Crónica de una fábrica recuperada que resistió su desmantelamiento
Los trabajadores de la cooperativa, que producen monturas de cuero de primera calidad para caballos, lograron suspender el remate de las máquinas que usan.
“Todos los compañeros estamos súper contentos porque pudimos frenar el remate. Ahora vamos a poder seguir trabajando”, dijo orgulloso Pedro González, presidente de la cooperativa de trabajo Talar Coop Latinoamericana. Es que “gracias a la solidaridad de los vecinos y compañeros de otras cooperativas”, como él afirma, los 16 trabajadores de la fábrica recuperada que produce monturas de cuero para caballos lograron frenar la subasta de sus maquinarias, prevista para el viernes 21 de febrero que había sido gestionada por los antiguos dueños de la ex empresa Jocri SA.
El jueves 20 a la mañana, día estipulado para la muestra de las maquinarias, cooperativistas y vecinos en apoyo a los trabajadores se movilizaron frente a la fábrica. Esto no solo provocó que quienes pretendían comprarlas se fueran sin ingresar al inmueble, también hizo que se presente Juan
Manuel Valdés, legislador de la Ciudad de Buenos Aires, quien enseguida se solidarizó con el reclamo.
Junto a Luis Alberto Caro, abogado de la cooperativa y presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperios por los Trabajadores, el legislador del Frente de Todos firmó el proyecto de Ley de Expropiación. Gracias a este mecanismo legal, la jueza Vivian Fernández Garello tuvo que dictar la suspensión del remate.
“La Ciudad Autónoma de Buenos Aires cederá, a título oneroso, los bienes objeto de la expropiación, con cargo de continuar con la explotación de las unidades productivas y con la consecución de sus fines solidarios, autogestiona
y cooperativos a la Cooperativa de Trabajo Talar Coop Latinoamericana Limitada”, dice el Artículo 2 del proyecto firmado por Valdes y redactado por el doctor Caro.
El conflicto. El 1º de mayo de 2017, mientras los 54 empleados de la empresa Jocri SA, festejaban su día, su jefe Jorge Canave les informó que había presentado la quiebra. A la mañana siguiente, cuando los trabajadores llegaron a la fábrica de monturas de cuero para caballos, ubicada en la calle Montenegro 1369 del barrio porteño de Villa Ortúzar, encontraron las puertas soldadas. Lejos de resignarse y volver a sus casas, tomaron la fábrica y comenzaron su lucha.
Al momento de la quiebra, la empresa producía unas mil monturas por mes que eran comercializadas en Europa a 400 dólares. El inmueble era propiedad de la empresa Hyppoleder, que vendió su patrimonio a la empresa Aymara S A, radicada en Paraguay. Los trabajadores denunciaron un vaciamiento y una quiebra fraudulenta en el Juzgado en lo Criminal y Correccional Nº 53 de Capital Federal.
Luis Alberto Caro explica la situación. “Es un vaciamiento de la empresa, no es que vino la quiebra por problemas económicos. La cuestión clave fue la venta del inmueble de Hyppoleder a Aymara, porradas
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