Perfil (Domingo)

Revivir la final del show más caliente de la tevisión

- GUSTAVO MENDEZ

Mañana termina la temporada 30 del programa de Marcelo Tinelli que coronará a un nuevo campeón del Súper “Bailando”. Hablan los ex ganadores: Flor Vigna, Carla Conte, Celina Rucci, Federico Bal, Florencia de la V, Bicho Gómez y Fabio “la Mole” Moli. Los ratings de los triunfador­es.

La temporada 30 de Marcelo Tinelli al frente de ShowMatch (El Trece) llegará a su fin este lunes con la final del Súper “Bailando”, el momento más caliente del año donde el público le dará la bendición popular con la gran presea mediática. Pero ¿cómo se vive y se siente la final de un certamen tan mediático que miran propios y extraños? Siete ganadores del “Bailando por un sueño” cuentan sus experienci­as: Flor Vigna, Federico Bal, Florencia de la V, Carla Conte, Marcos “Bicho” Gómez, Celina Rucci y Fabio “la Mole” Moli.

Federico Bal sentía que estaba por disputar la final de la Copa del Mundo. El aliento de las personas y la demostraci­ón de cariño en la calle lo motivaban. “Me sentía como un boxeador entrando a un ring para pelear por el título mundial en Las Vegas. Es el show más grande de nuestra tele. Además hay un sueño que cumplir detrás y eso es una responsabi­lidad importante que pesa”, comenta Bal, campeón de la 10a edición, en compañía de Laurita Fernández.

La noche anterior Bal no pegó un ojo. Comió una lata de atún y tomó mucha agua. Se quedó viendo videos, repasando las cuatro coreografí­as. “Cuando empieza a sonar la música intentaba no pensar en nada. En conectar con Laurita, mi novia en ese momento, y olvidarme del mundo. Si pensaba en la cantidad de familiares y amigos que me veían, me hacía caca. Es mucha presión”, cuenta Bal.

En aquella final de 2015, los rivales de Fede Bal eran Ailén Bechara y Fernando Bertona, la cenicienta de la competenci­a, a quien venció por 51,8% a 48,18%. “El momento en que Marcelo va a decir el ganador te aturdís. La música está al palo. Ves que están preparando los morteros con los papelitos. Sentís que sos el centro de todo, que te está viendo todo un país. Es una explosión de energía que te sale por los poros. Y cuando Marcelo dijo nuestro nombre no lo podíamos creer. No te lo olvidás más. Estás marcando un antes y un después en tu carrera. Sos el campeón del pueblo”. Su celular no se frenaba. Miles de personas lo seguían ahora en las redes.

Flor Vigna, durante la previa de la final del “Bailando por un sueño”, se siente un DT de fútbol. Elige el tipo de planos y cámaras –si gran angular o con

steadycam– para su performanc­e, selecciona el tipo de vestuario y modifica detalles de la coreo. “Eso hace más apasionant­e la final y es el único programa que te permite hacer eso y en prime time”, dice la bicampeona 2016 y 2017. En las semifinale­s y en la final, Vigna duerme siete u ocho horas y no saltea ninguna comida para “estar energética”. “La previa es especial. Es el descenlace de un proceso, y lo vivo con un color muy único”, dice con la mente puesta en la triple corona.

Detrás del decorado, antes de que Tinelli los presente, es para Vigna el momento que más lento pasa. Es eterno. Y los pensamient­os vienen a la mente uno tras otro. Pero ella los apaga. Las dos veces que esperó para conocer a los ganadores, su voz interior le insistía: iban a ganar sus contrincan­tes. “La final ya es un regalo de la vida, una experienci­a que no se borra, una bomba de sentimient­os, adrenalina corriendo, una reflexión absoluta sobre tus logros, sobre cómo te acompaña tu familia, y tus amigos están esperándot­e para verte bailar, sobre cómo valió la pena ser vos mismo. Todo eso te inunda tu cabeza y tu corazón, y decís ‘qué momento loco’, y cuando Marcelo termina de decir tu nombre, todo explota.

Tu cuerpo. Tu cabeza. Yo todavía no caí en los dos campeonato­s, lo que realmente significa eso que implica ser elegido por tanta gente”, responde la actriz de Una semana nada más, el fenómeno teatral de este año.

El corazón parecía que le iba a salir por el pecho. Las palpitacio­nes iban a mil. Los nervios le consumían todo el oxígeno. Tinelli estaba por presentarl­a en la segunda final del “Bailando”. Detrás del decorado, le tomó

fuerte la mano a Manuel Rodríguez y escuchó el anuncio. “Miré al cielo y pensé en mi mamá porque ella siempre me acompaña desde allá arriba”, le responde Flor de la V a PERFIL. “¡Es un flash! Es estar ahí, mostrando lo que hiciste en todo el año”, agrega la campeona, quien exhibe el trofeo en su taller de costura.

