“La deuda no es el tema más grave que tiene la Argentina”
Es el autor del plan antiinflacionario más exitoso cuando fue lanzado y un defensor de la estrategia opuesta a la que encaró el Gobierno apenas asumido. Sin embargo, en el pasado compartió espacio político con Alberto Fernández y muchas figuras de su ento
—¿Por qué no dio reportajes en los últimos tiempos?
—No me gusta ser comentarista político o económico. Me gusta opinar sobre la economía y la política pero desde un punto de vista de la palabra escrita. No es fácil transmitir esas ideas así en programas cortos de televisión o de radio.
—Acá va a tener tiempo para extenderse.
—Sí, por eso acepté. Leí muchos de los reportajes que usted hizo y me parecen muy buenos. Uno tiene oportunidad de explayarse.
—¿Sigue siendo deficiente el control de cambio, como usted escribió en Cavallo. com.ar, cuando lo instaló Mauricio Macri al final de su mandato?
—Sí. Le asigno mucha importancia a que la economía funcione como una economía bimonetaria eficiente. El mejor ejemplo es Perú, que desde principio de los 90 tiene una economía bimonetaria con convertibilidad.
—Pero diferente a la suya porque el valor no es fijo.
—Exactamente. Pero es convertibilidad. Convertibilicolmo, dad no es sinónimo de tipo de cambio fijo. Es que la gente pueda pasarse de una moneda a otra, pueda ahorrar en la moneda que le inspira más confianza, pueda conducir sus transacciones en una moneda que le preste un buen servicio. Eso es convertibilidad. Por supuesto que es muy importante que en un sistema bimonetario haya estabilidad cambiaria, que no existan fluctuaciones tendenciales, por ejemplo, que la moneda local se devalúe permanentemente o se aprecie permanentemente. Pero es bueno y tiene algunas virtudes el hecho de que pueda fluctuar frente a shocks externos que recibe la economía.
—¿Ese era el talón de Aquiles de su convertibilidad?
—Para que haya una convertibilidad flotante se necesita que ya la moneda local haya adquirido un cierto grado de confianza por parte de la gente y, entonces, pueda competir.
—Pero volviendo al hoy. ¿Qué riesgos tiene el deficiente control de cambio?
—El riesgo está en que se instale la idea de que se va a ir de nuevo a una pesificación obligatoria o compulsiva. Para
sale Eduardo Duhalde a decir: “Fue un error comprometerse a devolver los depósitos en dólares”. Esa afirmación va en línea con lo que aparece como el pensamiento predominante, aparentemente inspirado por Mercedes “El Gobierno debe asegurarse de que no se precipite un default antes del 31 de marzo.”
Marcó del Pont en el Gobierno: que habría que forzar a la gente a manejarse en pesos.
—Desdolarizar la economía.
—La única forma de desdolarizar una economía de manera constructiva para que ayude a que funcione mejor es crear gran confianza en el peso, no obligar a la gente a manejarse con pesos cuando la gente advierte que de esa manera perdería el valor de sus ahorros, se quedaría sin el fruto de su trabajo.
—¿Sigue viendo riesgo de descontrol monetario, como escribió en su blog?
—En una economía en la que no se alienta, y más bien, se trata de trabar el hecho de que la gente pueda, si quiere, ahorrar en dólares, va a haber siempre exceso de emisión monetaria. La única alternativa que va a tener el Gobierno para financiar su déficit y el sector privado para financiar su actividad es conseguir crédito interno en pesos. Si ese crédito no se genera por vía del ahorro, sino que se genera porque lo decide el Banco Central, obviamente resultará de la pura emisión monetaria. El resultado es que la emisión monetaria, más que crear crédito, terminará creando más inflación. Pero eso no significa que en lo inmediato se corra el riesgo de un descontrol monetario total. Yo hablo más bien del sistema monetario, cambiario y financiero que necesita una economía para estabilizar y crecer al mismo tiempo.
—¿Puede derivar en una hiperinflación?
—No necesariamente hiperinflación, pero puede haber una gran expansión monetaria.
—O sea, ¿una gran inflación aunque no sea híper?
—La primera manifestación va a ser una brecha cambiaria entre el contado por liquidación, el dólar bolsa, el dólar paralelo y el dólar oficial, el dólar comercial, que se acreciente. Y cuando ya esa brecha muy grande haga difícil que el Gobierno siga controlando el dólar oficial, ahí se corre el riesgo de que vuelva a haber una fuerte devaluación y que de nuevo se instale una espiral inflacionaria.
—¿Esa brecha sería del 50%, como en la época final de Cristina Kirchner? ¿Ese 9 del oficial y 15 del paralelo? ¿Resiste hasta ahí?
—No me gusta dar números, máxime sobre un manejo de la economía que es completamente incierto, impredecible. Pero el problema va a comenzar a manifestarse cuando el tipo de cambio en los mercados semilibres (no son del todo libres, pero tampoco son ilegales) esté por arriba del 30% que pusieron como impuesto a quien quiera comprar dólares para atesoramiento en esos hasta 200 dólares por persona. O los dólares para el turismo. Pienso que en