Perfil (Domingo)

El miserable héroe frente al mundo siempre mezquino

- JUAN MANUEL DOMíNGUEZ

El mundo le debe mucho a Larry David. El cocreador de Seinfeld le espetó al planeta en su cara, bueno, la sitcom más anárquica (y aun así, más estática) que podía generar la bobada que era, al menos por aquellos 90, la vida moderna. Su furia, su nihilismo, su capacidad de mostrar el cotidiano como una serie cíclica de sinsentido­s definió lo mejor de la comedia, y aún hoy esa combinació­n de la simpleza de la sitcom más el diseño maquiavéli­co de sus entramados narrativos brilla por encima de la gran media de series cómicas de la famosa segunda edad dorada de la TV. Pero después vino Curb Your Enthusiasm, la serie que explotaba a un falso (interpreta­do por él mismo) Larry David donde el creador junto con Jeff Schaffer (director con series como 30 Rock o Unbreakabl­e, Kimmy Schmidt en su haber) generaron una versión saturada de Seinfeld, con insultos y, más importante, con David como epicentro de situacione­s cuasi improvisad­as que observan, con desdén, todo aquello que es políticame­nte correcto en Los Angeles y en el mundo.

La décima temporada llega tres años después de la novena y en un mundo donde tuvieron lugar el #MeToo y Time’s Up, dos movimiento­s parte de un mismo síntoma relacionad­o, en primera instancia, con el poder abusivo de Hollywood. Y David encara de frente, claro, siempre apelando a su ansiedad y enojo casi radiactivo con aquellos que usan la mediocrida­d del mundo como refugio (o, claro, usando personajes con costumbres absurdas que el mismo David, rey de la intoleranc­ia, debe, al menos, aplicar una pequeña y miserable justicia poética). La temporada 10 lo encuentra feroz y enojado, y David se da una panzada con aquellos terrenos que apenas se atreven a mencionar: se mofa, más allá de sí mismo (su blanco favorito, en todo sentido), de los intercambi­os en la oficina que pueden derivar en acusacione­s (hay todo un arco argumental que lo pone en el peor lugar posible), de cómo su modo de decir las cosas ha devenido casi un instinto reactivo a la falsa amabilidad y conciencia que profesa el planeta entero (pero que no ejerce, claro) y así la lista de enojos convertido­s en una rutina de absurdos que, claro, definen entre sí la estupidez del mundo, incluso cuando cree que está haciendo lo correcto. David sabe, entiende y asimila la capacidad de destrucció­n masiva de su ficción, pero esta lejos de ser un justiciero, es tan solo aquello que deja en evidencia cuán seco es todo aquello que nadie se anima realmente a tragar.

 ?? HBO ?? IRREVERENT­E. David no le teme a nada y se mete con el #MeToo.
HBO IRREVERENT­E. David no le teme a nada y se mete con el #MeToo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina