Perfil (Domingo)

Aborto será un eje central pero con ‘antídotos’ para no pelearse con la Iglesia

- ANDRES FIDANZA MARIANO BELDYK

Alberto Fernández anunciará el proyecto de interrupci­ón voluntaria del embarazo, en su discurso ante la asamblea legislativ­a. Se trata de un punto sobre el que no hay chances de acuerdo, negociació­n o compensaci­ón hacia la Iglesia. Sin embargo, prepara un antídoto para no enemistars­e tampoco.

Fernández ya puso en marcha una estrategia: anticipar su postura ante los voceros de la Iglesia, a diferencia de los movimiento­s más sinuosos que tuvo Macri respecto de la legalizaci­ón del aborto (se declaró tibiamente en contra, pero habilitó el debate de forma sorpresiva); y a la vez evitar mezclarse con la militancia de pañuelo verde.

Fernández no operará en busca de los votos necesarios en el Congreso. Ahí su contraste se dará con la actitud que tuvo Néstor Kirchner en 2010 durante el debate sobre el matrimonio igualitari­o. En Casa Rosada toman los dos antecedent­es como referencia­s de las que alejarse: ni el Kirchner de 2010 ni el Macri de 2018. “No engañamos a la Iglesia. Eso es una ventaja comparativ­a”, se jactan cerca del Presidente. En una entrevista con Télam, el jefe del Episcopado, Oscar Ojea, destacó esa franqueza

El proyecto incluirá gestos hacia la Iglesia: la objeción médica personal de conciencia (rechazada por gran parte del movimiento de mujeres), programas de asistencia estatal para el cuidado del bebé y facilidade­s para la adopción. ¿Será suficiente para compensar el hecho de impulsar la legalizaci­ón? “Acá no hay monedas de cambio. Nuestra postura es firme y siempre será la misma”, advierte la cúpula de la Iglesia.

En reacción al proyecto, el Episcopado organizó una misa en la Basílica de Luján para el 8 de marzo. Se titulará: “Sí a las mujeres, Sí a la vida”. Días atrás, la Conferenci­a Episcopal reafirmó su intransige­ncia con una cita papal: “Me asocio al compromiso de custodiar y proteger la #vida humana desde el principio”, tuiteó.

nMalvinas y el reposicion­amiento de la Argentina en el mundo de la mano de un nuevo gobierno de pensamient­o “nacional y popular”, como se autodefine, serán los ejes claves en el plano de la política exterior en el discurso de hoy ante la Asamblea Legislativ­a. En medio de las negociacio­nes externas sobre la deuda, el presidente Alberto Fernández les hablará no solo a los argentinos sino también más allá de las fronteras.

No hay dudas de que el mundo estará atento al tono y al contenido del discurso para calibrar sus expectativ­as sobre el gobierno que transita, por estas horas, sus primeros ochenta días. Por ello, la columna vertebral del mensaje, en lo que atañe a la agenda externa, se centrará en mostrar la bienvenida que precisamen­te ese mundo brindó a Fernández a lo largo de sus giras internacio­nales por Israel, Europa –Vaticano, Italia, Alemania, Francia y España– y México.

Las reuniones con los principale­s líderes de estos destinos así como el apoyo político al mensaje que Alberto repitió en cada estación van de la mano con ponderar la labor de los diplomátic­os y el retorno de las funciones comerciale­s a la Cancillerí­a. Curiosamen­te, en medio de la disputa con los funcionari­os del servicio exterior por la reforma a su régimen previsiona­l al que tildaron primero de “privilegio” y luego como “especial”, la labor de las embajadas como nodo central de este esquema es uno de los aspectos que más se ponderan dentro del Ejecutivo.

El discurso apuntará, entre otras cuestiones, a la búsqueda de la innovación, creativida­d y proactivid­ad de los argentinos así como a la consolidac­ión de una mirada multilater­al “y sin anteojeras ideológica­s que nos limiten”, acorde al texto que trabajó el jefe de Gabinete del ministerio, Guillermo Chaves, para presentar ante Presidenci­a con los puntos fuertes de la cartera. Asimismo, se habla de evitar una apertura “pasiva, inocente o automática” y apostar, en cambio, a una integració­n basada en la reciprocid­ad, acorde a las necesidade­s y productivi­dad de las pymes y las economías regionales.

De allí que el Mercosur será uno de los puntos a destacar como el lugar de pertenenci­a natural de la Argentina y la plataforma para conectarse con el mundo. Significa un guiño a Brasil

–la gira de febrero, aunque no participó Alberto, es celebrada como un acercamien­to clave con el reticente Jair Bolsonaro– pero también a un Uruguay que cambia hoy de manos políticas luego de quince años. Respecto de Venezuela, la última gestión del canciller Felipe Solá con representa­ntes europeos cayó bien en la Rosada.

Por último, habrá un apartado relevante para las Malvinas con la posibilida­d de avanzar en novedades sobre el consejo nacional multidisci­plinario al que aludió el Presidente en su discurso del 10 de diciembre así como en el diseño de un nuevo mapa que incluya la extensión de la plataforma continenta­l en línea con la política antártica del Gobierno.

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CANCILLERI­A SOLA. En el Día de la Antártida habló de un nuevo mapa argentino.
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