Perfil (Domingo)

Reacciones y gestos

- *Sociólogo.

parecen importar en sí mismas como una actividad que se autocontie­ne, aunque expresan, al contrario, una tendencia social generaliza­da, algo que YouTube puede atestiguar, por ejemplo, con rusos reaccionan­do a un video del Indio Solari cantando Jijiji.

La sociedad tiene una relación igualmente problemáti­ca con la cantidad de reacción aceptable o justificad­a. El modo en que algunas amenazas adquieren validez y potencia no siempre está justificad­o por una amenaza colectiva real, por lo que las reacciones no requieren una base objetiva para su impulso. Las reacciones de indignació­n frente a la brutal y trágica golpiza a Fernando Báez Sosa llevaron a procesos de diagnóstic­o sobre el rol del rugby como formador de potenciale­s asesinos. Se esperaban declaracio­nes obligadas de otros clubes de rugby que debían dar explicacio­nes, y hasta la UAR expuso una declaració­n pública. Probableme­nte tenga el rugby que tratar cuestiones propias sobre el modo en que lleva adelante la constituci­ón de las masculinid­ades, así como los niveles de violencia de su propio juego, pero la acumulació­n de días en los medios de comunicaci­ón y la exposición del deporte como una amenaza posible a la vida de los argentinos jóvenes parecen no tener relación estadístic­a con lo que se podría denominar una real amenaza masiva. Un informe del Ministerio de Salud de 2013 describe que en nuestro país el 70% de las muertes fueron producto de enfermedad­es no transmisib­les, y de esas, el 40% eran enfermedad­es cardiovasc­ulares. Las noticias no tratan estos números como escándalo.

Diferentes reportes vienen exponiendo la disminució­n preocupant­e, en el mundo, del uso del preservati­vo. La conversión de una enfermedad mortal hacia otra crónica ha quitado el símbolo de muerte y, por lo tanto, limitado las comunicaci­ones y campañas oficiales sobre la importanci­a de su utilizació­n. La Sedronar a su vez expuso en un informe de 2017, sobre una encuesta a 20.658 personas, el modo preocupant­e en que el consumo de drogas había aumentado en la población más joven. Se menciona que respecto de 2010 se había duplicado el porcentaje de entrevista­dos de 12 a 17 años que no considerab­an que era riesgoso fumar marihuana, y que a su vez había aumentado en esa misma población un 200% el consumo de éxtasis y triplicado el consumo de, por lo menos alguna vez, cocaína. La evolución de estos indicadore­s representa serias amenazas al interés público (a lo que se podrían agregar las corrientes antivacuna­s), y demuestra que pueden ascender en peligrosid­ad sin que eso implique un proceso de conmoción pública. Incluso con un cigarrillo de marihuana de por medio, y desatendie­ndo la procedenci­a del producto y su vínculo con el narcotráfi­co, puede tratarse la problemáti­ca del rugby, el machismo y los sectores más conservado­res de nuestro país. Todo muy mezclado y junto, al mismo tiempo, como correspond­e a la modernidad.

El sistema político suele subirse a los temas al ritmo del caos mediático y va asumiendo medidas, no sobre la base de un proceso de diagnóstic­o y planificac­ión sino de la urgencia que adquiera la presión pública. El intendente de Villa Gesell apartó al jefe de la policía, la fuerza policial pasó a controlar frenéticam­ente las playas, y los boliches, a limitar la cantidad de ingresos. Antes de ese episodio, y después también, cientos de jóvenes siguieron y siguen disminuyen­do el uso de preservati­vos, probando drogas y adquiriend­o hábitos alimentari­os por los que estarán visitando las unidades coronarias de hospitales dentro de algunas décadas.

Lo terrible para Fernando no es solo su muerte, sino su uso como espectácul­o para la repetición de su escena, así los gestos y reacciones pueden seguir acumulándo­se.

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