La violencia nazi que resurge en Alemania ignora el pasado
El aniversario de la liberación de Auschwitz coincide con la alarma en Alemania por los ataques ultras a políticos comprometidos contra el racismo y el antisemitismo, algo que, como advirtió el presidente Frank-Walter Steinmeier, evidencia que no todos los alemanes aprendieron la lección de su historia.
Tal como hiciera Angela Merkel en su histórica visita al campo de exterminio polaco, cuando afirmó que la responsabilidad por el Holocausto ya es parte de la memoria histórica de Alemania, Steinmeier expresó estos días en Israel su “vergüenza” por el Holocausto y recordó que este fue organizado y ejecutado por alemanes.
El presidente, socialdemócrata, participará mañana en el aniversario de la liberación del campo, y la canciller, conservadora, estará en Berlín, en los actos en memoria de sus víctimas.
Asesinatos. “Siempre vivimos situaciones de intimidaciones. Ahora pasamos a amenazas directas”, explicó Andrej Stephan, asesor del diputado Karamba Diaby. Una ventana a la calle de esa oficina apareció el 15 de enero atravesada por agujeros de bala. A esa “advertencia” siguieron correos electrónicos amenazando de muerte al político enviados a su oficina y a un medio local.
Diaby, nacido en Senegal y socialdemócrata, se convirtió en 2013 en el primer diputado negro del Bundestag, el Parlamento federal. Tiene su distrito electoral en Halle, en el “Land” de Sachsen Anhalt, donde la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) obtuvo en las regionales de 2016 un 24,2%.
La policía investiga esas amenazas, en medio de la alerta por el acoso a políticos de todo el espectro parlamentario. Son varios los alcaldes de pequeñas poblaciones que tiraron la toalla, intimidados ellos o sus familias por marchas neonazis ante su casa.
Al acoso han seguido, en algunos casos, con ataques físicos. La máxima dimensión de la violencia política fue el asesinato, en 2019, de Walter Lübcke, de la Unión CristianoDemócrata (CDU) de Merkel, amenazado por defender la acogida de refugiados. Apareció muerto en su casa de un tiro, disparado por un presunto neonazi.
Discurso. “Quisiera poder decir que los alemanes aprendimos la lección de la historia. Pero no puedo hacerlo cuando las expresiones de odio se extienden y su espíritu adopta nuevas apariencias”, admitió Steinmeier, en su discurso ante el Museo del Holocausto de Yad Vashem.
“Con la AfD en el Bundestag, su discurso de odio llegó al Parlamento. Y lo peor es que parte de los grandes partidos, o algunas de sus corrientes internas, han incorporado temas propios de la ultraderecha a sus propuestas”, advierte Franco Delle Donne, politólogo argentino La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) tiene gran fuerza
parlamentaria
afincado en Alemania.
“En su afán por tratar de hacer frente al ímpetu de la AfD en el electorado han contribuido a normalizar esos discursos en la vida pública alemana”, agrega.
Las advertencias de Steinmeier y Merkel “son escuchadas por la generación que conoció la II Guerra Mundial o por la siguiente, pero no por los más jóvenes”, advierte Delle Donne. “Es la primera generación sin sentimientos traumáticos propios”, argumenta. Ni vivieron la época ni tuvieron que preguntarse qué habían hecho sus padres durante el nazismo.
El gobierno alemán prohibió esta semana Combat 18, un grupúsculo neonazi cuyo nombre remite a las letras 1 y 8 del alfabeto: la A, por Adolf, y la H, por Hitler.