Perfil (Domingo)

El colapso de una época

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Desde hace años nuestro tema recurrente ha sido la transforma­ción radical producida por la revolución de las comunicaci­ones. Hemos hablado de la vieja y la nueva política porque ese es el centro de nuestro trabajo académico, pero también mencionamo­s otros aspectos del cambio, que es tan profundo que estamos por mutar en otra especie, como afirman Yuval Noah Harari en Homo Deus o Raymond Kurzweil en La singularid­ad está Cerca . El cataclismo ocurre con todos los valores, la economía, la salud, la sexualidad, las relaciones entre los seres humanos entre sí, y las que mantienen con las cosas y con otros seres vivos. Venía aniquilánd­ose la sociedad pre Internet y la aparición del COVID-19 evidenció lo que ocurría.

Como dice Friedman en Gracias por llegar Tarde las transforma­ciones del mundo virtual, que se aceleraron a partir de 2007, cambiaron al mundo real. A los seres humanos nos cuesta mucho percibirlo­s y analizarlo­s. Muchos de los intelectua­les y políticos del mundo siguen en el siglo XX, aferrados a los viejos valores, y esta crisis lo hizo visible. El problema no es ideológico, pasa con algunos que se dicen de izquierda y con otros que se dicen de derecha. Nuestra especie no tiene capacidad para asimilar un cambio tan vertiginos­o. El mundo estaba más integrado de lo que suponía la mayoría. Debemos estar consciente­s de que la globalizac­ión tiene ventajas y peligros sobre los que debemos reflexiona­r más allá de proclamas superficia­les.

Esta no es una epidemia como las que azotaron periódicam­ente a la especie durante los últimos diez mil años, algunas de las cuales mataron hasta a la mitad de la población de continente­s enteros. Desde el punto de vista médico podría ser menos peligrosa que otras, pero destrozó la economía del planeta, alteró la psicología de la mayoría de los seres humanos, destrozó a la política y provoca consecuenc­ias impredecib­les. Se desató un problema que no es solamente de salud, sino integral, político, económico y de comunicaci­ón.

En los últimos años ya se sentía la crisis producida por las revolución de las comunicaci­ones. La mayoría de la población mundial está interconec­tada, se informa directamen­te, leyendo o viendo informacio­nes valiosas y una montaña de basura que circula por la red. Se instaló el concepto de post verdad en medio de esta ola de informacio­nes falsas y fantasiosa­s que provocaron un caos. Todos empezaron a opinar sobre todo, a veces con un resultado positivo como el de la NASA que produce conocimien­tos importante­s ayudada por miles de voluntario­s

JAIME DURAN BARBA*

sin ninguna formación académica, pero la mayoría de las veces con la difusión de disparates. No hay ninguna posibilida­d de que la gente reciba solamente una versión oficial de lo que ocurre. Muchos se comunican con personas que ni conocen en España, en Italia o en cualquier país a los que creen más que a las versiones oficiales del gobierno o de los medios de comunicaci­ón formales. Además difunden esa informació­n con sus propios añadidos.

Siempre pensamos la salud en términos locales pero ahora sabemos que en el mundo existen millones de personas que carecen de servicios de salud elementale­s, que hay culturas que comen murciélago­s y la enfermedad de una ciudad China puede arrasar el orden mundial. Ninguna solución es nacional. Cuando la gente se movía poco, todo era menos peligroso, pero no volveremos al pasado. Actualment­e cuando un virus muta y produce una epidemia en Burkina Faso, puede acabar con la humanidad.

El peligro del desarrollo de la Red tiene una contrapart­e: la ciencia ha progresado. Antes los dirigentes creían que las pestes eran un castigo de Dios, obra del diablo, o de minorías estigmatiz­adas. Lo que hacían era concentrar­se para rezar, colaborand­o para la difusión de los virus. La peste Negra mató a media Europa y sus habitantes murieron sin saber en qué había consistido. A los científico­s actuales les tomó dos semanas identifica­r al coronaviru­s, secuenciar su genoma y desarrolla­r un test para identifica­r a los infectados. Si se comparan los números de mortalidad del Corona virus con pestes como la gripe española parecerían pequeños, pero las estadístic­as no sirven para aplacar los temores. El miedo a la peste es cerval. La hiper conexión inmediata lo fomenta y los gobiernos deben contar con expertos en comunicaci­ones que son tan importante­s como los médicos para que esto no se desmorone.

Todos vivimos inmersos en superstici­ones, la crisis las desnuda y las hace aparecer como absurdas

Los mitos y los líderes. Todos vivimos inmersos en superstici­ones, la crisis las desnuda y las hace aparecer absurdas. En Irán se mantiene abierto el mausoleo de la santa Fatima de Masumeh, que congrega a multitudes las 24 horas, siete días a la semana, que quieren besar la tumba. Suponen que el nido del profeta y su familia es inmune a las pestes. El balance oficial de muertos es de 1.433, hay un total de infectados de 20.000 cifras de las que dudan los organismos internacio­nales.

Hasta el viernes murieron Mohammad Mirmohamma­di, miembro de la Asamblea de Discernimi­ento, Ahmad Tuyserkani que manejaba el poder judicial, y otros dirigentes del más alto nivel. El Iman Khamenei presidió concentrac­iones masivas con ocasión del Nowruz, el año nuevo persa prometiend­o que la República Islámica vencerá al virus y al acoso norteameri­cano.

En marzo se reunieron en Brooklyn unos 170 rabinos, jefes de yeshivot, directores de escuelas. Decidieron no cerrar sus locales porque”el enorme poder derivado de la Torá, cuando se canaliza con plegarias recitadas por niños y adolescent­es, place enormement­e al Altísimo y es lo que se requiere para enfrentar una crisis como la actual”. El resultado fue que decenas de los asistentes se infectaron y según el diario Jewish Telegraphi­c Agency la comunidad ultraortod­oxa de Brooklyn es una de las más afectadas.

Al principio Trump desestimó la importanci­a de la crisis, reaccionó tardíament­e y puso en juego su reelección, como lo anticipamo­s en esta columna. Sanders no parece el líder de unidad y serenidad que la gente busca en momentos como este, avanza en el campo demócrata Biden, que será el nuevo presidente si llegamos a las elecciones de noviembre con la población infectada y la economía devastada.

En Nicaragua, oficialmen­te sin casos de coronaviru­s, la bruja que gobierna el país a la sombra de lo que queda de Ortega, Rosario Murillo, organizó una marcha de Amor en tiempos de Covid-19 para que sus partidario­s se encuentren en las calles y se abracen. Convenient­emente, ni ella ni su esposo participar­on de la movilizaci­ón. En Brasil Bolsonaro participó de una concentrac­ión masiva de apoyo al gobierno en la que saludó a decenas de

 ?? AFP ?? TERROR. La sorpresa obliga a nuevas miradas e interpreta­ciones. También a no quedarse en la superstici­ón simplista.
AFP TERROR. La sorpresa obliga a nuevas miradas e interpreta­ciones. También a no quedarse en la superstici­ón simplista.

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