Para el líder talibán, es una “victoria”
Estados Unidos y los talibanes firmaron ayer, tras un año y medio de complicadas negociaciones, un histórico acuerdo en Doha, Qatar, que prevé la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y abre las puertas a una negociación de paz que podría poner fin a la guerra más larga en la historia norteamericana.
Entre aplausos y gritos de “Allahu Akbar (Dios es el más grande)” de algunos asistentes, el negociador estadounidense, Zalmay Khalilzad, y el jefe político de los talibanes, Abdul Ghani Baradar, rubricaron el texto en la capital qatarí en presencia del secretario de Estado, Mike Pompeo, y de representantes de unos treinta países, pero no del gobierno afgano, quien sí envió una pequeña delegación para una “primera toma de contacto” con los talibanes, que llegaron a Qatar con una delegación de 31 miembros.
Si los términos del pacto se respetan “nosotros y el resto de la comunidad internacional reunidos aquí estamos dispuestos a hacer gestos recíprocos”, dijo Pompeo, que rechazó calificar la firma del acuerdo como “una victoria”.
“Sé que habrá tentaciones de declarar la victoria, pero la victoria para los afganos solo se conseguirá cuando puedan vivir en paz y prosperidad”, afirmó el secretario de Estado, para quien “la victoria para Estados Unidos solo se habrá logrado cuando los estadounidenses y nuestros aliados no tengan que temer una amenaza terrorista de Afganistán”.
“Debido al acuerdo por el que nuestro pueblo está contento, y lo celebra, hemos interrumpido todas nuestras operaciones militares en el país”, declaró por su parte Zabihullah Mujahid, un portavoz de los insurgentes en Kabul.
Compromisos. El texto no es un acuerdo de paz propiamente dicho porque las autoridades afganas, ellas mismas divididas tras unas criticadas elecciones presidenciales, han quedado por ahora al margen de estas conversaciones.
Sin embargo, Estados Unidos se compromete en el documento a iniciar el retiro del país de sus tropas, que pasarán de los 13 mil soldados actuales a 8.600 en los próximos 135 días, con el objetivo final de que no quede ningún soldado estadounidense en Afganistán en un plazo máximo de 14 meses.
Por su parte, los talibanes se comprometen a poner fin a sus ataques y a iniciar negociaciones de paz con el gobierno afgano, que se prevé comenzarán el 10 de marzo, probablemente en Oslo, y a cortar sus lazos con Al Qaeda.
“Los talibanes no autorizarán a ninguno de sus miembros, a otros individuos o grupos, como por ejemplo Al Qaeda, a usar el territorio afgano para amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados”, dice el texto.
Como muestra de buena voluntad de todas las partes, hasta “5 mil prisioneros (de los talibanes) y mil prisioneros del otro lado (fuerzas afganas) serán liberados, coincidiendo con el inicio de la negociaciones afganas”,
El líder de los talibanes, el emir Hebatulá Ajundzada, calificó como una “victoria” el acuerdo firmado con Estados Unidos, y adviritió a sus combatientes que no respetar los compromisos asumidos sería “un gran pecado”, aunque les advierte que deben “mantener su preparación para el combate”. “Esta victoria es la victoria colectiva de la nación musulmana y combatiente entera, de nuestros hermanos y hermanas que han realizado sacrificios monumentales y extraordinarios de vida y bienes durante casi dos décadas”, afirmó Ajundzada tras la histórica firma. El líder talibán, proclamado emir del emirato islámico de Afganistán, afirma el texto del acuerdo.
Al Qaeda. Afganistán se convirtió en la base de Al Qaeda tras la victoria de los talibanes en 1996, y a partir de ese territorio la organización que lideraba Osama bin Laden orquestó los atentados del 11 de septiembre de 2001, que precipitaron la destaca que el Acuerdo para el Fin de la Ocupación “debe ser respetado por todos los mujaidines y afganos. El islam no tiene cabida para traición y deslealtad y considera estos actos como un gran pecado”, advirtió. Subraya también la disposición a “mantener relaciones bilaterales positivas con el mundo” y menciona en especial a los países vecinos. “El emirato islámico está comprometido con el principio de relaciones amistosas con sus vecinos”. Ajundzada expresa finalmente sus felicitaciones “a los mujaidines, a las familias de los mártires, a los presos, a los heridos, a los mutilados, a los desplazados y a la nación en su conjunto por este tremendo logro”.
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