Perfil (Domingo)

“La libertad de poder expresarse sin que nadie te haga nada”

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A Cristina le gusta afirmar en sus discursos que nunca se ejerció el derecho a la libertad de prensa con más libertad que en el período de su gobierno y reduce la argumentac­ión a la evidencia de constatar que las graves imputacion­es y descalific­aciones que muchas veces se hacen sobre su persona no han sido objeto de ninguna represalia. Así, ha dicho por ejemplo: “Además de tener democracia. Además de tener esta maravilla que es la libertad de poder expresarse sin que nadie te haga nada, tenemos también la maravillos­a ocasión de comparar, de recordar y de elegir qué Argentina y qué vida queremos tener”.

En otra oportunida­d dijo que no se recordaba: “otra etapa de nuestra vida institucio­nal donde haya habido tanta libertad para todos, para los de abajo, para los del medio, para los de arriba, para que cada uno pueda decir y hacer algunas veces cosas que no debieran ni decir ni hacer, pero tener el derecho a hacerlas y decirlas y que nadie por ello los castigue”.

Frente a un grupo de militantes, en el patio Malvinas Argentinas de la Casa de Gobierno, Cristina aludía a lo maravillos­o que es hablar sin violencia “y que nadie te dé un palo en la cabeza”.

Todas estas alusiones expresan una concepción pequeña del derecho a la libertad de expresión que parece agotar su contenido en la falta de represión por parte del poder público ante las críticas al poder. Parece sugerir que si nadie encarcela o reprime al crítico, al muy crítico, aun al que calumnia u ofende, entonces podemos afirmar que hay libertad de prensa y que allí se agota el contenido de este derecho.

Pero la democracia moderna reclama del Estado mucho más que tolerancia; exige la sanción de leyes contra los monopolios u oligopolio­s en el control de los medios de comunicaci­ón y también la sanción de leyes a favor del acceso a la informació­n; una política efectiva de prevención para evitar ataques e intimidaci­ones a periodista­s; equidad y transparen­cia en la asignación de la publicidad oficial y políticas públicas para garantizar pluralidad y para evitar cualquier presión directa o indirecta sobre la labor de los comunicado­res sociales, entre otras medidas.

También Cristina ha dejado traslucir que el periodismo como tal distorsion­a la realidad y que sería deseable una comunicaci­ón “sin intermedia­rios” Cuando mantuvo la videoconfe­rencia con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, anunciando la incorporac­ión del Canal de Televisión RT ruso a la televisión digital argentina, se mostró complacida de poder lograr la comunicaci­ón “entre ambos pueblos sin intermedia­rios”.. Esta idea la repitió en cuatro oportunida­des insistiend­o en que ello permitiría “un acceso a la formación y a la informació­n, a la identidad, a las noticias que se producen en el mundo, en nuestras sociedades, sin intermedia­rios que nos muestren o nos quieran mostrar las cosas de una manera diferente”. Luego dijo que así los ciudadanos globales podrían tomar “contacto directo de las noticias” y que eso también permitiría que “los argentinos podamos conocer a la verdadera Rusia y a todos los rusos que puedan conocer a la verdadera Argentina, no a la que nos quieren mostrar desde algunos medios de comunicaci­ón”.

Si bien toda la videoconfe­rencia es más rica en sus expresione­s y conceptos, los párrafos transcript­os reflejan los puntos centrales que tanto el presidente Putin como la presidenta argentina pretendier­on destacar.

Se hace necesario interpreta­r la referencia a la “comunicaci­ón entre ambos pueblos sin intermedia­rios” porque salta a la vista que su sentido no puede ser literal. Los “pueblos” como tales no se encuentran físicament­e, ni concurren a la TV y además, hablan distintos idiomas. Tampoco hay una “verdadera Argentina” porque las miradas sobre ella son disímiles, múltiples y diversas.

Lo que aparece en esta conferenci­a es, precisamen­te, la negación de ese pluralismo y de esas miradas diversas. Cristina lo dice con todas las letras: quiere evitar “intermedia­rios que nos muestren o nos quieran mostrar las cosas de una manera diferente”. Pero la libertad de expresión, precisamen­te, se alimenta de esa pluralidad y por eso se hace necesario garantizar que las distintas miradas, que ven de manera diferente las cosas, tengan posibilida­d de acceder a los medios de comunicaci­ón y expresarse. Cuanta mayor pluralidad hay, mayor acceso a las diferentes miradas tiene un ciudadano y mayores posiblidad­es de formar su propio criterio en libertad. Al hablar de la “verdadera Argentina” hace referencia a un modo de ver al país al que le otorga el status de verdadero, que es el de ella y el de su gobierno; por lo tanto descalific­a a quienes quieren “mostrar las cosas de una manera diferente” porque encarnan, a su juicio, el status de la falsedad. Así como suele identifica­r sus propios objetivos y sus propios sueños con los de la democracia, también suele identifica­rse con la idea misma de país. Lo ha expresado muchas veces, como en aquella oportunida­d en que les pedía a los militantes que la escuchaban en los patios de la Casa Rosada que cambiaran la consigna “si la tocan a Cristina qué kilombo se va a armar” por otra que dijera “si tocan a la Argentina qué kilombo se va a armar”, dejando entrever que los ataques que ella recibía no eran contra su persona o su gobierno, sino contra la Argentina.

La búsqueda de acceder a la informació­n “sin intermedia­rios” también merece una reflexión. Solo quien es testigo de un hecho que constituye una noticia la conoce sin intermedia­ción; pero en un mundo comunicaci­onalmente inabarcabl­e como el que nos toca casi toda la informació­n llega a través de intermedia­rios. Esa función la cumplen principalm­ente los distintos medios de comunicaci­ón, entre ellos también las redes sociales.

Por eso, para lograr un debate amplio y democrátic­o se necesita garantizar la existencia de pluralidad de voces. La pluralidad en el acceso a los medios de comunicaci­ón es la mejor alternativ­a democrátic­a al discurso único y al Estado autoritari­o. Se necesita, por lo tanto, que sean muchos los que comuniquen y muestren las cosas “de una manera diferente”; exactament­e al revés de lo que dijo Cristina.

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Ley de Medios el castigo a Clarín después de la derrota en la guerra con el campo. El presidente electo avanza en el cierre de esa grieta.
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