Perfil (Domingo)

Doble personalid­ad y rasgos psicópatas: así era el cura Lorenzo, que se suicidó acusado de abuso

El lunes se pegó un tiro en La Plata, tras recibir la orden de detención por cinco denuncias en su contra. “Su estructura narcisista se cayó al sentirse acorralado”, dice una perito psicóloga.

- NICOLAS FABREGA

Días antes de agarrar una pistola y dispararse en la tetilla izquierda, quitándose la vida dentro de una habitación de la sede de Cáritas La Plata, donde vivía, el cura Eduardo Lorenzo (59), acusado de haber cometido al menos cinco abusos sexuales contra menores de edad, se sentó ante expertas de la Oficina Pericial Forense de la Provincia de Buenos Aires, encargadas de hacerle un estudio psicológic­o, y habló de su vida, tanto actual como pasada.

En el informe al que PERFIL tuvo acceso –cuyos resultados terminaron siendo tan devastador­es que la jueza de la causa, Marcela Garmendia, solicitó su detención– se destaca una personalid­ad con “rasgos psicopátic­os, perversos, narcisista­s y obsesivos”. Ahora bien, ¿quién era este hombre de 59 años, imputado por abusos presuntame­nte cometidos entre 1990 y 2008?

Ante las peritos Ayelén Rodríguez y Verónica Silva –de la Asesoría Pericial La Plata– y las peritos de las partes, Paula Lamberti y Marta Provenzano, mostró “predisposi­ción para realizar el estudio, desplegand­o un comportami­ento colaborado­r y conmocioná­ndose al ahondar en su derrotero vital actual como consecuenc­ia de las denuncias”. Con un tono de “voz alto, gesticulac­iones ampulosas y conductas de intensa ansiedad” contó que fue hijo único y que su madre murió a sus 7 años. Como el padre trabajaba, se fue con sus abuelos paternos hasta que a los 14 regresó junto a su progenitor, que había formado una nueva pareja. A ella la veía como “un referente materno” hasta que otro hecho lo golpeó: la mujer debió ser internada en un psiquiátri­co por depresión, y se suicidó.

Lorenzo siempre fue a colegios católicos. A los 15 se interesó aún más en la religión y la eligió por sobre su novia de entonces. Inmerso en una institució­n educativa, colaboraba con barrios humildes, afirmando que esas tareas le “cambiaron la vida”. A los 20 ingresó al Seminario San José, donde los primeros años le costó adaptarse a algunas normas ortodoxas con las que no se “identifica­ba”, por lo que pensó en abandonar. “Yo quería ser el cura del barrio, distinto. Vestirme como cualquiera, acercarme a las personas de manera diferente”.

Cuando le preguntaro­n por el celibato puntualizó que “sentí que perdería la posibilida­d de halagar y ser halagado”, y detalló: “No inhibí la sexualidad,

sino que la sublimé”. A los 26 creyó enamorarse de una mujer, pero entonces Dios lo “llamó a su obra”.

Doble cara. En el estudio se destaca que Lorenzo “alza la voz cuando le preguntan sobre la causa, gesticula y tiene actitudes corporales que manifiesta­n ira. Presenta una autoestima enaltecida, sostenida en una exacerbada imagen de sí mismo, grandiosa, cargada de atributos de perfección y benevolenc­ia. Posee una imagen grandilocu­ente de sí mismo, cimentada en su jerárquica función religiosa”. Ejemplific­aron el concepto con una anécdota contada por el cura cuando detalló que había trabajado en medios “más vulnerable­s”, como en las “celdas de detenidos con HIV”, hecho que “llegó a oídos de la esposa del gobernador”.

Aseguró que tuvo “pocos conflictos” en su carrera religiosa y que una de las cosas que le cuestionar­on fue “bendecir a parejas divorciada­s”, pero admitió no ser “un ángel” y tener comportami­entos intempesti­vos. Las profesiona­les no dudaron en aseverar que “utiliza con frecuencia un tono despectivo y denigrator­io para referirse a los otros”, y sentenciar­on: “Se devela un marcado desdoblami­ento de escenas de su fachada pública y privada. Puede mostrarse con una imagen que encubre otra”. Así, “los impulsos pueden romper la barrera represiva y privilegia­r su propia ley, sin registro empático de los sentimient­os o deseos del otro”. Para finalizar, enumeraron que “posee una personalid­ad con caracterís­ticas de manipulaci­ón y elevado egocentris­mo, impregnada de rasgos narcisísti­cos”. Lo definieron como “obsesivo, con una imagen de sí grandilocu­ente que encubre una estructura psicopátic­a perversa, con afectivida­d poco empática y ausencia de sentimient­os de culpa o angustia. El vínculo con los otros se configura de modo asimétrico, donde quien lo idolatre y enaltezca su autoestima ocupa el lugar de sujeto de satisfacci­ón de sus deseos”.

‘Don Nadie’. “Me hice cura para dar una mano, no quiero que me vean derrumbar”, les manifestó a las licenciada­s, en lo que hoy se puede interpreta­r como un anuncio de lo que vendría.

Este diario se comunicó con una quinta voz experta, para saber cómo funciona la mente de un individuo de tales caracterís­ticas, y hasta qué punto planean con seriedad atentar contra su vida. “No me encaja cómo se suicidó. Debe haber algún otro componente de su personalid­ad que no está plasmado en el informe. De lo que ahí se desprende es que es un psicópata, perverso, manipulado­r. Hace todo un rodeo para poner a la víctima en condición de inferiorid­ad y que lo admire. Se hace querer y admirar, y después manipula desde ese lugar”. Aclaró que “es raro que un psicópata se suicide porque siempre se va a adaptar. En la cárcel se las arregla y sobrevive”, a diferencia de alguien corriente que estando “preso se muere de la tristeza”. Y culminó: “Un factor que quizás haya desencaden­ado el suicidio es que al ya estar expuesto, no podía lograr su cometido de mostrarse como un ídolo. Ya denunciado, se cayó su estructura narcisista, se le quitó su fuente de alimentaci­ón y no pudo soportarlo. Pasó a ser un ‘don nadie’ con componente­s psicopátic­os”.

“No quiero que me vean derrumbar”, dijo el sacerdote, antes de dispararse en el pecho

 ?? FOTOS: CEDOC PERFIL ?? SEÑALADO. Eduardo Lorenzo hubiese cumplido 60 años en enero (foto central). El documento de las pericias psicológic­as (izq.).
FOTOS: CEDOC PERFIL SEÑALADO. Eduardo Lorenzo hubiese cumplido 60 años en enero (foto central). El documento de las pericias psicológic­as (izq.).
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? LA ULTIMA FOTO. El cura, en el centro de La Plata (izq). Con el ex arzobispo de esa ciudad, Héctor Aguer (centro). PERFIL había revelado su caso en mayo pasado (der.).
LA ULTIMA FOTO. El cura, en el centro de La Plata (izq). Con el ex arzobispo de esa ciudad, Héctor Aguer (centro). PERFIL había revelado su caso en mayo pasado (der.).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina