Perfil (Domingo)

El Congreso vuelve a debatir la deuda para la tribuna

Desde 2001, es la sexta vez que el tema llega al recinto. Los partidos mayoritari­os oscilaron en sus posiciones. Los gobiernos apelaron a los legislador­es por cuestiones coyuntural­es y no para encontrar soluciones de fondo.

- GABRIEL ZIBLAT

“Creo que es importante este proyecto de ley y la voluntad política que expresarem­os esta noche, como asimismo que los bloques mayoritari­os se involucren en el apoyo irrestrict­o a la negociació­n de la deuda, porque es una causa nacional en la cual no valen los colores políticos. En esto nos va la vida de los argentinos en los próximos cincuenta años”. La frase podría haber sido dicha por cualquiera de los diputados que, con 224 votos positivos, le dieron media sanción el miércoles a la ley de restauraci­ón de la sostenibil­idad de la deuda externa. Pero fue dicha en 2005 por el histórico peronista santafesin­o Oscar Lamberto, mientras se debatía la ley cerrojo, que prohibía mejorar la oferta a los bonistas que no ingresaran al canje de deuda.

Quince años pasaron pero la dinámica sigue siendo la misma ante un problema con el que el país sigue tropezando: los gobiernos recurren al Congreso sistemátic­amente para tratar el tema deuda, pero más por una necesidad política coyuntural que por la voluntad de encontrarl­e una solución de fondo.

Así, en estas últimas dos décadas, el Congreso terminó siendo el escenario de idas y vueltas, con los partidos mayoritari­os oscilando de un lado a otro en sus posicionam­ientos. Caía 2001 y Adolfo Rodríguez Saá anunciaba que “el Estado argentino suspenderá el pago de la deuda externa” y recibía la ovación de pie de la bancada del PJ. En 2005, peronistas y radicales votaron unidos la primera reestructu­ración. En 2009 y 2013 se repitió cuando se trató la suspensión del cerrojo para así reabrir las negociacio­nes. Ese esquema recién se rompió en 2014 con la ley de pago soberano, por la cual se cambiaba el lugar de pago de bonos bajo ley neoyorquin­a. Ya había salido el fallo del célebre juez Thomas Griesa embargando los pagos a los bonistas que habían entrado al canje, tanto en 2005 como en 2010. Dos años después, el macrismo negoció con los holdouts y llevó al Congreso la necesidad de levantar las leyes cerrojo y de pago soberano. Esta vez, tuvo el respaldo de todo Cambiemos y un sector del peronismo, mientras que el kirchneris­mo terminó rechazando.

Patria o buitres. La ideología terminó colándose siempre en los debates. Los partidos de izquierda y de derecha fueron los que se mostraron más coherentes en sus votaciones a lo largo de los años. Los primeros siempre rechazando todo tipo de acuerdo; los segundos, condenando el no cumplimien­to de los contratos. Los palcos (en Diputados, en el Senado nunca hay hinchadas) muchas veces fueron ocupados por la militancia, que bajaba gritos en defensa de la soberanía y en contra de “los buitres”. Los memoriosos recuerdan que en los 80, también debatiendo por la deuda, desde las gradas se escuchaba el “patria querida, dame un presidente como Alan García” (por el líder peruano que había dejado de pagarla).

Desde las bancas, la profundida­d del debate no fue mucho mayor. En 2016, Máximo Kirchner justificab­a la negativa al acuerdo con los holdouts diciendo: “Vayan y negocien mejor, que no haya tanto apuro y no cedan a la extorsión”. Mario Negri –uno de los que estuvieron en todos los debates– les respondía, recordando también antecedent­es del kirchneris­mo, como el pago cash al FMI o el arreglo con el Club de París: “Obviamente que la estrategia fracasó, muchachos. Se lo digo de buena onda, porque hemos estado juntos mucho tiempo; no fueron ni son el Che Guevara”.

Un ex diputado, antes asesor parlamenta­rio, razona que “la deuda puede ser útil, inútil, legítima, ilegítima, cara o barata, pero el Congreso discutió todo siempre en una ensalada ideológica que no termina nunca en un consenso”. “Después se echan la culpa de quién endeuda más; es una discusión compleja y muy poco honesta”, resume.

Según la Constituci­ón, uno de los roles del Congreso es “arreglar el pago de la deuda”. Esa atribución ya fue delegada, por la Ley de Administra­ción Financiera, por eso en los pasillos parlamenta­rios se repetía que el Gobierno buscaba respaldo político con la ley actual, porque no la necesitaba para negociar. Casi para la tribuna. Todos los años, no obstante, los legislador­es aprueban con el Presupuest­o el nivel de endeudamie­nto aceptado. Allí debería darse el debate de fondo sobre los gastos, ingresos y deudas, para evitar que después se repitan los errores y en el Congreso se rasguen las vestiduras por una deuda de la que nadie se hace cargo por cómo se generó ni sobre cuál es la mejor forma de pagarla.

 ??  ?? POSTALES. En 2001, Adolfo declaró el default. Una década después, el juez Griesa falló en contra.
POSTALES. En 2001, Adolfo declaró el default. Una década después, el juez Griesa falló en contra.
 ?? FOTOS: CEDOC PERFIL ??
FOTOS: CEDOC PERFIL
 ??  ?? HOLDOUTS. En 2016 se cerraba un capítulo con el acuerdo. Nadie esperaba que se abriera otro.
HOLDOUTS. En 2016 se cerraba un capítulo con el acuerdo. Nadie esperaba que se abriera otro.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina