Perfil (Domingo)

“La reforma judicial que quiere impulsar Alberto es buena, pero no es suficiente”

El ex juez de la Corte duda de que el sistema acusatorio sea una solución. “El lawfare también lo hicieron algunos fiscales”, dice. Pide un régimen jubilatori­o autosusten­table.

- ANDRES FIDANZA

A los 80 años, Eugenio Zaffaroni no tiene filtros. El ex juez de la Corte Suprema opina libremente, aun cuando su voz resulte por momentos incómoda para el gobierno de Alberto Fernández, con el que Zaffaroni simpatiza. Así, propone sin vueltas reformar la Constituci­ón e intervenir la Justicia jujeña. “El que no tiene bozal es peligroso”, afirma.

—¿Qué opina del cambio en el régimen jubilatori­o de los judiciales?

—No soy especialis­ta, pero todo régimen especial debe ser autosusten­table. Nadie debe pagarle la jubilación al vecino. Debe solventars­e entre contribuye­ntes y beneficiar­ios. Si no es sustentabl­e, hay dos posibilida­des: se paga menos o se contribuye más. No son excluyente­s: quien quiere contribuir más, cobra más; quien no quiere, contribuye menos y cobra menos. Sería una solución racional.

—¿Cómo ve la dinámica de la Corte, con un presidente (Carlos Rosenkrant­z) aislado de los demás jueces?

—No tengo idea de lo que sucede en la Corte. Me imagino un clima bastante tenso y poco amigable.

—¿Qué cambió en Comodoro Py tras el triunfo de Alberto Fernández?

—Lo veo igual, no creo que nada haya cambiado mucho.

— Fernández quiere una reforma que profundice el sistema acusatorio y diluya el poder de Comodoro Py. ¿Cómo lo ve?

—Es bueno, pero no suficiente: el lawfare argentino no lo hicieron solo algunos jueces, sino también algunos fiscales.

—¿En Argentina hay lawfare o hay lawfare y a la vez bolsos de López, como dijo Juan Grabois?

—Hay lawfare y a la vez un señor que nos dijo que nos habían engañado al creernos con derecho a vacaciones, aguinaldos y tarifas baratas, pero que dio 350 millones de crédito a una empresa fallida y que ahora dice que lo hizo por orden de un presidente, cuando él encabezaba una entidad autárquica, cuyo patrimonio comprometi­ó en ese negociado.

—Se refiere a Javier González Fraga y Vicentin.

—Sí. También hay testigos protegidos que reciben dinero por la protección, pero que todo el mundo sabe dónde viven.

— ¿Cuáles son los presos políticos de la Argentina y por qué los define así?

—No quiero perderme en cuestiones semánticas: tenemos presos que no deberían estar presos, llámense como quieran. Esta es la cuestión. Y no es un problema solo para los presos, sino para todos. Si hay presos que no deben estar presos, y lo están por orden judicial, mañana podemos estar presos vos o yo.

—¿Qué propone entonces?

—Es un escándalo inconstitu­cional que de alguna manera hay que resolver. Es un agujero de inconstitu­cionalidad en nuestra institucio­nalización que debe cubrirse con garantía del Estado de derecho y los habitantes.

—¿Es necesario reformar la Constituci­ón?

—No creo que mañana podamos reformar la Constituci­ón, pero te pregunto dos cosas: ¿Te parece correcto que cada juez pueda decidir que una ley es constituci­onal o inconstitu­cional, sin importarle la jurisprude­ncia de la Corte? ¿Funciona una Constituci­ón que permite a una persona que gana una elección por un punto contraer deudas que debemos pagar todos por miles de millones de dólares?

—¿No hay un riesgo ahí de judicializ­ar la política por izquierda, digamos?

—No me vengan con que quiero imponer una Constituci­ón chavista o esas idioteces. Díganme si en Europa, Canadá o Estados Unidos esto pasa. Solo aquí pasa. Si me permiten una expresión poco académica, déjense de joder y pensemos un Estado de derecho normal, ni siquiera ideal. No tenemos menos neuronas que los europeos o norteameri­canos, es cuestión de usarlas sin inventar la pólvora.

— Un senador kirchneris­ta presentó un proyecto para intervenir el Poder Judicial en Jujuy. Usted sugirió algo parecido. ¿Es viable?

—Si me preguntás si es viable constituci­onalmente, el artículo 5º de la Constituci­ón garantiza a las provincias su autonomía y, entre sus condicione­s, establece garantizar su administra­ción de justicia. Es obvio que, más allá de la vulgar clonación y reproducci­ón de juicios y de los testigos comprados, después de lo que declaró la presidenta del Supremo jujeño, a quien sus propios pares sacaron de la presidenci­a, y de la catarsis telefónica de uno de sus miembros, el escándalo es total. La razón de la prisión de Milagro Sala y sus compañeros queda confesada y correspond­e la intervenci­ón federal al Poder Judicial.

—¿Políticame­nte es viable?

—Políticame­nte, no lo sé.

—¿Qué le parece la postulació­n de Daniel Rafecas para la Procuració­n?

—Muy buena, excelente. Es un tipo correcto, lo que no es poco, y sabe derecho.

—En el kirchneris­mo algunos lo consideran inconvenie­nte. Sobre todo los que buscan ir hacia un gobierno de centro. ¿Qué piensa?

—Derecha, izquierda y centro me parecen ideas vacías. En Latinoamér­ica la opción desde nuestra independen­cia es soberanía o colonialis­mo. No sé si alguien me considera inconvenie­nte, pero no debe ser por eso, sino por algo común en la política: el que no tiene bozal es peligroso. Y yo no tengo bozal por la edad, por la carrera académica y por no andar buscando cargos. Ese podría ser el problema para algunos.

“Tenemos presos que no deberían estar presos. Es un escándalo inconstitu­cional.”

“El que no tiene bozal es peligroso.

Yo no tengo y eso puede ser un problema.”

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FOTOS: CEDOC PERFIL SUPREMO. A los 80 años, no se guarda nada. Vuelve a insistir con una reforma constituci­onal y la intervenci­ón al Poder Judicial jujeño.

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