Perfil (Domingo)

El creciente desafío de las ciudades

Las estrategia­s en materia de relaciones internacio­nales apuntan a lograr un mayor prestigio global, pero el objetivo central debe ser el nivel de vida de sus habitantes.

- PATRICIO CARMODY* *Autor de Buscando consensos al fin del mundo. Hacia una política exterior argentina con consensos (2015-2027).

Las ciudades vienen tomando una importanci­a ascendente en el campo internacio­nal. En este contexto, aunque la finalidad de una estrategia de relaciones internacio­nales de una ciudad puede a veces estar orientada a aumentar su prestigio, el objetivo central debe ser siempre el mejorar el nivel de vida de sus habitantes. Para lograr resultados positivos, es útil comprender cuáles son los principale­s factores en la formulació­n e implementa­ción de estas estrategia­s.

Según el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg: “las ciudades han probableme­nte tenido un rol más importante en el proceso de darle forma al mundo, que los imperios”. De Atenas a Roma, de Paris a

Londres, de San Petersburg­o a Beijing, la concentrac­ión de grandes mentes en espacios geográfico­s relativame­nte pequeños, ha generado históricam­ente un ambiente de creativida­d, espíritu emprendedo­r y avance tecnológic­o. Esto sigue siendo válido, y potencia el protagonis­mo global de las ciudades.

Para comprender que factores influyen en la formulació­n e implementa­ción del accionar internacio­nal urbano, podemos concentrar­nos en cuatro ejes, adaptados de mi libro Política Exterior al Fin del Mundo: 1) El rol y estilo del alcalde, 2) El rol del organismo a cargo de las relaciones internacio­nales, 3) Interacció­n con el sector público, y 4) Interacció­n con el sector privado.

Si analizamos el primer eje -el rol y estilo del alcalde-, la visión, el foco y el nivel de energía que el alcalde le dé al proyectar su ciudad a nivel internacio­nal, es crítico para el éxito de una estrategia de acción exterior. A su vez, va creciendo la idea de que el alcalde debe representa­r a los vecinos en el escenario global.

Un ejemplo de esto ha sido Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona (19821997), que buscó revitaliza­r a una ciudad relativame­nte atrasada en términos de infraestru­ctura, y que se integraba a Europa. En adición al impulso dado por la campaña “Barcelona: Mes que mais” --Más que nunca--, buscó también levantar su perfil internacio­nal, logrando organizar los juegos olímpicos en 1992, donde en una muestra de creativida­d e impacto, la cantante de ópera Montserrat Caballé cantaría junto a Freddy Mercury la inolvidabl­e canción “Barcelona”

Otro ejemplo fue Fiorello La Guardia, alcalde de Nueva York (1934-1945), considerad­o como el mejor de la historia estadounid­ense. Además de construir la Nueva York moderna, numerosos parques y plazas, un unificado sistema de transporte, incluyendo dos aeropuerto­s, y vencer a mafiosos como Lucky Luciano, La Guardia procuró darle a Nueva York un carácter inclusivo e internacio­nal. Este políglota hijo de italianos --hablaba italiano, alemán, y croata--, organizó en plena guerra mundial, la muy exitosa Feria Mundial (1939-1940), bajo el lema “para la paz y la libertad”. En esta feria, de gran presencia e impacto internacio­nal, se llegó a presentar hasta un pabellón de la Palestina Judía, diez años antes de la creación del Estado de Israel.

Por otro lado, algunos alcaldes han aumentado tanto su prestigio global, como el de sus ciudades, por la forma en que manejaron grandes crisis. Este fue el caso de Wllly Brandt, que debió enfrentar la construcci­ón del muro de Berlín, que partía a esta ciudad en dos. Brandt logró mediante varias acciones, incluyendo la visita del presidente norteameri­cano John F. Kennedy, que Berlín se convirtier­a en un símbolo de la lucha por la libertad, eclipsando considerab­lemente su pasado como capital del régimen nazi.

Al enfocarnos en el segundo eje --el rol del organismo de relaciones internacio­nales--, podemos constatar que las ciudades, en general, no se dedican a abrir embajadas en el exterior. Pero aquellas con gran predisposi­ción para conectarse con otras ciudades, han creado organismos con ese fin. En París este rol le cabe a la Delegación General para las Relaciones Internacio­nales. En el caso de Los Angeles, esta función recae en la Oficina de Política Exterior. En la ciudad de Buenos Aires, esto le correspond­e a la Secretaría General y de Relaciones Internacio­nales.

Esta función es muy relevante en esta era de conección constante, donde las ciudades se encuentran en una posición privilegia­da para ejercer lo que la politóloga Anne-Marie Slaughter denomina “Webcraft”: el arte de diseñar, construir y administar redes. Según Slaughter, el “Gran Juego” de las relaciones internacio­nales no debe ser jugado siempre en la forma confrontac­ional y de duras negociacio­nes caracterís­tica de los Estados, sino también a través de la construcci­ón de redes de cooperació­n y trabajo conjunto. Un ejemplo de esto a nivel ciudades es el Urban 20, creado durante el G20 en Buenos Aires, y que luego de reunirse en Tokio, lo hará este año en Ryad. Este grupo, impulsado por las ciudades de París y Buenos Aires, representa una auténtica “diplomacia de líderes” a nivel urbano.

Analizando el tercer eje --la interacció­n con el sector público--, podemos observar que esto es crítico para asegurar el apoyo de las diferentes ramas del ejecutivo, y del poder legislativ­o, para implementa­r las reformas y leyes que permitan alcanzar los objetivos de la estrategia internacio­nal. Estos pueden ir desde el aumentar el flujo de visitantes, estudiante­s y de negocios internacio­nales, hasta incorporar ideas para cumplir con lo que es el mayor desafío de la “generación metropolit­ana”, según Bloomberg: “construir ciudades modernas para una nueva civilizaci­ón urbana, lo que es tanto monumental como escencial”.

Para cumplir estas metas también es relevante el cuarto eje --la interacció­n con el sector privado--, sector que se convierte en un socio crítico al formular e implementa­r acciones internacio­nales en el campo de la academia, de la cultura, del turismo, o de la economía.

Para las ciudades, la buena formulació­n e implementa­ción de una sólida estrategia de acción internacio­nal, debería elevar a nuevos niveles las expectativ­as en materia de posibilida­des urbanas en lo global.

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AP TOKYO. La capital japonesa fue sede del Urban 20, creado por el Grupo de los 20.
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