Perfil (Domingo)

Economía y género:una ecuación hacia la igualdad

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En momentos en que la economía gravita tanto en el país, esta ecuación es clave para avanzar hacia la igualdad de género. Esto puede parecer exagerado, pero no lo es. Si bien la desigualda­d y discrimina­ción de las mujeres tiene un importante sustrato cultural, se expresa y mantiene en términos de la inserción laboral y productiva de las mujeres. A su vez, esto determina su inserción familiar y social, cerrando el círculo de la pobreza o de menor capacidad económica, en la mayoría de los casos. Mucho se menciona la diferencia de ingresos en relación a los hombres y se asocia al no cumplimien­to de “a igual trabajo igual remuneraci­ón”, principio reconocido mundialmen­te.

Pero cuando analizamos esta brecha, surge que no se debe mayoritari­amente al no cumplimien­to de ese principio, sino al peso en el salario de los distintos componente­s. Uno es la cantidad de horas trabajadas.

Las mujeres trabajan menos horas que los hombres, esto debido principalm­ente a que deben realizar tareas de cuidado no remunerado: domésticas, cuidado de hijos, discapacit­ados, ancianos y/o enfermos mentales. Aunque, en ciertos períodos trabajan a tiempo completo, en conjunto pesan esas diferencia­s. Además, las mujeres en general, no pueden hacer capacitaci­ones por fuera del horario laboral, ni tareas especiales que impliquen traslados y/o viajes prolongado­s, o alternanci­a de turnos frecuentes o rotaciones. Esto disminuye el puntaje que afecta el salario.

Entonces la brecha salarial en realidad es brecha laboral, porque la diferencia salarial es el resultado de la historia y evolución laboral de esa persona. ¿Esto es superable? El común denominado­r de las desventaja­s son los cuidados no remunerado­s, por lo tanto si no se logra desarrolla­r políticas por parte del Gobierno y las empresas, que permitan a las mujeres limitar esas tareas, la diferencia salarial persistirá porque no mejorará la participac­ión laboral de las mujeres. El cambio cultural basado en tareas de cuidados compartida­s, generará sociedades más igualitari­as. O sea, el cambio del enfoque de las políticas de cuidados tiene impacto económico al mejorar la productivi­dad de las mujeres, y social, al disminuir las diferencia­s entre varones y mujeres.

En este marco, la creación de la Dirección

de Economía y Género en el Ministerio de Economía es clave. Como señala Valli en 50/50, contar con un equipo que analice el impacto de las políticas económicas en relación a la igualdad es una forma de prevenir y/o disminuir los impactos negativos que tienen o pueden tener buenas políticas económicas, pero que aumenten aún más el desbalance de género ya existente. No es menor la responsabi­lidad de esta nueva Dirección. Esto debe acompañars­e con el desarrollo de políticas de cuidado que el nuevo Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, propondrá y liderará su concreción. Estas deben ser integrales e intersecto­riales, e incluir desde la construcci­ón y/o adaptación edilicia, la capacitaci­ón de personal y su contrataci­ón hasta su puesta en marcha. Estas políticas tienen impacto económico y social muy positivo.

Pero, ¿cómo se vincula esto con la ley Micaela? Esta ley es para concientiz­ar a Todes los funcionari­os estatales sobre la desigualda­d de género actual y cómo debe promover su disminució­n. Es en este punto, donde surge la necesidad de cambiar y/o adaptar las políticas en ese sentido y allí está el vínculo. El desafío es lograr que los cambios y/o adaptacion­es de las políticas se hagan en forma articulada entre las distintas áreas del Estado nacional, provincial y municipal. Por eso es destacable que la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad junto a Dora Barrancos dieran una clase a la plana mayor del PEN, incluido el Presidente, en el marco de la ley Micaela y que él reconoció fue “a cumplir la ley”, según relata Fernández Escudero en la nota en Sociedad el sábado.

Al lado de esto, el domingo en Protagonis­tas hay una nota sobre las vacaciones de Vidal y Sacco. Estas notas sobre la vida íntima de las mujeres políticas, alimentan la subvalorac­ión de su condición política, por eso son censurable­s. En el caso de hombres políticos no se escriben notas de este tenor, como mucho aparece una notita. Así como las mujeres en política son marginadas frecuentem­ente porque no comparten momentos deportivos ni sociales con los hombres, también estas notas al igual que las referidas a la vestimenta, las retrotraen al rol estereotip­ado de su condición de mujeres y no de líderes políticas. Esto es discrimina­ción y debemos censurarlo.

 ?? MIN. MUJERES GENEROS Y DIVERSIDAD ?? CAPACITACI­ON. Dora Barrancos y la ministra Gómez Alcorta hablaron de violencia de género frente al Gabinete.
MIN. MUJERES GENEROS Y DIVERSIDAD CAPACITACI­ON. Dora Barrancos y la ministra Gómez Alcorta hablaron de violencia de género frente al Gabinete.
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