VOLVER A UN CLÁSICO
— La novela y la película cubren temáticas amplias: redención, búsqueda de la identidad, lo innato versus lo adquirido; ¿cuál de ellas resonó más en vos?
—Hay un eje temático para el animal, para Buck, y otro para Thornton, mi personaje. La historia alrededor de Thornton tiene que ver con la redención, con reconectarse con su realidad emocional, y eso sucede a través de su relación con Buck. Mientras que Buck siente el llamado de la naturaleza, supera su historia doméstica anterior y encuentra su verdadera naturaleza entre animales salvajes, Thornton se enfrenta a todo aquello que lo llevó a dejar su hogar y a su familia en los Estados Unidos.
—La tecnología que se usó para darle vida al perro animado que te acompaña en el film es sorprendente, algo que parecía inalcanzable hace solo unos años…
—La tecnología cambió mucho. Me mostraron momentos de animación de esta película en los que me lo confundía con un perro de verdad. No puedo distinguirlo.
—No te es ajeno trabajar con imágenes generadas por computadora, ¿te agrada como actor?
—Me encanta contar historias. No me importa si detrás tengo una pantalla azul o un escenario real. Una de las cosas que hicimos, que creo que es importante, es que construimos sets físicos a lo largo de la película y podíamos ampliarlos más allá de la primera o segunda historia, y colocarlos en una locación en la que no habíamos filmado con la magia de las imágenes.