Flor de la V recuerda aquella maravillos­a noche como si fuera hoy, siente y ve la energía de la gente a pura pasión. “Cuando ganamos me arrodillé a llorar, sentí celebració­n, y fue un golazo, íbamos contra Emilia Attias, que era la favorita, bailaba muy bien. Y fui feliz de poder cumplirle el sueño a la madre de Manuel, que tenía que hacerse un tratamient­o”, cuenta De la V.

Carla Conte viaja a 2006, cuando se coronó como la ganadora en tiempos que eran menos parejas y bailaban dos ritmos semanales. Ella estaba feliz de haber llegado a la final, su objetivo estaba cumplido, y se encargó de disfrutar cada baile. En la platea sus padres, que la acompañaba­n siempre, y sus amigas, muchas bailarinas de ShowMatch. “Es un programa relargo, Marcelo hace discursos relargos, se despide de toda la humanidad. Desde que terminás de bailar y dicen quién ganó parece que pasaron mil años. Te da la sensación de que no llega nunca ese momento”, remarca Conte. “Cuando dicen tu nombre es un instante de alegría y felicidad hermosa”, cuenta y rememora que esa noche Ideas del Sur hizo la fiesta de fin de año con los empleados. “Todos me buscaban. Era muy loco. Como si fueras una estrella, todos te hablan, te piden notas y fotos. Al llegar a Santa Fe para ver los chicos del sueño, éramos Los Beatles: hasta nos llevaron en autobomba por la ciudad”.

Celina Rucci sabía que el país estaba mirándola. Que esa noche probableme­nte el rating superaría los 40 puntos. Tenía un desgarro y un tobillo inflamado. “Mi mente era fuerte. Me puse en modo positiva y salí a la pista tranquila. Era la final y decidí vivirlo como una fiesta”, rememora Rucci. Cuando el 6 de noviembre de 2007, Tinelli gritó su nombre bloqueó al mundo y pensó en los suyos. “Miraba a mi familia, quería que estén orgullosos y demostrarl­e a mi hijo que su mamá era una campeona y que él iba a poder ganar todo lo que se propusiera”.

Fabio “la Mole” Moli llegó a la final con tranquilid­ad. Como si fuera una pelea de boxeo que en los papeles es ganable. “Mi concentrac­ión en el camarín fue más fuerte que cuando peleé por el título mundial”, dice el ex pugilista, que era la sensación del programa y contaba con el voto de confianza del público que lo había salvado varias veces. “Tenía la esperanza de que nos volvieran a votar porque nos cagábamos de risa. Pero se me quebró Marianita Conci. Teníamos las coreografí­as sabidas. La tuvimos que cambiar por Julia Cejas, a quien tuve que hacerle de psicólogo antes de la final”, recuerda. “En Córdoba no se veía un alma en la calle, y cuando gané tiraron fuegos artificial­es y bombas, parecía Año Nuevo. Mirá lo que genera Tinelli: fui campeón seis veces de boxeo, y nunca me hicieron una caravana como cuando gané el ‘Bailando’”. Su trofeo del “Bailando” y “Cantando por un sueño” están en la misma vitrina de los cinturones de boxeo.

Dolorido y estresado, Mario “Bicho” Gómez había ingerido inflamator­ios y le habían hecho masajes. Lo motivaba poder cumplir el sueño. “Con Anita (Martínez), nos miramos, y sabíamos que era ese día. Sin ser bailarines, era redifícil bailar cuatro ritmos: no descansás, porque tenés que ir rápido a cambiarte para el siguiente ritmo, y siempre tenés que recordar las coreografí­as”. En la platea de la ex Ideas del Sur, que Bicho sostiene es idéntica a una de fútbol, estaban sus hijos y los de Martínez. “El golpe bajo de los videos personales influye muchísimo”, sostiene el actor y resume en una oración una idea que todos estos relatos aunan: “El programa de Marcelo es como un tsunami y hay que surfearlo, y eso no es nada sencillo”.

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INOLVIDABL­E. Vigna ganó su primer “Bailando” en compañía de Peter Alfonso y el coach Botindari.
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FOTOS: CEDOC PERFIL TRIUNFAZO. Bal y Fernández, novios en 2015, y el coach Napp, muestran el premio mediático.
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CAMPEONES. Conte y Conforte, y Flor de la V y Rodríguez, en dos finales diferentes del “Bailando por un sueño” en 2006, cuando había orquesta y no reinaban las peleas. Al año siguiente, Rucci y Sayago levantaron el trofeo. La victoria de “la Mole” Moli y ConciCejas: el rating más alto. Gómez y Anita, los campeones que hicieron reír al país.
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