El futuro vive entre nosotros
Atravesamos la etapa de transformaciones más grandes y vertiginosas de la historia. Nunca hubo tanto desarrollo científico, tanta posibilidad de generar riqueza y conocimientos. Los países desarrollados experimentan una espiral de progreso que los aleja todos los días de otros que están empantanados en el pasado. Es indispensable estudiar, tener la mente abierta, usar el sentido común para buscar informaciones objetivas que nos ayuden a superar nuestras supersticiones ideológicas. Los países que progresan fomentan la creatividad, la eficiencia, la producción, los avances tecnológicos, la robótica, la Inteligencia Artificial. Mientras más libertad tienen sus habitantes, pueden desatar mejor su imaginación, trabajar autónomamente y crear bienestar.
En Occidente se da el enfrentamiento entre los valores y las instituciones del siglo XX y los de una sociedad posmoderna que está ya entre nosotros, aunque los conservadores no pueden ni siquiera percibirla. Cambió el concepto de propiedad. En las redes es difícil saber quién es el dueño de los bienes virtuales, muchos de los cuales son colectivos. La mayoría de los jóvenes quisiera trabajar en libertad, sin jefes, sin horarios, sin dogales impuestos por organizaciones verticales. No están muy interesados en acumular propiedades, no sueñan con tener estancias gigantescas. Prefieren viajar, más que para visitar Museos para encontrar “experiencias únicas”. Prefieren pequeñas marcas y productos que protegen el medio ambiente, estimulan el reciclaje y quisieran evitar la contaminación del mar. Por lo general sus actitudes son blandas, no irían a las montañas a luchar por sus ideas, pero las aprecian porque se integran en conjuntos que les proporcionan identidad. La Red alimenta el fanatismo. Algunos asumen actitudes ex t remas para defender tesis que creen “buenas”, a veces basadas en mitos y no admiten que sus adversarios puedan tener algún mérito. Persiste el enfrentamiento entre minorías militantes que copan la Red para imponer su verdad y una mayoría silenciosa que se expresa a veces.
aTodo ya. Cambió la velocidad de la vida. Todo se volvió conectividad e inmediatez. Todos los días se conecta a internet el 53% de la población mundial, 4 mil millones de personas. El 92% de ellos usa dispositivos móviles, el 85% permanece conectado un promedio de seis horas diarias. Las personas viven conectadas al vertiginoso mundo virtual y quisieran que la realidad tenga la misma velocidad. Les molesta hacer filas o que les digan que un producto está agotado porque sienten que todo debería solucionarse con un click.
Educación. Algunas universidades del tercer mundo luchan en contra del neoliberalismo o quisieran impedir la invasión norteamericana a Vietnam. No se han enterado que la guerra terminó y Vietnam prospera desde que implantó la economía de mercado. Las universidades ser ias tienen otros temas: cada cinco años producen, en casi todas las c ienc i as, más conocimientos y descubrimientos de los que antes se crearon en un siglo. Muchas estudian la conducta humana con nuevas herramientas, con información concreta y abundante que no existía hasta hace poco: los rastros que dejamos todos los días en cámaras, teléfonos inteligentes, dispositivos GPS, y otras herramientas de la Red. Internet permite producir, distribuir y utilizar información digitalizada en cualquier formato, y gran parte de la información del planeta está digitalizada.
Empresas. Hasta hace poco las empresas más ricas del mundo venían de la industria y la extracción de recursos naturales. En el 2000 la lista estuvo encabezada por Ford, General Electric, ExxonMobil. Después se incorporaron empresas financieras y de venta al retail, en 2013 las mayores fueron Apple, Exxon, Berkshire Hataway, Petro China, Walmart. Por primera vez apareció una que venía de la electrónica: Apple. En 2018 todas pertenecían a esa área: Apple, Alphabet, Microsoft, Amazon, Tencent. The Economist trae en la tapa de su último número el tema del crecimiento de los unicornios. Según el artículo, el valor de las cinco empresas tecnológicas norteamericanas más grandes aumentó en 12 meses US$ dos billones, equivalente a todo el mercado de valores de Alemania. Los unicornios son empresas nuevas, de base tecnológica, que han logrado cotizarse en más de US$ mil millones en poco tiempo, como Facebook, Twitter, Airbnb, Snapchat, Uber, We Work, Dropbox, y otras. En los últimos años surgieron en Latino
yamérica al menos diez unicornios: en Argentina OLX, Globant, Despegar, Mercado Libre y Auth0; en México Softtek, Kio Networks; en Chile Crystal Lagoons; en Brasil Totvs y B2W.
Los ecosistemas emprendedores son distintos en cada país, pero tienen cosas en común: se transforman todo el tiempo, promueven la innovación, la creatividad, buscan una proyección internacional y apuestan al talento. Una empresa emblemática es Mercado Libre, fundada por Marcos Galperin que estudió en Stanford, el corazón de Silicon Valley. Mercado Libre integra a más de 11 millones de vendedores y cuarenta millones de compradores, opera en 18 países y cotiza en la Bolsa de Nueva York, en alrededor de US$ 30 mil millones. Si la legislación y las actitudes negativas de ciertos dirigentes de la vieja sociedad no pusieran tantas trabas a las empresas tecnológicas, serían una gran herramienta para combatir el desempleo. Los unicornios generan un enorme movimiento económico, pero atraen la codicia de jugadores que quisieran asaltarlos.
En la próxima etapa los unicornios se duplicarán cada año, muchos
Todos los días se conecta internet el 53% de la población mundial, 4 mil millones de personas. El 92% de ellos usa dispositivos móviles
El mundo virtual no terminó con la realidad. El clickeo no reemplaza la prensa escrita el e-comerce no termina con los supermercados
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