Perfil (Domingo)

La sexualidad adolescent­e como perfecta comedia teen

- JUAN MANUEL DOMíNGUEZ

Netflix tiene, y lo saben hasta en Hawkins, una obsesión con lograr una legión de fanáticos adolescent­es. De Stranger Things aA todos los chicos de los que me enamoré, el gigante del streaming ha buscado generar millones de seguidores a partir de cultivar su propio star system, sus actores seguidos por billones de teens, ya sea surgidos de series o de películas efervescen­tes que, vestidas de comedia romántica, apuestan a derrumbar estereotip­os varios a la hora de la diversidad.

Pero aun en esa dinámica de bodegón teen, donde todos comen y todo se cocina, una serie como Sex Education hace la diferencia. Y claro que eso no implica hablar de su aspecto colateral, el didáctico, que aparece al tener de protagonis­ta a un joven Otis, hijo de una terapeuta sexual que replica el trabajo de mamá dentro de un secundario asesorando a sus alumnos. Implica, sí, jugar con el secundario como terreno para relatos. Aquí esa entidad se construye con materiales del cine emocional norteameri­cano de los años 80, sobre todo en los saltos al vacío y los cruces sentimenta­les. Por suerte, también se construye la dinámica de salones de clases y lo que sucede fuera de ellos con una idea de diversidad que aquí aparece natural en sus distintos personajes y no parece ser incrustado desde una agenda (sino de las propias ganas de explorar de la showrunner, Laurie Nunn).

La base aquí es la comedia, siempre buscando la incomodida­d pero sin condenar lo sexual: de hecho, ese fue el golpe de impacto de la primera temporada. La libertad sexual como responsabi­lidad y menos como grito de rebeldía. Se trataba más de sonreír mientras se escuchaba problemas varios y absurdos (algunos) que de apuntar con el dedo y reírse (u otras variantes en el medio). Ahora, con personajes más afianzados y con romances varios, es la misma dinámica de los personajes y su sexualidad entre sí la que parece dominar la rutina. El sexo ahora es parte de ellos, y la forma de hablarlo muestra una frescura que esta más al servicio del estilo de la serie que de una clase de higiene sexual de secundario.

La novedad de Sex Education es que todo lo que hace parece bañado por una idea de absurdo inglés, y también de amor, salida del gran John Hughes, santo patrono de los adolescent­es atormentad­os en sus films de los años 80. Todo aquí está pensado hasta el último detalle.

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NETFLIX SAGAZ. Aprovechan­do los vínculos sentimenta­les del colegio secundario, se logra una serie osada.

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