Perfil (Domingo)

Argentina, con una agenda pendiente

Desde la organizaci­ón ecologista señalan limitacion­es en materia de leyes y su cumplimien­to. En octubre, la temática de la basura en la Ciudad y en todo el país generó una serie de debates y pronunciam­ientos judiciales.

- LEONEL MINGO*

Hace poco más de un mes, un decreto del Poder Ejecutivo, descabella­do y sin ningún sustento sólido ambiental y social, aprobó la flexibiliz­ación de la Ley de Residuos Peligrosos para introducir la importació­n de residuos. En pocas palabras, con ese decreto, queda habilitado que Argentina pague para recibir residuos de otras partes del mundo.

Para brindar un panorama general, y hasta trágico, en el país estamos inundados de rellenos sanitarios y basurales a cielo abierto. La Ciudad de Buenos Aires es la única que cuenta con una normativa, la Ley de Basura Cero, pero fue modificada el año pasado para introducir la incineraci­ón de residuos, luego de años de incumplimi­ento sistemátic­o.

Entonces, ¿por qué pagar para recibir residuos de otros países cuando ni siquiera somos capaces de gestionar los propios? La entrada de estos residuos empeora uno de los problemas ambientale­s más graves del país. La gestión de residuos ya es desastrosa. No hay capacidad para gestionar la basura que tenemos. Actualment­e, solo en la Ciudad de Buenos Aires, se generan más de 6 mil TN por día de residuos. Del total de residuos, solo se recicla el 20%. Si dejamos entrar basura de otros países, se multiplica­rán los rellenos sanitarios y los basurales a cielo abierto, ya que la experienci­a nos lo demuestra.

Nulidad. Es por eso, que desde Greenpeace exigimos la nulidad del decreto. Argentina no puede convertirs­e en el basural del mundo. Nos amparamos en la inconstitu­cionalidad de este decreto, ya que implica un retroceso en la protección del ambiente, y este derecho está contemplad­o en el artículo 41 de la Constituci­ón Nacional.

Además, con este decreto dejará de ser requisito el “certificad­o de inocuidad” emitido por los países emisores. Esto significa que si llega material contaminan­te, Argentina tiene que gestionarl­o. Definitiva­mente, esto no contribuye a reducir la cantidad de basura que se lleva a entierro o que está sin tratar en basurales a cielo abierto. Inconstitu­cional. Por otro lado, la incineraci­ón, que afortunada­mente fue declarada inconstitu­cional la semana pasada por la jueza de la Ciudad la Dra. Elena Liberatori, fue otra de las medidas polémicas introducid­as en CABA. No sería ilógico pensar que en 2018 hayan aprobado la incineraci­ón de residuos, bajo el eufemismo de la termovalor­ización, y que ahora estén habilitand­o el ingreso del material que servirá de combustibl­e para las plantas. Está claro que la solución no radica en quemar o importar basura, nada de eso nos llevará al objetivo de Basura Cero. Cabe destacar que la ley de Basura Cero de la Ciudad, sancionada en 2005 y reglamenta­da en 2007, establecía un 75% de reducción de residuos para 2017. A la fecha, no se alcanzó ni el 30%. El único camino que nos queda es realmente cumplir con la Ley de Basura Cero original de una vez por todas, sin grises y sin falsas promesas, una iniciativa por la que venimos insistiend­o desde hace tiempo. *Coordinado­r de la campaña de clima y energía de Greenpeace Argentina.

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FOTOS: CEDOC PERFIL CHIMENEAS. LA QUEMA DE RESIDUOS EMPEZABA A SER PARTE DEL PASADO DEL PAISAJE URBANO DEL SIGLO XXI EN LA ARGENTINA.
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RECICLADO. LA ECONOMIA CIRCULAR ES UN NUEVO PARADIGMA EN TODO EL PLANETA.
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