La argentina que siguió los pasos de Louisa May Alcott
Conoció su casa, y luego ideó
En el huerto de las mujercitas (PRH): Gloria V. Casañas no solo prologó la reedición de
Mujercitas, sino que también estuvo en los mismos espacios de Louisa May Alcott. “Viajar a través de los libros es hermoso, pero viajar y encontrar los lugares donde transcurrieron nuestras lecturas es un regalo inesperado. ¡Descubrí que la casa de las Mujercitas existía!”
”Orchard House emerge entre los bosques de Concord con sus tejas castañas, su chimenea humeante y su pequeño porche, llevándonos a ese umbral suspendido entre la ficción y la realidad, creando la ilusión de que caminamos entre las páginas de un libro. Y no de cualquier libro, sino del que marcó la infancia y la adolescencia de casi todas las escritoras y gran parte de los lectores de todo el mundo.
”Mujercitas sigue siendo una lectura iniciática, y la que más se recuerda por la cantidad de veces que la hemos releído. Recorrer las habitaciones, conocer el escritorio mínimo sobre el que Louisa escribió su afamada novela, espiar el parlor donde celebraban sus tertulias, o descubrir las iniciales de la madre, Abigail Sewall, en la vajilla del cristalero supone un impacto emocional profundo. ¡Entonces era cierto! Aquí vivieron las hermanas March, es decir, las hermanas Alcott. En este sofá anticuado rieron, soñaron y sufrieron las primeras pérdidas de sus vidas.
”Yo sentí que acababa de conocer a Louisa May Alcott recién luego de esa visita, y quise dar forma a esos recuerdos. Por eso volví a Concord unos años después, con el propósito de investigar a fondo su vida. Mujercitas adquirió una profundidad inesperada a partir de entonces, y comprendí por qué es un libro que deja huella en sus lectores. La propia Louisa se filtra a través de los episodios juveniles que narra, con su independencia de carácter, su espíritu libre y su humor”, cuenta.
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