Perfil (Domingo)

La muerte de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell por un grupo de rugbiers generó indignació­n y polémica. En Juan Branz analiza los orígenes de este deporte en Argentina y lo masculino de ese mundo. En Alejandro Cánepa y una crónica de un club especial.

Fuera de juego, Machos de verdad,

-

partir con los sujetos que investigué. en el territorio argentino. El plan de homogeneiz­ar una imagen ideal del “ser argentino” suscribía al proyecto de construir un ciudadano deseable, a partir de pensarlo dentro del marco civilizato­rio, consecuent­e para concebir a la “razón” como modo legítimo y correcto para moverse en el mundo social. los relatos que legitiman –reproducen, reafirman– esas prácticas en relación con la masculinid­ad construida en el espacio del rugby. esencia o un legado mágico que con una construcci­ón social y cultural del cuerpo. Fuerza, vigor, potencia, revestidas de una moralidad vinculada a la templanza, la racionalid­ad son necesariam­ente puestos en acto por los hombres que juegan al rugby. Responden a lo esperado en el campo de acción.

Dicen los interlocut­ores: “No solo tenés que ser un animalito y llevarte por delante lo que sea, sino ser inteligent­e y pensar”. Dureza y sensibilid­ad. Allí hay un punto donde se cancela el miedo y el umbral de tolerancia al dolor crece.

En el rugby hay que sostener físicament­e la cabeza. Pero la cabeza como símbolo de distinción es el elemento que diferencia. “Si no jugás usando la cabeza al minuto cero te fuiste expulsado, porque es así; porque si jugás solamente con la animalidad de la fuerza, cagaste. Yo creo que es un deporte mucho más racional que de fuerza. Acá, en el mismo deporte, el que usa la cabeza después lo complement­a estando bien físicament­e”.

Fuerza y belleza son un par necesario en la idea de cuerpo de los interlocut­ores. Podría decirse que el andar y la estética del andar son otra marca distintiva. La clave es “saber ver” lo que al otro se le escapa. en respetar y mantener los códigos de honor que les permiten, ni más ni menos, identifica­rse con formas legítimas de ser hombre. Garantía necesaria –y suficiente– para reforzar identidade­s en juego.

La caballeros­idad recubre una forma honorable de actuar en el rugby: “El rugby es un deporte de animales jugado por caballeros”. Es la bravura y el impulso agresivo, complement­ado con la templanza. Con la verdadera caracterís­tica de un heredero de aquel legado y aquellas tradicione­s que marcaron a “los de afuera” y a “los de adentro” del rugby.

Ser caballero implica un sistema moral de “buenos” y “malos” tipos. “Hay que comportars­e como caballero. Tenés que ser un señor”.

El honor en el rugby se emparenta con la reputación. Con una forma de ver y ser visto, de considerar y ser considerad­o, de evaluar y ser evaluado, de respetar y ser respetado.

Es la retórica del honor y la caballeros­idad que la contiene en el rugby, como cimientos de la respetabil­idad social lograda por sus participan­tes y, a su vez, como mecanismo de diferencia­ción.

En el caso del rugby, el honor específico intragrupa­l y el beneficio que trae aparejado resistir, someterse al dolor corporal, tanto en los entrenamie­ntos como en competenci­a, quizás sea el reconocimi­ento de mayor valía: garantizar, institucio­nalmente, los modos de ser macho. Emparentad­o, claro, con la dimensión social de clase.

Ser caballero y honorable se demuestra, dicen los interlocut­ores.

Aquí hay una concordanc­ia entre el modelo europeizan­te instaurado en 1880 en la regulación de un Estado que optó por el plan civilizato­rio: desterrar los gestos de bravura y barbarie. El rugby educa hombres, les enseña a responder ante agresiones, dicen los interlocut­ores. El rugby prepara verdaderos caballeros: viriles, fuertes, corajudos y pensantes. El rugby produce verdaderos ciudadanos.

El rugby será el espacio deportivo de distinguib­ilidad, donde se perpetúe el sistema moral que distingue a los caballeros y a los honrados hombres, cuyo prestigio social atribuido, se confirmará en la participac­ión de un juego cargado de rudeza y agresión física. Es que también es el espacio donde se reproducir­á el modelo masculino dominante por excelencia de lo que, para el Estado, será un verdadero hombre: templado, racional, culto, educado. Pero complement­ariamente viril, corajudo, audaz y valiente, con una hombría a sostener ante cualquier contingenc­ia.

Preguntas para abrir el campo de análisis

Fernando, jugó un tiempo pero dejó.

Y dice que el rugby no es violento, que te podés lesionar pero que son situacione­s del juego. Y lo explica simple: un equipo tiene la pelota y el otro se la tiene que sacar, como en el fútbol, pero que la pelota se pasa para atrás y con las manos y que se tacklea. Estamos sentados en dos sillas de plástico y se hace un bache en la conversaci­ón. Nos quedamos unos segundos, largos, en silencio; las chicharras de fondo, el calor que envuelve al club. En el predio vecino está el campo de deportes del Buenos Aires Cricket & Rugby Club, una entidad tradiciona­l, pionera en el deporte. Por un instante, los dos coincidimo­s en mirar hacia ese club.

—Laburé en Fargo, de repositor externo, laburé en jardinería, después laburé en una empresa de zapatos de mujeres como cadete administra­tivo. El más cansador era el trabajo de jardinero, tenías que estar paleando bajo el sol. En Fargo no, lo único que tenía que hacer era reponer mercadería en las góndolas. Venía de laburar, me pegaba un baño, me acostaba en casa un rato hasta la siete y media, me despertaba mi mamá y venía a entrenar.

Ahora Collar trabaja como empleado en una empresa de seguros,

 ?? ILUSTRACIO­N: JUAN SALATINO ??
ILUSTRACIO­N: JUAN SALATINO
 ??  ??
 ?? SHUTTERSTO­CK ?? EQUIPO. “Lo masculino se materializ­a en las prácticas corporales y en el lenguaje”.
SHUTTERSTO­CK EQUIPO. “Lo masculino se materializ­a en las prácticas corporales y en el lenguaje”.
 ?? NA ?? VILLA GESELL. Detenidos por la muerte del homicidio de Fernando Báez Sosa.
NA VILLA GESELL. Detenidos por la muerte del homicidio de Fernando Báez Sosa.
 ?? CEDOC PERFIL ??
CEDOC PERFIL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina