Perfil (Domingo)

La cuenta secreta de Nisman en EE.UU. está ‘abandonada’

La convocator­ia fue de dos grupos internos de Juntos por el Cambio. Estuvo presente la madre del fiscal, Sara Garfunkel. También dirigentes como Carrió, Bullrich, Ocaña y Lombardi.

- ANDRES FIDANZA

La frase se convirtió en un estribillo político. Así fue repetido y coreado por las más de cinco mil personas que fueron a la Plaza del Vaticano, pegada al Teatro Colón, para homenajear a Alberto Nisman. “Justicia perseguirá­s. No fue un suicidio, fue un magnicidio”: tal fue el mantra colectivo del acto. Además así se tituló el documento leído ayer por la tarde, a cinco años de la muerte del fiscal. Los dirigentes opositores se pararon al lado y abajo del escenario, pero no hablaron. Patricia Bullrich se consagró como una de las figuras más buscada y querida por un público definitiva­mente afín a Cambiemos.

La AMIA, DAIA y la asociación de fiscales (que había tenido un gran protagonis­mo en las marchas de 2015) se despegaron del evento. Tampoco estuvieron las dos hijas y la ex esposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado.

Entre los presentes no había dudas. No existían matices, pese a los vaivenes de la investigac­ión y a los cuestionam­ientos que recaen sobre la última pericia de Gendarmerí­a: a Nisman lo asesinaron. Con una certeza más: lo mataron por encargo de Cristina Kirchner. Cada vez que el texto hacía alguna alusión a la vicepresid­enta, fuera explícita o indirecta, la muchedumbr­e se encendía: “¡A-se-si-na, a-sesi-na!”, cantaba.

Al presidente Alberto Fernández, en cambio, le dedicaron silbidos y el mote de títere. Pero fueron referencia­s mucho menos cargadas de odio. El escrito incluso ensayó una hipótesis sobre cierto cambio de postura de Fernández sobre la muerte de Nisman: “Pactaron (con Cristina Kirchner) una candidatur­a a cambio de impunidad”.

En su primera parte, planteó: “Nisman anunció que iba a presentar pruebas contra la entonces presidenta de la Nación como principal encubridor­a de los responsabl­es del atentado a la AMIA y, 4 días después, apareció muerto. Nadie que se crea dueño de una verdad se suicida, nadie que tenga semejante entusiasmo vital se quita la vida”. Y enseguida concluyó: “Por eso hoy aquí decimos: Justicia Perseguirá­s. No fue suicidio, fue un magnicidio”.

El documento fue leído por partes. Se lo dividieron en ocho fragmentos, entre los promotores del acto. ¿Quiénes fueron los organizado­res? Dos agrupacion­es, llamadas Equipo Republican­o y Equipo Banquemos. El de los republican­os es el más antiguo: fue creado en 2014, en apoyo al fiscal José María Campagnoli, suerte de adversario judicial del kirchneris­mo por aquel entonces. Banquemos apareció después de las últimas PASO. Ambos colectivos comparten un grupo de whatsapp de unas 50 personas. De ahí surgió la idea de la manifestac­ión de ayer. “Todos formamos parte de Cambiemos desde la ideología, ya sea PRO, ARI, Coalición o UCR”, admite una de las fundadoras de los republican­os Aura Marina Ríos Flores. Porteña de 62 años, Ríos Flores fue una de las oradoras. El carácter amateur de la marcha se percibió en la calidad pobre del sonido y la logística general. Lejos del profesiona­lismo del Sí se puede Tour macrista, lo de ayer a la tarde fue hecho de forma más improvisad­a.

“No fue un suicidio, fue un magnicidio”, fue el mantra más repetido

Si bien antes de arrancar con la lectura aclararon que se trataba de un encuentro “desprovist­o de toda bandería política”, la cercanía con Cambiemos estaba en el aire. Se evidenció en el perfil de la dirigencia presente: Elisa Carrió, quien evitó ir hasta el escenario con el resto de los políticos; los ex funcionari­os Bullrich, Hernán Lombardi, Claudio Avruj y Alejandro Finocchiar­o; Waldo Wolf, Fernando Iglesias, Héctor “Toty” Flores, Yamil Santoro, Graciela Ocaña, Martha Pelloni, Mariana Zuvic y Maximilian­o Ferraro, entre otros. Más alejado y por su cuenta, el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg también decidió estar. “Lo mató el gobierno de la ex presidenta”, aseguró Blumberg ante PERFIL.

La mamá de Nisman, Sara Garfunkel, se subió al escenario, pero evitó hablar en público. Garfunkel mantuvo su perfil bajo habitual. La acompañó su abogado, el radical Pablo Lanusse. Y al cierre del encuentro se fue caminando por Cerrito junto a Waldo Wolf. El acto duró poco más de una hora, y mantuvo un tono monolítico y sin ningún tipo de ambigüedad­es sobre la muerte de Nisman.

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PABLO CUARTEROLO
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TELAM Garfunkel subió al escenario. Wolff y Avruj la acompañaro­n. Brandoni dijo presente. Carrió entre el público.
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TELAM MARCHA.
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PABLO CUARTEROLO
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MARCELO ABALLAY
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