Una provincia en pleno debate
En la provincia de Entre Ríos rige un amparo que aleja de las escuelas rurales (como ya está establecido de los pueblos) las pulverizaciones con los productos químicos que se echan en los cultivos, principalmente de soja, maíz, girasol, trigo, algodón y muchas de las frutas y verduras que los habitantes de Argentina consumen a diario. Las aplicaciones sobre, especialmente, los sembradíos de semillas genéticamente modificadas se realizan desde el aire a través de avionetas, o por tierra, a través de unos tractorcitos con alas largas (llamados mosquitos) o con mochila en las espaldas de la o el trabajador. El amparo al que dio lugar el Supremo Tribunal de Justicia de la provincia aleja a las primeras a 3 mil metros de distancia y a las segundas, a mil. Más allá de eso, no se cumplió el asunto, un debate del que participó el mismo presidente Mauricio Macri y el ministro del Interior Rogelio Frigerio. Más allá de ello, movimientos como Basta es basta representan a otra filosofía de trabajo. La posibilidad de rebiologizar la tierra y de conseguir un tipo de cultivos sustentables, eficientes económicamente y que no dañen ni a la población actual ni a la futura. “El ingeniero agrónomo cordobés
Javier Scheibengraf, explica: “Quien trabaja en mil hectáreas trabaja realmente sobre una porción de un territorio, tiene que haber ganancia para todos. Ahí la agroecología se trata de vivificar los suelos, de mejorar las relaciones humanas, que las ciudades cercanas estén contentas y abastecidas con esa producción y que los productores estén contentos con lo que están haciendo. En el actual sistema no hay ganancia para todos. Lo único que logra toda esa alquimia es la agroecología, incluso en lo extensivo”. Y agrega algo que es tan fuerte como urgente: “No queremos que haya ningún chico entrerriano más en el Garrahan”.