JOVENES Y ESTADO
Que la familia se haya convertido en una institución en vías de extinción ya nos habla de una crisis muy grave a nivel social, pero que el Estado, que es el custodio ausente ya la vez receptor de las consecuencias que su incapacidad genera, no esté debatiendo con suma preocupación
“qué es lo que está sucediendo” y dejando que en los programas de TV los panelistas tomen la posta es doblemente grave.
En Bahía Blanca, un muerto y dos heridos gravísimos en un enfrentamiento entre barras de dos clubes de fútbol; en Nueva Chicago, violentos enfrentamientos entre miembros de la barra, con facas y varios heridos en la tribuna antes de comenzar el partido con Temperley; en Villa Gesell fue asesinado el joven Báez Sosa a manos de una manada humana; en González Catán, un hecho muy similar a este pero entre mujeres (también veinteañeras) que no produjo muertes de puro milagro. Ejemplos que nos muestran un nivel de violencia y odio difícil de explicar. Todo esto sucedió en los últimos diez días. Perdida la influencia de la familia en la formación de los niños y jóvenes, es la escuela (donde también se producen muchos casos de bullying) la que debería tomar las riendas asumiendo un rol más trascendente, dedicándole “horas de clase” a la concientización. Hay que reeducar a esos niños y jóvenes que llegan al colegio con hábitos de conducta tergiversados por una sociedad decadente como la nuestra. Hay que evitar la disgregación social.
Pero hay que ponerse a trabajar de una buena vez.
Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com