“El default no le conviene a nadie, salvo a los buitres”
En las antípodas ideológicas de Domingo Cavallo, coincide con el ex ministro de Economía en que la deuda no es el principal problema económico de Argentina. Quien fue considerado el banquero marxista más importante del país hoy piensa que se puede aspirar
—¿Era necesaria una ley para que el Poder Ejecutivo pudiera llevar adelante una renegociación de la deuda?
—Dejame que te lo conteste con una reflexión. Venimos de cuatro años en que la oposición de entonces pidió insistentemente que el tema de la deuda tuviera tratamiento parlamentario. Ponernos a discutir hoy su necesidad o no parece innecesario. ¿Qué daño hace que el ministro de Economía vaya a negociar con el aval del arco político? Es mucho más que la representación propia. Tenerla implica afirmar: “Vengo a representar al conjunto de la sociedad, al conjunto de los intereses de la Argentina y tengo una representación mayor”. —¿Agrega algo?
—Agrega valor, sin duda. Y además restablece algo que ambos valoramos: el funcionamiento de las instituciones, la división de poderes, algo que se reclama permanentemente. Cuando uno habla de un país normal, cuando uno habla de una democracia que funcione eficientemente, una de las primeras cosas es que los poderes funcionen. El hecho de que formes parte de un proyecto político no significa que debas acompañar automáticamente cada una de las cosas que se plantean. La existencia de un Poder Legislativo que analiza, pregunta, sugiere, no hace más que agregar valor y enriquece la democracia.
—¿Envía un mensaje a los acreedores respecto del marco de la negociación?
—Seguro. Una cosa es el ministro de Economía, con toda su representación, y otra es el “La dolarización y la indexación son dos enfermedades de las que nos cuesta mucho
recuperarnos.”
ministro de Economía que va junto con una ley que aprobó el Parlamento.
—Y que deben darse dos de tres: reducción del monto de la deuda de la tasa de interés, o mayor plazo de pago.
—Si a vos te ponen un cerdo acá y te dicen “comelo, así como está, entero”, te resultará imposible. En cambio, si te dan tres meses, o seis, para comértelo en porciones, seguramente que vas a poder. Parece una simplificación. Pero no es igual una deuda que vence en los próximos 180 días que una deuda que se distribuye en un
—De los tres ítems, ¿qué dos puntos convendría mejorar en la negociación?
—No tengo que contestarte eso. No voy a ser yo quien negocie. El que va a negociar lo hace con un plan, pero no puede exponerlo. Probablemente, si fuera el negociador, yo iría por todas las variantes.
—¿Con qué prioridad?
—El corrimiento de los vencimientos es indispensable. Aunque hubiera una quita, no se puede pagar de acuerdo con el cronograma definido de pago. El corrimiento de los vencimientos es condición sine qua non para la negociación. Luego, la baja de los intereses o la quita del monto del capital tienen el mismo efecto. Habrá que ver también qué le conviene más a la contraparte desde el punto de vista de su representación, de sus balances, de cómo eso juega en el valor que esos bonos tienen en los mercados. Pero lo que hay que tener claro es que si yo tengo una deuda a un X plazo, a una tasa de interés, y la tasa de interés se reduce a la mitad, el valor real presente de esa deuda se achicó.
—¿Qué pasaría si el 5 de febrero la provincia de Buenos Aires entra en default?
—Creo que se llegará a un acuerdo. Se suele no reparar en que estamos pidiendo muy poquito. No solo porque el monto es muy chico, sino que también se está pidiendo correr a mayo este vencimiento. En el pedido que hace la provincia de Buenos Aires no hay incluida ninguna negociación en cuanto a quita o tasa. Lo que dice es primero está la nación negociando su deuda. Y pide negociar la suya una vez que la nación tenga establecido cuáles son las reglas de juego. Se está pidiendo diferir 90 días un vencimiento, parece una cuestión mínima. Se debería pensar que se va a lograr ese acuerdo si existe una contrapartida de buena voluntad. A los acreedores no les beneficiaría entrar en una situación de default por ese monto, sin antes esperar cuál “La gente suele no tener real dimensión
del deterioro económico que
vivimos.”
es la negociación que hace el país en su conjunto. La negociación que resulte también va a marcar la viabilidad de la negociación de las provincias.
—¿Estará renegociada la deuda nacional el 31 de marzo, como quiere Fernández?
—La necesidad hace que las cosas sean viables a veces. Argentina no puede tratar su presupuesto si primero no resuelve el problema de la deuda. Tal es su magnitud.
—Y su costo.
—Por eso es imprescindible resolverlo previamente. Por eso, la primera resolución que tomó el gobierno de Alberto Fernández fue prorrogar la vigencia del presupuesto y no tratar el nuevo hasta tener cubierta la negociación de la deuda. Se fijó el plazo del 31 de marzo para que además inmediatamente luego podamos tratar el presupuesto, que es la guía de proyecto de país que se quiere llevar adelante. Es una herramienta fundamental para la gestión. Pero discutirlo ahora sería casi una ficción.
—¿Qué clima percibís en lo financiero internacional?
—El default no le conviene a nadie, excepto a los buitres, a los cazadores de oportunidades. Pero a los habituales tenedores de bonos no les conviene. A veces me pregunto qué harían esos fondos si Argentina realmente pagara. Saldrían inmediatamente a ver a quién le prestan ese dinero, porque no lo van a guardar. No quieren cobrar para ponerlo en la caja de seguridad. Se podría decir que la deuda argentina fue contraída en un contexto en el que cabría suponer que va a haber problemas para pagar y por eso se pactaron tasas de interés que son absolutamente inusuales en el mundo de hoy. El contexto es el de una etapa de exceso de liquidez.
—¿Por tasas negativas?
—Hay muchas cosas de ese estilo. Entonces, cuando vos ves a Argentina con bonos al 8%, al 9%, al 7,5%, percibís que es imposible. Evidentemente, el acreedor negoció sabiendo que iba a tener dificultades para cobrar. Tenemos que llegar a convencerlos