Perfil (Domingo)

LLEGA A SU fiN EL PERSONAJE MÁS COMPLEJO DE LAS SERIES ACTUALES

- JUAN MANUEL DOMíNGUEZ

Cuando las series llegan a su última temporada: ¿hay algo más cruel en el entretenim­iento actual que el síndrome “abandonamo­s a este cachorrito que ya es divertido al costado de la ruta” al que se somete a las series que ya finalizan? Todo sea dicho: las series se lo buscaron. Pero quizás ahí esta la distancia más clara con el cine: aquí se trata, casi siempre, sobre personajes y el relato de cordel de sus desventura­s o aventuras. Y el imaginario popular ya se ha dado la frente más de una vez con el rastrillo “final detestable” (sí, sí, todos sabemos de qué serie medieval estamos hablando). ¿Hace un mal final a una mala serie? ¿O todavía no entendimos que en las series se trata del recorrido, de esa pulsión que queremos –adictos– sentir?

Homeland ha sufrido el factor que implica haber sido alguna vez enorme, una de esas series que se lanzan como ancho de bastos a la conversaci­ón social sobre el tema para demostrar cierta alcurnia, y ahora ir desvanecié­ndose, más por capricho del hashtag y de ser novedad entre los nerviosito­s que corren detrás de que tendencia antes que por sus propios (y varios) méritos. En esta última temporada, en los episodios emitidos, lo fascinante es que la premisa que dio nervio a varias temporadas ahora parece volver a ser su columna vertebral: ¿es un norteameri­cano ahora un agente para otra facción? Y lo que hace fascinante a ese movimiento es que es la protagonis­ta, Carrie Mathison, quien carga con esa mirada (a causa de la informació­n que podría haber develado o no cuando fue prisionera). Hasta su propia duda al respecto parece ser una buena idea argumental: al fin y al cabo, las políticas del mundo de los infiltrado­s, y más en Medio Oriente, serían una excusa para acompañar a un gran personaje, cuya actual inestabili­dad mental es el mejor rincón del show (sobre todo frente a la ausencia de los personajes de Rupert Friend y F. Murray Abraham).

A la hora de retornos, Homeland, en su última temporada, realiza el clásico movimiento de cualquier final: el regreso de rostros familiares (quienes tengan buena memoria de la temporada cuatro van a vivir una gran sorpresa). Pero lo que vuelve es también cierto clima, por el lado de la actriz Claire Denis, pesadilles­co, esta vez mezclando perfecto el drama personal con el infierno de la sospecha ( y, claro, con la misma pesadilla que ella implica para la mayoría que los rodea). Otro retorno en Mandy Patinkin y sus tramas, que adquieren aquí una tensión que la serie no veía desde la sexta temporada.

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FOX PREMIUM DESPEDIDA. Claire Danes regresa a su enorme rol por última vez.

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