“Estoy dispuesta romper a con las rigideces”
La cantante es parte de Sex, viví tu experiencia, la obra de José María Muscari. Está preproduciendo Bestia, su nuevo disco, y filmó la película Ese fin de semana. ¿Otra vez es el año de María Paz Ferreyra?
Si hay algo que caracteriza a María Paz Ferreyra, más conocida como Miss Bolivia, es su versatilidad: compositora, cantante y psicóloga (fue una de las profesionales que se ocuparon de ayudar a los familiares de las víctimas de Cromañón), esta auténtica mujer orquesta se sumó durante enero al elenco de Sex, viví tu experiencia, el exitoso espectáculo de José María Muscari en el que trabajan Diego Ramos, Noelia Marzol y Agustín Sierra, entre otros.
“Yo ya había participado en obras de José, pero en mi rol de música, aportando uno o dos temas.
Esta vez me integro en la trama general, soy parte del elenco –explica la artista–. Muscari ya me había llamado antes, pero yo no pude asumir el compromiso y darle curso a mi deseo porque estaba con otras cosas. Mi agenda suele estar muy cargada. Ahora me avisaron con más tiempo y logré organizarme”. El trabajo en Sex –que tiene funciones jueves, viernes y domingos en el Gorriti Art Center– era una cuenta pendiente para Miss Bolivia desde que vio la obra y se sintió claramente interpelada por su contenido: “Toca un universo de significaciones que me interesa mucho –dice–. Además, también hice una película hace poco (Ese fin de semana, largo de Mara Pescio rodado en Misiones) y me gustó mucho la experiencia. Así que la idea es abrir un poco el abanico de posibilidades expresivas, no quedarme encasillada solo en el terreno la música”.
Para esa expansión de posibilidades, nadie mejor que Muscari, quien ya había convocado otras veces a Miss Bolivia para algunos de sus espectáculos. Ella lo conoce muy bien desde la época de Mujeres de carne podrida, espectáculo estrenado a fines de los 90 con el que también quedó prendada. “José tiene una capacidad increíble de llevar todo lo que ocurre en el entorno social a sus obras. Es como una antena, un escriba de lo social. Es un creador fantástico y un director muy humano, que apuesta a la transversalidad y al respeto por la gente con la que trabaja. Lo veo como un colega. Y resalto esto porque muchos directores se han comido altos ‘ego-trips’. Muscari pone toda su imaginación y su energía al servicio de la obra, por eso me motiva trabajar con él”. Acostumbrada a poner el cuerpo arriba de un escena--
rio, Miss Bolivia no se amilanó ante el desafío que implica una obra de alto contenido erótico y con un contacto muy directo con el público que se acerca a verla. “Es exigente porque se labura mucho con lo sexual y lo sensual como herramienta performática –analiza–. Eso para mí es completamente novedoso. Tuve que prepararme para usar el cuerpo como herramienta discursiva, aunque yo ya esté acostumbrada a la exposición. Pero lo especial de esta obra es que trabaja sobre tabúes que es muy necesario deconstruir. Y yo me incluyo en esa tarea, estoy dispuesta a romper con las rigideces”.
Formada en una estricta escuela católica, esta cantante nacida en el barrio de La Paternal que ya lleva editados tres discos –Alhaja (2011), Miau (2013) y Pantera (2017)– es una reconocida militante a favor de la interrupción voluntaria del embarazo. De hecho, ella misma decidió abortar en 1996 y reconoció esa decisión como “un privilegio de clase”, dado que tenía los recursos económicos como para llevarla adelante en un marco de higiene y seguridad. “Me crié en base a unos cánones muy almidonados. Pero hoy soy una convencida de que el sexo es una forma expresiva fundamental de la subjetividad –señala–. En el pasado asociaba al cuerpo con el pecado, así que desarmar esa maquinaria opresora y reescribirme con un nuevo guión fue un laburo realmente muy fuerte y del que estoy orgullosa. Estar en Sex es una manera de reivindicar ese cambio importantísimo”.
La artista también considera que el feminismo ha sido clave en una mutación conceptual que, según sus propias convicciones, es señal de liberación: “Un camino que va de los cuerpos oprimidos y pecadores a los cuerpos deseantes”, de acuerdo con su propia definición. “Yo creo que acá en Argentina esa transformación nos indica que la sociedad está en vías de reescritura. Estamos dejando de lado la pacatería, y si hoy se ve una luz al final del camino es porque hay voluntad para el cambio”.
Respecto de la ley para despenalizar el aborto y de las nuevas expectativas que ha generado la llegada al poder de Alberto Fernández en torno al tema, Miss Bolivia se muestra optimista: “Tengo mucha confianza porque se nota que para esta nueva gestión es un tema muy importante. Saben de la urgencia de sancionar la ley por una cuestión de mejorar la salud pública. Hay muchísima oscuridad alrededor del tema, que proviene de preceptos religiosos medievales que hay que tallar y desmantelar. Pero está instalándose con fuerza una nueva forma de pensarlo: básicamente, como una herramienta de justicia social”.
Más allá de ese asunto particular, María Paz también remarca el alivio que le produjo el resultado de las últimas elecciones. “La verdad es que hoy puedo ver un presente con ganas de futuro. Estos últimos cuatro años fueron muy difíciles para toda la sociedad argentina. Se profundizó muchísimo la brecha social, se agigantaron la injusticia y la desigualdad. Teníamos la urgencia de un cambio de paradigma. Lo que pasó me alivia y, sobre todo, me genera esperanza, pero no como una fe religiosa, sino más bien como una expectativa cívica, política”.
Mujer de convicciones firmes, Miss Bolivia también ha editado un libro en el que volcó buena parte de lo que piensa, siente y defiende con uñas y dientes. Su título es elocuente: Ni cabida. Cómo sobrevivir a la gilada. Y como bien dice Sebastián Wainraich, elegido para escribir el prólogo, en esas páginas se nota el espíritu indomable de alguien que puede describirse como “una sobreviviente, una artista, una mujer que a veces confunde dolor y alegría”. La misma que a la hora de explicar las motivaciones para ese proyecto que amplió aun más su campo de batalla lo sintetizó con una definición breve y categórica: “Tengo el vientre vacío y el cerebro lleno, por eso parí este libro”.
“La idea es abrir un poco el abanico de posibilidades expresivas. No quedar encasillada.”