Arte de amar
Máquinas como yo Autor: Ian McEwan Género: novela Otras obras del autor:
Cáscara de nuez; La ley del menor; Operación Dulce; Solar; Sábado; Expiación; Amsterdam; Amor perdurable; Los perros negros; El inocente; Niños en el tiempo Editorial: Anagrama, $ 850 Traducción: Jesús Zulaika
Siempre hemos tenido, como especie, la extraña fascinación de crearnos un semejante. Mary Shelley dejó en su Frankenstein uno de los mas fascinantes testimonios de este berretín que ocasionó más desgracias que alegrías. Pero desde que la computadora Deep Blue en noviembre de 1997 le hiciera morder el polvo al mismísimo campeón del mundo Gary Kasparov, todo empezó a cambiar. El ajedrez, aquello que parecía ser exclusiva prerrogativa humana, no solo compuesto por la pura razón sino también plagado de emoción, astucia e intuición, resultó ser el insospechado camino para que la inteligencia artificial entrara a escena. Cabe, ahora más que nunca, la pregunta de Stephen Hawkings “¿Cómo podemos discernir si un ser tiene libre albedrío?”. La respuesta es que nos resultará imposible saberlo con certeza si el ente es grande y complejo.
Este es el esqueleto estructurante de la última
novela del británico Ian McEwan que se despliega contundente sobre un territorio ucrónico, el Reino Unido, en 1982, donde el científico Alan Turing, lejos de haberse suicidado, desarrolló la informática y la IA –y la biología la acompañó– al nivel de permitirnos construir nuestros propios androides (?), y también la Argentina gana la guerra de Malvinas y Margaret Thatcher tambalea en su sillón con una tasa de desempleo del 16%.
Charlie, un aburrido y frustrado pequeñoburgués citadino, en nombre de su curiosidad y poco más, invierte una fortuna para comprar a Adán, un androide experimental que recién empieza a comercializarse. Su vecina-amante, un niño y la situación política inglesa no le harán la vida fácil, y el libre albedrío de Adán mucho menos.
Sin perderse en falsos laberintos ficcionales, tan a la carta últimamente, McEwan también narra una historia de amor, desencuentros e intrigas que sirve como plataforma para hablar sobre las formas de amar que hoy nos atraviesan, sobre el constante ruido en el que nos encontramos inmersos y ayuda a empujar un poco la pared del capitalismo salvaje que siempre se tambalea pero nunca se cae, mientras el inefable Adán da clases de ética y escribe haikus.