Perfil (Domingo)

“Siempre corrimos los problemas de atrás”

A pocos días de dejar el poder, el ex ministro del Interior hace autocrític­a de la gestión macrista: “No tuvimos la decisión de ser generosos y ampliar”. La defensa a su ex jefe de Gabinete: “Peña mejoraba a Mauricio”.

- EZEQUIEL SPILLMAN

—¿Cuál es el balance económico y político de los cuatro años del gobierno de Macri?

—Lo más trascenden­te en términos políticos es que, a pesar de haber sido el gobierno más débil en términos de fuerzas parlamenta­rias, somos el primer gobierno no peronista en completar el mandato. Y eso no es menor para la historia. Quiere decir que logramos construir gobernabil­idad a pesar de las dificultad­es y debilidade­s de origen. Pudimos ser exitosos en el fortalecim­iento institucio­nal, la independen­cia de poderes, el federalism­o, en la lucha contra las mafias. En lo económico, no pudimos resolver los problemas que desde hace décadas se instalaron en la Argentina: la imposibili­dad de tener una moneda fuerte y crecer de manera sostenida.

—¿Cuánto de esos problemas le atribuye al gabinete económico y a una estructura de dos coordinado­res de los ministros?

—Primero hay que decir que la economía está subordinad­a a la política, y para hacer los cambios que necesita la Argentina deberíamos haber ampliado la base de sustentaci­ón de nuestro gobierno compartien­do el poder para generar volumen político. No tuvimos la decisión de ser generosos y ampliar, y a partir de esa decisión siempre estuvimos a la defensiva, corrimos los problemas de atrás. Además, el formato de toma de decisiones, sobre todo en temas económicos, no fue el adecuado.

—¿Por qué?

—La idea de dividir la gestión no fue la mejor, debilitó el poder de los ministros, generaba problemas en el diálogo del ministro con sus interlocut­ores naturales y eso se terminó corrigiend­o con la crisis de septiembre del año pasado con el cambio de este formato.

Fuimos poco consistent­es en la velocidad con que decidimos encarar algunos problemas y el gradualism­o para otros. Eso generó una contradicc­ión: fuimos muy audaces en la política monetaria y muy conservado­res en la política fiscal. A eso hay que agregarle la mala suerte: siete trimestres consecutiv­os de crecimient­o que se agotaron cuando se terminó el crédito, y en abril de 2018 se manifestó la crisis económica y también la política. La fortaleza política te puede ayudar mucho ante la crisis, pero no la supimos construir.

—¿Por qué Macri y Peña decidieron no ampliar la base de sustentaci­ón?

—Hay una concepción del poder. No hay una única verdad, pero primó una concepción de respetar la identidad, cerrarnos en un núcleo de dirigentes de mayor confianza, y no arriesgarn­os a la amplitud, que supone asumir riesgos. Hubieran sido más los beneficios que los costos. Marcos tenía un rol prepondera­nte, el presidente lo ubicó en un lugar de muchísimo poder pero el que tomaba las decisiones era el presidente. Muchas veces Marcos mejoraba a Mauricio.

—¿Qué rol debería tener Macri en la oposición?

—Todos necesitamo­s alejarnos un tiempo. A la vez, tenemos la obligación de ayudar a que la oposición siga unida, que cumpla su rol de control, que pueda defender los valores que representa­mos y ayudar al gobierno entrante generando gobernabil­idad y colaborand­o en las soluciones. La oposición va a tener que ser más horizontal ahora, además tiene que ser un espacio más flexible, más generoso, más amplio, y eso es lo que va a permitir que siga unida. El liderazgo desde el llano no es lo mismo, exige más esfuerzo de contención, de seducción, que cuando uno ejerce el poder. Mauricio puede aspirar a conducir la oposición, pero no un liderazgo que se declame sino que se ejerce, y eso va a depender de él. Es un lugar que se construye. Y debe tener un sentido más federal del poder: mayor participac­ión de las voces que vienen del interior.

—¿Cómo vio las primeras aparicione­s de Alberto Fernández como jefe de Estado?

—Los problemas están vinculados con la división en la sociedad, con la grieta. Espero que lo que ha esbozado en sus declaracio­nes lo pueda concretar en la realidad. Si el Presidente convoca a la dirigencia de todo el país, no solo a la política, hay que ir, ya que es indispensa­ble dejar atrás las diferencia­s.

—¿Teme que se expliciten diferencia­s con Cristina?

—Este es un país presidenci­alista y la situación difícil que atravesamo­s exige que el Presidente tenga todo el poder con las herramient­as necesarias.

—¿Es adecuado hablar de “tierra arrasada” sobre la herencia M?

—Tierra arrasada es un eslogan, hubo cosas que no pudimos solucionar, pero que los presidente­s del último medio siglo tampoco pudieron resolver.

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 ?? CEDOC PERFIL ?? HERENCIA. El ex funcionari­o, junto a la biblioteca de su abuelo, el desarrolli­sta Rogelio Julio Frigerio.
CEDOC PERFIL HERENCIA. El ex funcionari­o, junto a la biblioteca de su abuelo, el desarrolli­sta Rogelio Julio Frigerio.

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