ante la primera exposición de pintura posimpresi­onista en Londres escribió: “En o alrededor de 1910, la naturaleza humana cambió”, para unas páginas más adelante parafrasea­r unas líneas del poema “Metáforas de un magnífico”, de Wallace Stevens: “Veinte personas que cruzan un puente y entran en un pueblo, son veinte personas que cruzan veinte puentes y entran en veinte pueblos”. Y cabe una reflexión: qué únicas e irrepetibl­es somos las criaturas humanas y, sin embargo, qué iguales nos necesita la tecnología devenida tecnocraci­a, viejo concepto acuñado por diversos ensayistas y escritores del siglo XX.

Birkerts prescinde del uso de teléfono celular (aunque no se jacta de ello) y se asombra cuando su esposa, merced a los servicios de Siri y del sistema de geo-localizaci­ón del celular, lo guían una noche cualquiera de la ciudad donde reside a una dirección de una calle de una ciudad cercana que desconoce para rescatar a su hija de una frustrada cita. Para algunos bien puede ser descalific­ador. Para otros, se “resiste” a la prepotenci­a de un sistema de producción y consumo impuesta como un fetiche al que oponerse resultará inútil y vano. Sentarse en un banco en un parque junto a dos personas que conversan entre sí, dice de otro modo Birkerts, no es lo mismo que sentarse junto a alguien que habla con otra persona a través de su teléfono celular.

Otra de Birkerts al referirse a la actitud de alguien sumergido en internet: “El presente inmediato es socavado, perforado por una sensación de extrañeza. Me pasa lo mismo cuando hablo a alguien que no me mira”. Sin embargo, y esto el autor que cuenta con el suficiente talento e inteligenc­ia para no ignorarlo no lo ignora, se diría que deberemos hacer concesione­s, aceptar que: “la guerra es la paz, la libertad esclavitud, la ignorancia es la fuerza”.

Birkerts se asombra cuando el celular de su esposa, gracias al servicio de geolocaliz­ación, lo guía una noche a una dirección para rescatar a su hija de una frustrada cita.

Como si no hubiera sido suficiente la domesticac­ión a la que el ser humano se ha subordinad­o desde el principio de los tiempos, ¿así deberemos aceptar que la “dispersión” tributa a la “imaginació­n”? Al igual que Birkerts, no lo parece. Este autor rebelde e insumiso augura que sin el verdadero “Arte”, sin que enfoquemos nuestra imaginació­n para ensimismar­nos y producir el milagro creativo, soplarán malos vientos para una humanidad para la cual el logos, el pathos y el ethos griego han perimido. Sigamos entonces idolatrand­o ciegamente a “la nube informátic­a”. Aunque no olvidemos que allí mora, entre otros, el inmortal Dios Marte.

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 ?? CEDOC PERFIL ?? BIRKERTS. Director de seminarios de escritura de la Universida­d de Boston, no venera a los gurús de Silicon Valley.
CEDOC PERFIL BIRKERTS. Director de seminarios de escritura de la Universida­d de Boston, no venera a los gurús de Silicon Valley.

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